La Opinión de A Coruña

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El Dépor se da un homenaje

Victoria plácida contra un DUX muy débil que permite consolidar la segunda plaza en la clasificación - El equipo blanquiazul se reencuentra con su mejor versión después de meses de titubeos

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Deportivo - DUX (3-0) Carlos Pardellas

El Deportivo necesitaba desde hace tiempo regalarse una jornada tranquila como la que disfrutó ayer ante el DUX Internacional de Madrid en Riazor, reencontrarse con aquel equipo que fue y sacudirse en parte las debilidades que ha venido mostrando desde comienzos de año. Goleó y además convenció con una versión revitalizante que le permite al Dépor afianzar la segunda posición y convencerse de que no queda tan lejos aquel juego de la primera vuelta que le permitió dominar con autoridad la primera vuelta del campeonato. Ayudó el rival, débil como pocos de los que han pasado por el estadio coruñés, pero lo más importante para los blanquiazules a estas alturas consiste en armarse de cara a ese play off para no afrontarlo como un decepcionante segundo plato por el ascenso.

No hay mejor entrenador ni preparador físico que el gol. Es el que justifica planteamientos, allana partidos y proporciona el impulso a equipos necesitados de certezas como este Deportivo, que por encima de todo busca llenarse de confianza y certezas para el último tramo del campeonato y ese más que previsible play off que deberá afrontar en junio. Todo tuvo mejor color a partir de ese tanto de Quiles que abrió el marcador a los seis minutos, incluido el esquema que propuso Borja Jiménez de inicio.

Anda el entrenador deportivista enredado en buscar soluciones que le den otro aire al equipo, que alterna tramos de buen juego como el que firmó contra el Rayo Majadahonda con bodrios como el de la semana pasada frente al Bilbao Athletic.

Sorprendió el técnico con la entrada de Diego Aguirre, recién recuperado de una lesión muscular, por delante de Villares en la banda derecha, pero a los pocos minutos la propuesta ya quedó amortizada. El propio Aguirre superó a trompicones a su marcador para colocar una asistencia a Quiles en el centro del área. También con fortuna y la coloración de Badiashile el delantero adelantó al Deportivo.

El gol le dio al equipo la seguridad necesaria para desplegarse en campo contrario con la ambición y la agresividad que le ha faltado de manera habitual en este segundo tramo del campeonato, especialmente en Riazor. A partir de la ventaja, el Deportivo ahogó a un DUX muy limitado y sin demasiados recursos con la pelota a pesar de que insistía en no rifarla desde atrás. Funcionó la presión blanquiazul como antaño, potenciada por la modificación que llegó después del primer tanto. Aguirre retrasó su posición al lateral derecho y Villares se colocó por delante de Álex y Juergen como primer elemento para entorpecer el inicio del juego de los madrileños.

El recorrido que ofrece el futbolista de Vilalba permitió acercarse más al área tanto a Juergen como a Soriano y el Deportivo multiplicaría sus ocasiones. Entre los dos fabricarían el segundo tanto poco después. El colombiano adivinó en el balcón del área la incorporación de su compañero, que amagó antes de conectar un disparo preciso. Siguió asediando el Dépor y antes del cuarto de hora la ventaja pudo ser amplísima para los blanquiazules.

Una buena presión de Álex Bergantiños para recuperar una pelota en el centro del campo pudo desembocar en el tercero, pero William no acertó en el mano a mano frente a Badiashile tras el pase en profundidad del capitán. Volvió a escapársele el tanto en la siguiente acción, un saque de esquina que no llegó a conectar Jaime en el segundo palo.

Estaba cómodo el Deportivo, hacía mucho que no transmitía esa solvencia, pero comenzó a mostrarse menos preciso con la pelota y favoreció las llegadas del DUX, que hasta entonces había dejado unas sensaciones muy pobres. Aparecieron dudas porque el conjunto blanquiazul fue incapaz de concretar alguna de las muchas llegadas que seguía generando. Falló en exceso William, muy torpe ayer con la pelota y sin la inspiración que ha mostrado en las últimas semanas.

Eso le dio al equipo la apariencia de que se estaba complicando una primera parte tranquila como pocas en Riazor en los últimos meses. El amago de reacción madrileña sobrevolaba Riazor al comienzo de la segunda parte, alimentado más por las dudas que rodean al equipo en los últimos meses que por las prestaciones del conjunto del histórico exblanquiazul Alfredo Santaelena.

Ni siquiera hubo un amago de amenaza porque el Deportivo se protegió con el balón de la manera que solía hacerlo en la primera mitad de la competición. Manejó el partido con paciencia hasta fabricar las oportunidades que le permitieran cerrarlo y siempre con el convencimiento de finalizar las jugadas. El tercero parecía cuestión de tiempo, pero tardó más de lo esperado en caer.

Para entonces Riazor ya había disfrutado de la acciones de Yeremay, que regaló un par de jugadas de esas que ya hicieron levantarse de sus asientos a los aficionados en la Youth League unos meses atrás. Defiende Borja Jiménez que lo poco que se ha podido disfrutar hasta ahora del joven jugador canario en el primer equipo responde más una cuestión de constancia que de confianza por su parte. Ayer le concedió media hora para que se enganche a la dinámica en un momento clave de la temporada, quizá como elemento diferenciador en un Deportivo que poco a poco se va reencontrando con su mejor versión. Lo necesita en este tramo final en el que básicamente competirá contra sí mismo y contra el recuerdo de lo que fue y quiere volver a ser.

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