Diego Villares, el capitán que viene

Con la retirada de Álex, es su sucesor natural, la correa transmisora de la esencia del deportivismo | “Tiene mucho peso todo lo que dice. Es altruista, un líder para muchos años”, apunta Rubén de la Barrera

Diego Villares celebra un gol en Riazor junto a Álex Bergantiños. |  // CARLOS PARDELLAS

Diego Villares celebra un gol en Riazor junto a Álex Bergantiños. | // CARLOS PARDELLAS / Carlos MIranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Uno es de un barrio de A Coruña, el otro de la cuna de las peñas deportivistas y les separan once años. Pero en el momento en el que Álex Bergantiños decidió colgar su camiseta en la percha del vestuario de Riazor para no volver a ponérsela, todas las miradas se han dirigido a Diego Villares. Se ha criado junto a él en el primer equipo, encarna los mismos valores de fidelidad, integridad y cultura del esfuerzo, y la edad de Lucas Pérez e Ian Mackay invita a pensar en él como el capitán de la próxima década, como la cadena transmisora de la esencia del deportivismo. “Es todo altruismo. Cuando estás con él en un vestuario, notas que tiene mucho peso todo lo que dice, es una persona muy escuchada. No necesita ni alzar la voz ni hablar mucho. Ha estado al lado de Álex en los últimos años y eso se nota. Es un líder para muchos años”, reconoce maravillado Rubén de la Barrera, el entrenador que le hizo debutar en el primer equipo, el técnico que puso de nuevo a jugar al pivote coruñés el año pasado para que se retirase sobre el césped.

“Cada día de Villares es un ejemplo en todos los sentidos”. Rubén de la Barrera se descubre ante unas cualidades que van más allá de su inteligencia táctica, de su adaptabilidad y de ese recorrido e intensidad que demuestra para ir a la presión. Es ejemplo dentro y también fuera, como lo ha sido en la última década Álex Bergantiños, tanto para los que vienen de fuera como para los que llegan de la base. “Es necesario tener un futbolista así. Para un entrenador es un lujo, porque es cercano, le interesa entender el juego y está para lo que necesites. Y es de los que le hace ver a los fichajes qué es el Dépor y es de los que ayuda a los jugadores que vienen de abajo en Abegondo”, razona y abunda. “Él está donde quiere estar. Le costó mucho llegar al Dépor, lo valora y lo consiguió en el momento que estaba preparado. Su ejemplo ayuda mucho a que otros futbolistas puedan tener paciencia al dar el salto”, relata ante las prisas que hay ahora en los jóvenes y sus entornos por alcanzar la cima cuanto antes. A Villares le llegó la oportunidad cuando no era ya sub 23, casi de rebote y se agarró a ella para no soltarla hasta opositar a ser el sucesor de Álex Bergantiños.

Más allá de sus condiciones futbolísticas, el Deportivo siempre ha considerado a Diego Villares un jugador primordial para su futuro por lo que da en el campo, pero también por lo que es, lo que transmite y lo que representa. Hace dos temporadas, tras su salto al primer equipo en el invierno de la temporada 2020-21, su renovación se convirtió en prioritaria y, a pesar de algún tira y afloja, acabó estampando su firma hasta el 30 de junio de 2025, uno de los contratos más a largo plazo cuando se firmó en el mes de mayo de 2022.

Nada ha cambiado para él en los últimos tiempos. Pasaron los entrenadores y él sigue casi siempre con un rol protagonismo. Jugaba con Rubén de la Barrera, también con Borja Jiménezy, con alguna salvedad, con Óscar Cano. Imanol Idiakez le tiene reservado, junto a José Ángel, un papel protagonista al capitán de la próxima década.

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