1-1 | Temporada mediocre, ensayo mediocre para el Deportivo

Solo pudo empatar de penalti al Pontevedra, ya descendido, en un duelo que era una prueba para el ‘play off’ y que, por momentos, pareció un amistoso de verano | En vilo por la lesión de Quiles - Espera el Castellón

Pontevedra -Deportivo

Pontevedra -Deportivo / RCD

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Quien creyese que De la Barrera venía con una varita para arreglarlo todo que vaya buscando la magia en otro lugar. Y no por él, ni por su intención de darle una vuelta al Dépor, de revivirlo, es que hay males profundos, de calado que, de momento, parecen lejos de arreglarse. Y no queda tiempo. El Dépor ha vivido una temporada más que mediocre a domicilio y el desenlace no fue mucho mejor. Acabó empatando (1-1) y hasta pudo ganar, pero se esperaba que diese otra imagen antes de la fase decisiva y cuando se jugaba algo y su rival, nada. Era aguardar demasiado del Deportivo. El desgraciado colofón fue la lesión de Quiles, por el que se teme lo peor. En vilo la afición blanquiazul de cara al play off que arranca en una semana en Riazor ante el Castellón de Granero, Salva Ruiz y Calavera. Le pasa de todo.

Pegaba el sol en Pasarón, los dos equipos no se jugaban prácticamente nada y pensaban más en el futuro que en el presente. No era un partido de verano, pero lo parecía. Rubén de la Barrera se afanó en decir en la previa que para el Dépor era el primer duelo de los play off. De las palabras a los hechos... La primera señal fue el once titular. Entre las precauciones y el deseo de tener a todos activos de cara a la fase decisiva de la temporada, el técnico coruñés hizo siete cambios. Solo repetían Mackay, Trilli, Yeramay y Lucas Pérez. Los dos fijos y los dos que necesitan rehabilitarse. Era el momento de preservar a los apercibidos (Mario Soriano, Kuki o Lapeña) y al tocado (Pablo Martínez) y de guardarse a intocables como Álex y Villares. El que aparecía señalado en rojo, aunque no lo estuviese en realidad, entre los once elegidos era Mella. De no contar nada a titular en quince días. Hay un técnico en el banquillo que de momento se atreve, en las próximas semanas se sabrá si sigue firme cuando los rivales suban el nivel y aumenten la exigencia y las urgencias aprieten.

Pontevedra -Deportivo

Pontevedra -Deportivo

Más allá de los nombres, tuvo más incidencia la apuesta táctica. Lucas estaba menos acompañado en punta y bajaba a recibir para combinar y dar vuelo a Yeremay y Mella. Era un Dépor de más centrocampista, menos vertical. Control antes que vértigo. No funcionó. También es cierto que apenas sufrió, salvo por las cabalgadas de un Álex González por la izquierda que le dio la tarde a Trilli. El canterano va poco a poco cogiendo la forma. Existe la seria duda de si llegará en condiciones al play off. Necesita esprintar y no le queda tiempo.

Mientras el Pontevedra se animaba y casi no se distinguía quien peleaba por ascender y quien estaba descendido desde hace semanas, las pocas incursiones de peligro medio se generaban por la izquierda y partían casi siempre de la conexión Yeremay-Lucas. Tocaban, estaban sueltos. Pero faltaba verticalidad y, sobre todo, presencia en el área. Dio la casualidad de que, a pesar de parecer desconectado del juego (tampoco le ayudaba que Trilli tenía la orden de no subir en exceso), David Mella fue el que protagonizó la oportunidad más clara de la primera mitad. Recortó hacia dentro y su latigazo se inscrutó en la base del palo corto. Minuto 35, pudo llegar el 0-1. No fue así.

El Deportivo salió tras el descanso sin excesiva activación, como llevaba todo el partido, como lleva toda la temporada fuera de casa. Eso sí, el Pontevedra no tardó nada en pegarle una buena sacudida. Si el partido iba de costumbres, tampoco faltó el gol de Brais Abelenda a los blanquiazules. Se libró de Raúl Carnero en la banda y la coló inalcanzable para Mackay. 1-0, minuto 49. Ni ante uno de los descendidos.

No fue automático, pero llegaron los cambios en el Dépor, llegó Quiles al campo. Sus primeros minutos fueron de revolución, de aire fresco. Tuvo varias oportunidades, una al palo. Otra Yeremay, que siempre está listo para sumarse a la fiesta. El Dépor parecía otro. Como hace una semana, le sentaba bien tener a Lucas Pérez más asistido y más futbolistas por delante. Juan Señor movió rápido el banquillo para sentar a Yelko Pino y dar entrada a Ángel Bastos. Frenó la avalancha, aunque el Dépor sí siguió atacando. No muy convencido ni con excesiva tensión, pero lo intentaba. Mucha falta lateral y balón parado, sin premio, sin tino para sacar réditos de esas jugadas.

Acabó el Dépor sin pena y ni gloria su temporada regular a domicilio. Mediocre, como todo el ejercicio fuera. Solo en Riazor parece un equipo. Le espera el play off de ascenso y no solo jugará en A Coruña. ¿Está a tiempo de cambiar? Ni siquiera le ayuda la enfermería. El susto de Quiles fue tremendo, aún hay mal cuerpo.