Casi recién cumplidos los 36 años, Álex Bergantiños (A Coruña, 1985) está a punto de empezar su décima temporada en el club convertido prácticamente en un líder espiritual. El futbolista de la Sagrada Familia es el nexo entre la etapa más reciente del club en la élite y el nuevo proyecto que pretende dejar atrás las zozobras recientes. Cuando el domingo se inaugure el curso contra el Celta B en Riazor, Álex habrá alcanzado las diez temporadas de Donato y José Ramón. En su caso no han sido consecutivas por aquel breve paréntesis en el Sporting, pero quién sabe cuántas sumará hasta que ponga punto y final a su carrera.

Por delante figuran Fran y Manuel Pablo (18), Jorge (15), Juan Acuña, Loureda, Mauro Silva y Valerón (13), y José Domínguez y Traba (11). Él se ve con fuerzas para continuar acumulando temporadas —“a nivel personal estoy bien, disfrutando de poder vivir de lo que me gusta en mi club. Me apasiona mi profesión”, subrayó el martes— y seguir escribiendo capítulos de una historia que resultaba difícil de anticipar.

“Eso nunca se sospecha, sobre todo al comienzo, cuando todos los jugadores todavía tienen mucho recorrido que hacer. Decir otra cosa sería mentir”, reflexiona Tito Ramallo, quien moldeó a un Álex Bergantiños que iniciaba su carrera en el Fabril. “Se puede intuir el nivel de un futbolista o se puede intuir su capacidad, pero la longevidad o el tiempo que puede echar en un club es un aspecto que no puedes calcular”, añade.

Los inicios no fueron sencillos para el ahora capitán deportivista, que encadenó cesiones (Xerez, Granada y Nàstic) antes de encontrar un hueco en el Deportivo. Sus virtudes afloraron a partir de entonces como jugador de equipo. “Hay que decir que le costó, necesitó un tiempo de cesiones y de madurar como futbolista. Una vez que consiguió esa maduración, creo que, más que una evolución, lo que ha conseguido es llegar a un nivel y mantenerlo. Álex no es un futbolista de altos y bajos, sino que es un jugador muy regular en su rendimiento, muy lineal, siempre sabes lo que te va a dar y nunca esperas menos. Su virtud ha sido la regularidad competitiva durante toda su carrera, ha sido un futbolista de un nivel semejante y ha sido capaz de mantenerlo sea la categoría que sea”, argumenta Tito Ramallo.

Diego Seoane, compañero de Bergantiños cuando ambos daban sus primeros pasos en el primer equipo deportivista, coincide con el que fuera técnico del Fabril sobre las cualidades que han permitido al de la Sagrada Familia ser útil para buena parte de los entrenadores que lo han tenido a sus órdenes. “Él es muy lineal, siempre da un gran rendimiento. Incluso ahora se ve que hay goles que salen de sus botas. Es un pasito más en su evolución como futbolista, pero es alguien que fundamentalmente te da equilibrio”, describe el actual jugador del Pontevedra.

“No todos los entrenadores contaron con él de inicio, pero Álex es un jugador que cuanto más lo conoces, cuanto más trabajas con él, al entrenador más le agrada por todo eso que hablamos: por su nivel de compromiso, por su implicación, por su rendimiento dentro del campo, por la ascendencia que tiene sobre los compañeros... Al final, Álex se impone en esa balanza a la hora de sopesar aspectos complementarios para hacer un equipo”, razona Tito Ramallo sobre una constante que se ha encontrado Álex a lo largo de su carrera.

A todos los técnicos les costó al principio contar con él, pero con la mayoría acabó teniendo los suficientes minutos como para superar ya los 270 partidos. La temporada 2016-17 fue la excepción. Gaizka Garitano no confió en él y, a pesar del cese del vizcaíno, no lograría tener continuidad. El curso siguiente dio el paso de salir cedido al Sporting, con el que rozó el ascenso a Primera, pero el club lo reclutaría de nuevo tras el descenso para recuperar parte de los valores perdidos y la identidad que se desvaneció dentro de la plantilla.

Vivió el fiasco de Mallorca y padeció como nadie el caso Fuenlabrada, hasta el extremo de que quisieron involucrarlo en un presunto amaño descartado de manera vehemente por la Justicia. Ahora intenta liderar desde el vestuario un nuevo proyecto desde su experiencia y con la ambición de ser protagonista.

El suyo es un caso excepcional en un fútbol cada vez menos dado a la fidelidad. “Posiblemente cada vez veamos menos esa longevidad en los equipos, pero depende mucho de la categoría. Cuanto más abajo, más fácil será, porque arriba los niveles competitivos y comerciales son cada vez más altos. Esa figura de fidelidad es mucho más compleja de mantener. Posiblemente cada vez se vean menos estos jugadores tanto tiempo en un mismo equipo”, lamenta Ramallo.

“Lo que ha hecho se gana, nadie regala estar tantos años en el Deportivo. Es un jugador que todo entrenador querría tener. Hay muchos jugadores que son del Deportivo, pero al final todo se reduce al rendimiento. Si no rindes, no sigues, por mucho que seas del club”, apunta Diego Seoane sobre la trayectoria de su excompañero.

Ninguno de los dos duda de que este curso que está a punto de arrancar volverá a ser una pieza fundamental. Ramallo lo ve como titular, igual que Seoane. “El perfil de Álex siempre se necesita”, subraya.