El pacto exigió siete horas de reunión

Las internacionales, excepto Mapi León y Patri Guijarro, aceptaron seguir en la convocatoria

Sergio R. Viñas

Nunca una cumbre decisiva en el fútbol español había sido tan larga. Siete horas —hasta bien entrada la madrugada— en una sala del Oliva Nova Hotel Beach & Golf, un complejo de cuatro estrellas en la ciudad valenciana que lleva por nombre, valieron para acercar posturas entre todas las partes en la mayor crisis de la historia de la selección. El tiempo dirá quién ha salido vencedor de esta guerra.

Todo arrancó pasadas las nueve de la noche, cuando la expedición azulgrana formada por ocho futbolistas llegó al hotel de concentración, después de un retraso de dos horas en su vuelo a Valencia. Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes, se había desplazado a Oliva para “estar al lado de las jugadoras, escucharlas y buscar soluciones”.

Empezó el cónclave con el presidente del CSD, las jugadoras, la seleccionadora, Montse Tomé; Ana Álvarez (directora de fútbol femenino) y Rafa del Amo (vicepresidente de la RFEF). Después, Francos quiso quedarse únicamente con las futbolistas y Amanda Gutiérrez, la presidenta de Futpro, sindicato mayoritario. Finalmente, las jugadoras hablaron con Tomé. Fue un pulso en toda regla. Las jugadoras ya habían llegado con la intención de irse, descontentas por tener que acudir forzadas a la concentración, pero muchas querían negociar. Durante unas horas hubo mucha tensión y la RFEF seguía enrocada. Hasta muy tarde la decisión de muchas jugadoras era la de abandonar la concentración, algo que, según expusieron más tarde Francos, Del Amo y Gutiérrez, se les había dicho que no iba a comportar una sanción.

Fue entonces cuando la RFEF se vio contra las cuerdas y, presionada por el CSD, comenzó a plantearse ceses de personas concretas y de forma inmediata, que comenzaron con el de Andreu Camps ya por la noche de ayer. Lo que cambió por completo la decisión de casi todas las jugadoras es que sintieron por primera vez que tenían garantías de la junta gestora encabezada por Pedro Rocha de que los despidos y cambios estructurales que pedían se iban a producir de forma inminente y que no eran promesas que podían quedar en el aire.

Acordaron la creación de una comisión mixta, formada por una representación de las jugadoras, de la RFEF y con presencia del CSD, para revisar la ejecución de los cambios, que tendrán que verse reflejados en el organigrama del fútbol femenino y que incluirían una serie de puntos para mejorar la profesionalidad de la selección y el trato igualitario de condiciones y oportunidades entre hombres y mujeres.

Rafael del Amo aseguró que Montse Tomé y su cuerpo técnico seguirían igual y es un punto de discordia. Tras la convocatoria del lunes y la posterior rueda de prensa, en la que la nueva seleccionadora mintió asegurando que había hablado con las jugadoras y que no haber convocado a Jenni Hermoso era “la mejor forma de protegerla”, se produjo una ruptura irreparable, pues hay una desconfianza generalizada en el grupo con ella. Y así se lo hicieron saber.

Con todas las cartas sobre la mesa, las jugadoras se quedaron solas en la sala para “tomar una decisión libremente”, según explicó Amanda Gutiérrez. Una vez tomada, trasladaron los resultados a todas las partes implicadas en la cumbre. Veintiuna de ellas viajarán a Suecia. Y dos abandonaban. Eran Mapi León y Patri Guijarro, que se fueron por la mañana de la concentración: “Nuestra realidad es diferente a la de nuestras compañeras, ya sabemos que no han sido las formas para volver y no estamos en condiciones para hacerlo, es duro y mentalmente no estamos para seguir aquí”. Pero, a la vez, reconocieron: “Se están produciendo cambios y en esto apoyamos a nuestras compañeras, como hemos hecho siempre”. Necesitan procesar todo lo que ha pasado para poder volver, si lo hacen finalmente, “en condiciones”. Paso a paso.