Nick Ward era uno de los grandes desconocidos de la LEB Oro. Pero ya tiene carta de presentación. El pívot del Leyma Coruña firmó en Granada una nueva actuación por encima de los 30 puntos de valoración que le valió su segundo premio consecutivo de mejor jugador de la jornada. El estadounidense está firmando unos números espectaculares, entre los más destacados de la categoría en anotación, el máximo reboteador y el segundo en valoración total. Sus rápidos movimientos en la pintura pese a la corpulencia de sus 206 centímetros y su capacidad reboteadora le avalan. Pero todavía tiene que mejorar físicamente y en defensa, enfrentarse a pívots más determinantes y ser capaz de aguantar el marcaje que a partir de ahora le harán los rivales, para convertirse en un MVP total.

“Cuando estuvimos estudiando su fichaje ya nos parecía un jugador diferencial”, explica Charly Uzal, miembro del cuerpo técnico del Leyma, “primero porque venía de una buena universidad, como la de Michigan y segundo porque allí había sido el segundo máximo reboteador de la historia solo por detrás de Magic Johnson”. Ese aspecto, por tanto, no sorprendió al staff naranja. “También le vimos muchos partidos de la liga de Canadá y de la G-League y nos dimos cuenta de su facilidad anotadora. De los jugadores que habitualmente nos mandan los agentes, no habíamos visto uno tan bueno”, reconoce.

Entre sus virtudes, Uzal destaca su agilidad. “Su aspecto físico no te lleva a pensar que se pueda mover con tanta rapidez y soltura en un metro y medio”, analiza. “Y para el rebote tiene unas características especiales, es grande y corpulento y tiene intuición para ocupar el espacio. También es atlético, aunque no lo parezca también. Salta y mucho, lo veo en los entrenamientos”, añade y desvela que están trabajando para añadir una nueva arma a su juego: “Queremos que mejore el tiro. No es malo, pero así tendrá un recurso más cuando le cierren el paso a la pintura”.

Porque a partir de ahora lo vídeos echarán humo, todos los equipos se pondrán a estudiar su juego y cada vez le plantearán mejores defensas. “Seguramente es lo que esté haciendo ahora mismo Palma —rival del Leyma el domingo—, buscando la forma para que no pueda recibir. No le va a ser fácil mantener este ritmo” rebaja la euforia. “Tiene 24 años, acaba de salir de la universidad, es casi su primera aventura fuera de casa y esta competición es muy exigente. Tendrá que enfrentarse a pívots más determinantes, estar a este nivel durante 15 ó 20 partidos... ojalá acabe siendo como un Larsen el año pasado en el Breogán. Pero hay que tener los pies en el suelo”, dice.

Entre sus puntos negativos está la defensa. “Tiene muchas lagunas, igual que tácticamente. Pero como cualquier jugador que viene de Estados Unidos. En Europa se juega muy táctico y con muchas normas defensivas y a muchos les cuesta adaptarse". Está muy verde, incide Uzal, que también habla sobre su estado físico: “Tiene tendencia al sobrepeso y por lo que le hemos visto de antes, no creo que mejore mucho. Con ese desgaste diario que tiene y ese cuerpo, lo normal es comer mucho. Además, como ve que le llega... es un paso muy grande el que tendría que hacer con las comidas. Llevamos una semana desde que le pasamos el plan. Obviamente, si mejorara, se desenvolvería mejor. Pero es difícil”. Puntos fuertes y débiles de uno de los jugadores del momento.