baloncesto - Leb Oro

105-73 | El Leyma se da un festín tras la anemia

De las dos derrotas y las dudas a su segundo triunfo seguido superando la barrera de los 100 puntos, una de sus señas de identidad

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Lo que era todo empinado fue cuesta abajo. El aro diminuto parecía ahora una piscina. Tras la anemia de las dos derrotas consecutivas y sus consecuencias anímicas, el Leyma Básquet Coruña recobra poco a poco el color y las maneras que le han llevado a ser el líder de la LEBOro y un aspirante al ascenso a la ACB. Sometió a un Menorca (105-73) que pronto se vio sobrepasado por una plantilla más larga y con más recursos y acierto. Fue una exhibición coral en la que jugaron todos y anotaron casi todos (solo faltó Álex Hernández). Un día de respiro y de reafirmación para el Palacio de los Deportes de Riazor, que se prepara para batallas de mayor enjundia y definitivas, como la que espera en breve ante un Tizona que resistió en Cáceres (64-66) y sigue al acecho.

Jakovics entra a canasta ante la mirada de Arteaga. |  // CARLOS PARDELLAS

Jakovics entra a canasta ante la mirada de Arteaga. | // CARLOS PARDELLAS / Carlos MIranda

Habían pasado meses, pero no parecía haber transcurrido el tiempo entre aquel partido de Menorca y el de este domingo en el Palacio. El ritmo era lento hasta la extenuación al inicio del duelo. El Leyma se enredaba en las faltas de Yunio y de Lundqvist, en las posesiones eternas de Hannah... El riesgo estaba ahí, pero el equipo naranja se sobrepuso. Primero, por unas cuantas acciones bajo el aro de Lundqvist, después por la fuerza de su segunda unidad con Burjanadze, Aleix Font y Diagne a la cabeza y, sobre todo, por la mano caliente de Jakovics. Tres triples consecutivos del letón sirvieron para poner tierra de por medio al final del primero cuarto: 30-18. El Leyma estaba inmaculado desde la larga distancia, Menorca fallaba. Con acierto, todo rueda.

A Menorca, con una rotación corta, había que ahogarlo, hacerle el partido eterno. Pronto lo entendió Epi, quien en el segundo cuarto ya había puesto en pista a sus 12 jugadores, incluidos Pablo Hernández y Álex Hernández. El equipo naranja jugaba comodísimo. Dentro-fuera, fuera-dentro. El equipo insular estaba sobrepasado. El tanteador, casi con el freno de mano echado, se marchaba al 46-29. El duelo estaba roto o eso creían los coruñeses. Pero donde en el primer cuarto castigaba Jakovics, en el segundo lo hacía Demers. Tres triples suyos contribuyeron a que Menorca se acercase: 48-41. El Leyma, enganchado al acierto y con Barrueta en el banquillo, aún se revolvió en los instantes finales hasta el 53-41. No lo tenía ganado, pero se lo notaba mucho más suelto, con la confianza in crescendo. Y ese es el primer paso para ser él mismo, lo único que le puede llevar a la ACB.

El regreso de vestuarios sirvió para que el Leyma rompiese el duelo. Menorca estuvo muchos minutos enganchado a la cornisa con los triples de Demers y de Alderete, pero es que el equipo naranja tenía más recursos, más rotación y anotaba de muchas maneras y con una mayor facilidad. Era, simplemente, mejor. Los hombres de Epifanio, además, recuperaron para la causa a Goran Huskic y a Yunio Barrueta. El serbio iba consiguiendo sus canastas de bailarín y, sobre todo, se dedicaba a repartir juego, lo que más le gusta. El cubano salía de las entrañas del banquillo para clavar dos triples. 78-58.

El último periodo fue un entrenamiento con público, un espacio para la rehabilitación. El Leyma se cebó desde todas las posiciones con Barrueta y, sobre todo, Font al mando de las operaciones. El equipo naranja superó pronto y se instaló con facilidad en la barrera de los 30 puntos de diferencia. A pesar de todo, Menorca tiraba de dignidad para no perderle la cara al duelo. Marchaba el partido a la velocidad de crucero adecuada para superar la barrera de los 100 puntos, una de las marcas de la casa del Leyma. La canasta fue de Atoumane Diagne y se fue hasta el 105-73 final en un duelo sanador.