El Deportivo confirmó ayer con su arranque de partido contra el Salamanca que bajo la dirección de Rubén de la Barrera buscará un camino distinto para alcanzar la meta que con Fernando Vázquez. El resultado, al menos en su compromiso en el estadio Helmántico, no fue sin embargo muy diferente.

El inicio fue prometedor, pero el juego deportivista terminó diluyéndose por un campo cada vez más impracticable y las mismas carencias que ha mostrado el equipo desde el arranque del campeonato.

Todo aquello que se espera del conjunto blaquiazul con Rubén de la Barrera se vio de entrada. Hubo movilidad, circulación de balón, alternativas en todas las zonas del campo y una presión tras pérdida efectiva. Al Deportivo, sin embargo, le faltaron profundidad e ideas en el último tercio del campo para fabricar oportunidades. No tuvo ninguna clara para marcar y el Salamanca fue ganando presencia en el campo.

Al Deportivo le perjudicó el estado del césped, nevado hasta unas horas antes del encuentro, y también la nula capacidad de sus centrocampistas para gobernar el encuentro. Solo destacó Álex, pero más bien por su colocación precisa en todo momento que por su capacidad para ofrecer alternativas. De Borges se vio poco y de Gandoy aún menos salvo por alguna conducción.

Tendrá bastante que matizar De la Barrera en esa parcela del campo de cara a los dos próximos compromisos de los blanquiazules, los dos en casa. Los encuentros frente a Compostela y Unionistas marcarán el paso de un conjunto cada vez más acuciado por los resultados de los rivales y el avance de una competición que no da tregua. La capacidad de maniobra del nuevo entrenador deportivista será puesta a prueba para implantar sus ideas en tiempo récord obligado a conseguir victorias.