5-0 | El Dépor se gusta y manda un aviso

Pleno de puntería, da un golpe encima de la mesa y masacra a un Badajoz de plastilina en la tarde más plácida y alegre de la temporada | Toca una cima provisional, pero merecida

Deportivo - Badajoz

Deportivo - Badajoz / VICTOR ECHAVE

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Ver a Lucas meciendo y emulando a Bebeto en la celebración del quinto gol era la imagen de la felicidad. La de hoy y la de otros tiempos, unidas por esa grada que nunca decae. Riazor sintió, por un momento, esa plenitud sin dobleces que tanto llena y que, en breve se irá irremediablemente por las apreturas de la cabeza y las eternas urgencias. Había que estirar ese momento siempre racaneado y a eso se dedicó el deportivismo en la segunda parte. A celebrar goles, a dedicarle un inacabable 'oh' de asombro a Yeremay, a respirar profundo y sin temer nada. Estaba viviendo la tarde más plácida de la temporada gracias a un Deportivo certero como nunca, demoledor, que masacró a un Badajoz hecho de plastilina. Pudo marcar alguno el equipo pacense, también estuvo a nada de que le cayesen unos cuantos más. El Dépor se gustaba, la afición con él. El liderato podía carecer de consistencia numérica, pero el aviso, no. El Dépor ya está aquí.

Del par de dudas a un solo cambio. Óscar Cano no se saltó ni una letra leyendo su librillo: Isi Gómez por el sancionado Diego Villares. Repetía Mario Soriano con Kike Saverio renqueante de su tobillo. Salió el equipo coruñés buscando el liderato, algo inédito, pero ante todo pretendía encontrar lo de siempre, seguridades sobre el césped. Quería la pelota, apretar arriba, velocidad, ser protagonista. Tal y como avisó su técnico en la previa, su rival no se lo iba a poner fácil. El Badajoz plantaba una última línea de cinco, le juntaba una de cuatro por delante y ajustaba marcas, cerraba líneas de pase. El Dépor era una apisonadora, pero menos. Hasta que abrió la lata y no paró.

Deportivo - Badajoz

Deportivo - Badajoz / VICTOR ECHAVE

Puntería es la palabra que hace la diferencia para el Dépor, para que disfrutase de una plácida primera parte, para que sus aficionados le buscasen el truco a esta situación, para que se frotasen los ojos sin parar. Mario Soriano, por fin, embocó ese gol que tanto tiempo llevaba buscando. 1-0, minuto 12. Su acción no hubiera sido nada sin un pase magistral dibujado en la mente de Quiles y trazado con escuadra y cartabón por el onubense sobre el césped. Riazor celebraba, no sería la primera vez. Hoy se iba a hartar.

El tanto obligó al Badajoz a lanzarse, a reclamar algo la iniciativa. Al Dépor tampoco le sobraba darle algo de espacio, la pelota. La idea era que se abriese, atraerle, porque a la contra, en transición, también se puede golpear y finiquitar partidos. Hasta el gol en propia puerta de Cordero, el 2-0, en el minuto 34, el equipo coruñés convivió con algún sobresalto, pero sin que la sangre llegase al río. Un cabezazo de Gorka, una volea de Alfaro, una falta despejada por Mackay... Rondaban los pacenses el gol hasta que sus propios errores les condenaron.

Deportivo - Badajoz

Deportivo - Badajoz / VICTOR ECHAVE

El 2-0 liberó al Dépor y a Riazor e hizo que el conjunto visitante ya lo viese todo bastante negro. Se metió entonces en un agujero negro del que nunca salió. El Dépor se gustaba, encontraba espacios. Caerían más seguro, la clave era saber cuándo. No tardaron. El primero, el 3-0 en el minuto 44. Una mala salida de balón del exfabrilista Kike Royo y el disparo de Lucas se incrustó en la red tras un rechace. Todo lo que siempre costaba un mundo salía esta vez a la primera y casi sin querer. Mucho fútbol y una pizca de suerte. Una receta infalible.

El Badajoz enterró la línea de cinco al descanso. Ahora sí quería la pelota, el volante del partido. El objetivo era lograr pronto un tanto para meterse en el duelo y hacer dudar a un comodísimo equipo coruñés. Logró la mitad de su objetivo. Mandaba, no era capaz de perforar la meta de Mackay. Y eso que tuvo ocasiones, la más clara un cabezazo de Mariano al palo. Susto, pero leve para los coruñeses. El Dépor tenía la situción bajo control, aunque no el esférico. De hecho, tuvo un ramillete frondoso de oportunidades. Lucas tuvo una, Lapeña otra... No llegó el 4-0 de milagro. Tampoco había una imperiosa necesidad para los coruñeses.

Los cambios y esos fallos puntuales acabaron diluyendo al Badajoz. Cano, siempre cauto, esperó hasta el minuto 70 para renovar las bandas. Saverio y Yeremay disfrutaron de 20 minutos, Riazor tenía ganas de ver a sus jugones. Se multiplicaron las ocasiones para el Dépor. Lucas, Lebedenko, Saverio o Arturo lo rondaron. A los dos últimos les anularon goles más que dudosos. Era un torrente que se estaba llevando al Badajoz por delante y que iba a acabar desbordando.

Y así fue con el cuarto de Saverio tras un gran slalom y el quinto de Lucas después de un penalti a Lucas. No llegó el sexto de milagro, porque el Dépor estaba desatado. Quería más y más, estirar el momento. Era líder. Quien sabe por cuánto tiempo, pero daba igual. Si sigue así, si no llega a la cima hoy, lo hará mañana. Y la que cuenta es la de mayo.