hockey sobre patines - OK Liga masculina

7-2 | En el Palacio se vive mejor

El Liceo se mantiene con vida al pasar por encima del Noia, con Torres y Carballeira desatados, en el tercer partido - El cuarto será mañana domingo a las 12.00 horas

Los jugadores del Liceo se abrazan. |  // GERMÁN BARREIROS / ROLLER AGENCIA

Los jugadores del Liceo se abrazan. | // GERMÁN BARREIROS / ROLLER AGENCIA / María Varela

En el Palacio de los Deportes de Riazor la vida cambia. Y el Liceo forzó el cuarto encuentro de las semifinales del play off por el título de la OK Liga que le enfrentan al Noia. Habrá partido el domingo. A las 12.00. Otro día que los verdiblancos no van a misa. La cita es en el templo de sus sueños y la religión liceísta dice que hay que tener fe. Sale renovada tras un choque en el que el conjunto dirigido por Juan Copa fue muy superior, en el que derrochó entrega, no huyó del cuerpo a cuerpo y liderado por David Torres y César Carballeira, demostró que no está dispuesto a entregar ya las armas. Una alegoría de la temporada. Se le dio por muerto. Se rehizo. El 0-2 le dejaba contra las cuerdas. Pero todavía le queda mucha vida.

Una de las claves del partido era ponerse por delante. Y que funcionara la conexión koruña. Los dos capitanes se pusieron manos a la obra. De hecho, el primer aviso serio lo dieron en el minuto cuatro, con una contra en la que Torres encontró a Carballeira en el segundo palo. El pase le piló a contrapie y no pudo engancharla bien porque Blai Roca ya estaba vencido. Fue un aviso porque los mismos protagonistas se encargarían de acelerar las pulsaciones. Antes, Juan Copa tuvo una charla con los árbitros. Estaba enfadado el entrenador verdiblanco porque había una desigualdad en la permisividad con la dureza de las faltas. Marcaba territorio fuera de la pista porque dentro ya lo hacían los suyos, en juego y, por fin, 106 minutos después, en el marcador.

El encargado de acabar con la tiranía de los dos primeros encuentros de la eliminatoria fue Dava Torres, que demostró que la fuerza no lo es todo. Con un disparo suave, pero colocado al milímetro, superó a un Blai Roca que se esperaba otro tipo de lanzamiento. Despacito. Toque fino de muñeca. Suave, suavecito. Para recrearse como a cámara lenta. Todo lo contrario de la jugada que protagonizó a continuación Carballeira. Todo potencia, cabalgó por el lateral izquierdo de la pista, llevándose detrás de sí a Aleix Esteller. El veterano jugador le metía cuerpo, brazos, todo lo que podía, pero era imposible parar al coruñés, que pasó por detrás de la portería, elevó la bola y la metió para dentro mientras celebraba con rabia desmedida, agarrándose el escudo, casi arrancándoselo de cuajo de la camiseta.

Con dos goles de ventaja el Liceo pudo jugar más tranquilo, intentando minimizar esos errores que tan graves consecuencias le habían traído. Pero el rival también juega y mediado el primer tiempo Xavi Costa enganchó un disparo que se coló por el primer palo. El Noia no se iba a rendir tan fácilmente pero tampoco se lo iba a poner fácil un equipo local mucho más enchufado que en su paso por el Ateneu. Los catalanes se aplicaban con dureza. El banquillo verdiblanco reclamaba que cada falta rozaba la azul. Humberto Mendes se llevó la primera, pero no por una infracción sino por encararse con Torres, en el suelo. Salió Tombita para la superioridad y le salió bien la jugada a Copa. Se mueve como pocos en el área y ahí pescó un rechace para empujarlo a la red. Pero no conseguían los coruñeses vivir con tranquilidad. En la jugada siguiente los visitantes se volvieron a meter en con un tanto de Jordi Bargalló con un disparo. El Liceo intentó llegar al descanso con más ventaja. Los intentos de Sito Ricart y Torres se encontraron con Blai Roca.

Fue a la salida del segundo tiempo cuando el conjunto liceísta pudo poner tierra de por medio. Marcó Sito Ricart en una jugada hasta con tres remates, siempre el Liceo más rápido para llegar a cada rechace, con un punto extra de energía. Y segundos después repitió Carballeira. Ni la amenaza de la novena falta perturbaba a los verdiblancos. Carballeira falló un penalti que hubiese supuesto la sentencia que sí firmó Torres. Amagó. Parecía que tiraba a la derecha. Pero lo hizo a la izquierda. Otra vez, muñeca de oro. El capitán no acertó después con la directa. Tampoco Gabarró con la del Noia. Estaba todo hecho y al Liceo solo le perturbó la jugada en la que Bruno Saavedra recibió una llave de judo, le pitaron falta en contra y en las protestas, no dudaron en sacarle la azul. El equipo coruñés aguantó con tres en pista, disipó todo el peligro y ya en la recta final, con la decimoquinta falta visitante —una muestra de la dureza con la que se empleó—, Torres completó su triplete desde la directa. Habrá partido el domingo. Otra vez a cara o cruz. Pero en el Palacio siempre parece mejor.