4-0 | El Dépor se da un festín entre las lágrimas

Aprovecha la bisoñez y las facilidades que le dio el Bragantino sub 23 para golear con un doblete de Barbero y los tantos de Davo y José Ángel | Idiakez ensaya con un once cercano al que iniciará la liga

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Era el día que se marchaba Álex Bergantiños, era el día en el que muchos deportivistas volvían a tener entre sí a Mauro Silva y Bebeto, esos dos ídolos inolvidables. Pero en noches así la pelota también rueda y el presente y el nuevo Dépor buscaron abrirse camino. Los pupilos de Idiakez aprovecharon las facilidades y la bisoñez del Bragantino sub 23 para darse un festín en el medio de tanta emoción. A la espera de una piedra de toque más certera, que le mida con una mayor fiabilidad, el Dépor de anoche se mostró como un equipo con un innegable potencial, de esos que aceptan arriba el cuerpo a cuerpo, mientras su retaguardia está guarecida por veteranos de guerra. Barbero, con un doblete, sigue empeñado en contribuir a que no haya saldo negativo en la cuenta de goles blanquiazul tras la marcha de Alberto Quiles. El trío Davo-Lucas-Yeremay atesora un fútbol que parece de otra categoría. Motivos, de momento, para dar un voto de confianza a un proyecto aún por conformar.

Yeremay intenta un regate anoche en Riazor. |  // CASTELEIRO//ROLLER AGENCIA

Yeremay intenta un regate anoche en Riazor. | // CASTELEIRO//ROLLER AGENCIA / Carlos Miranda

En el medio de tanto sobresalto y emoción, el Dépor intentó mostrarse como equipo desde el minuto inicial. Con un Álex Bergantiños fino y que no desentonó en la media, la formación coruñesa arrancó muy suelta. Todo el frente de ataque, formado por Davo, Lucas, Yeremay y Barbero, se lanzó desde el pitido inicial a por la portería rival. Tenían espacios, se gustaban y les sobraba calidad. Les ayudaba en esa sensación de dominio y de peligro que enfrente tenían al equipo sub 23 de la escuadra de Red Bull. Eran potentes, vigorosos, les faltaba armazón como grupo. Lucas, como ya había hecho unos días antes, buscaba insistentemente a Yeremay en la banda izquierda. No estaba tan fino el canario como ante el Atlético Arteixo, pero no dejaba de ser una amenaza. Idiakez juntaba en ataque y, por primera vez, a Lucas y Barbero y saltaron chispas. Entre ambos casi fabrican el primero en el minuto 15. Davo se movía por toda la frontal, aunque partía desde la derecha, que no es donde más cómodo se siente.

Los jugadores celebran con José Ángel el último tanto que cierra la cuenta goleadora del Deportivo. |  // CASTELEIRO//ROLLER AGENCIA

Los jugadores celebran con José Ángel el último tanto que cierra la cuenta goleadora del Deportivo. | // CASTELEIRO//ROLLER AGENCIA / Carlos Miranda

Al Dépor le iba casi todo sobre ruedas y más con la entrada de un José Ángel (por Álex) que luce un gran empaque cada vez que pisa el terreno de juego. Era cuestión de tiempo y llegó el gol. Fue en una larga jugada trenzada. Yeremay templó y supo buscar a Davo que encontró una posición intermedia. Su dejada a Lucas fue el preludio del centro de Paris Adot. Barbero no falló de cabeza. 1-0, muy fácil, aunque no lo sea. Fue la constatación de la evidente superioridad en una primera parte que decayó en sus instantes finales. Aun así, el Bragantino tampoco se animaba en exceso.

Y cayeron los goles

El paso por los vestuarios invita a pensar en una versión mejorada de los brasileños. Unos ajustes, amor propio y a competirle al equipo verdeamarelo, que se sentía más en casa que nuna con tanta comodidad. Todo lo contrario, fue a menos. El Dépor se notaba aún más suelto. Yeremay se animaba como siempre, esta vez era más punzante. Pronto empezaron a caer de manera inevitable los goles. Siempre llegaban con pases en profundidad de un futbolista que no era presionado y buenos desmarques en la punta de ataque. Así subió el segundo de Davo y el tercero de Barbero. En el minuto 63, 3-0 y estaba todo finiquitado. Se sucedieron los cambios y el Dépor tampoco bajó en exceso el pistón porque había muchos meritorios que querían mostrar sus credenciales y ganarse un puesto. José Ángel hizo desde los once metros el cuarto tras un penalti a Martín Ochoa. Pudieron caer más. El Bragantino, no el que todo el mundo esperaba, estaba deseando que acabase el duelo.