1-1 | Valcarce rescata a un Dépor sin inspiración

Un gol del extremo enmienda el error de Germán Parreño ante Unionistas para firmar un empate sin brillo en Salamanca y frente a un rival que jugó con diez los últimos 20 minutos

Unionistas Deportivo

Unionistas Deportivo / LOF

Marcos Otero

Marcos Otero

El Deportivo volvió de Salamanca con un empate que puede saber a mucho, a poco e incluso a nada después de un partido áspero, de esos duros de digerir, en el que nunca se encontró cómodo y que sin embargo pudo llevarse en el tramo final. Puede haber parte de decepción porque lo tuvo en su mano y jugó contra diez casi 20 minutos, pero también necesitó igualar el tanto inicial de Unionistas después de una pifia de Germán Parreño. Visto por ese lado puede darse por satisfecho porque el equipo tampoco se mostró fluido y se encontró con la lesión de Barbero al comienzo.

El arranque estuvo plagado de sobresaltos para un Deportivo que una vez más volvía a sentirse como en un pequeño Riazor. Sucedió en Lugo hace dos semanas y de nuevo en Salamanca, territorio acogedor para la parroquia blanquiazul, que siempre que tiene ocasión se desplaza en masa a la ciudad universitaria, pero menos amable para el equipo. Se lo encargó de recordar Unionistas en los minutos iniciales, en los que salió a incomodar con ímpetu a un Dépor despistado. La tuvo primero Nespral y después Rastrojo con un disparo cruzado que atrapó Germán. El exfabrilista Losada le había ganado la partida a Pablo Vázquez, tibio en una disputa.

Le costaría al Deportivo ir cogiendo temperatura ante un rival ordenado y con capacidad para amenazar a las espaldas. Cuando lo hizo y empezó a controlar el balón se encontró con un imprevisto de calado. Barbero empezó a dolerse de una rodilla e hizo el amago de regresar, pero terminó retirándose entre lágrimas. Idiakez echó un vistazo al banquillo y se encontró sin recambio porque a Lucas le tocaba cumplir el primero de los dos partidos de sanción que le impusieron por su expulsión de la semana pasada.

El técnico podía haber recurrido al fabrilista Martín Ochoa, el sustituto natural, pero el escogido para sustituir a Barbero fue David Mella. A los veinte minutos de partido el Deportivo se encontró jugando sin delantero y ante un rival que se esforzaba en convertir el partido en un plato de clavos. Casi siempre es así en el Reina Sofía para los blanquiazules, que no le encontraron el aire al encuentro en toda la primera parte.

Pablo Martínez intenta rematar en el área.

Pablo Martínez intenta rematar en el área. / Laya / LOF

Davo encontró acomodo por primera vez en la banda izquierda debido a la ausencia de Lucas. En teoría ese es su terreno natural, pero estuvo tan gris como en los compromisos anteriores partiendo desde la derecha. Por ahí debía aparecer Cayarga, que se estrenó como titular, el que más intención le puso antes del descanso. Lo intentó en un equipo desnaturalizado, que con la entrada de Mella tuvo que recomponerse en un puzle difícil de ajustar.

Al Deportivo no le sentó bien jugar sin delantero a pesar de que ya tenía la experiencia de la semana pasada contra el Teruel por la expulsión de Lucas. Davo volvió a ejercer en una posición en la que parece un extraterrestre y el equipo empezó a perderse en un juego horizontal en el que los contrarios se encuentran cómodos para defender. Le faltó al equipo esa referencia capaz de fijar a la defensa rival y tampoco aprovechó las llegadas de segunda línea.

Sucedió poco, muy poco, en una primera parte insulsa en la que el único remate a puerta del Deportivo fue un disparo de Mella flojo a las manos del portero. Tampoco lució el canterano, situado como la primera opción de Idiakez cuando se trata de mirar al banquillo. Al veloz extremo de la cantera, sin embargo, le faltaron los metros que encontró en otras ocasiones para correr. El conjunto blanquiazul fue incapaz de atraer la presión de Unionistas, más cómodo para esperar y pelear cualquier balón a través de Mario Losada.

Fue un dolor de cabeza el delantero con pasado en el Fabril para toda la defensa deportivista, especialmente para Pablo Martínez. También jugó con la permisividad del árbitro y quizá sea ese el principal motivo de las quejas por parte del club hacia los colegiados, más allá de errores de apreciación como un fuera de juego mal señalado.

Tenía deberes el Dépor para la segunda mitad, pero se le amontonaron de golpe con el tanto de Unionistas nada más regresar de los vestuarios. Fue un gol extraño, en el que falló al completo la defensa blanquiazul en un centro a sus espaldas, pero en el que la peor parte se la llevó Germán Parreño. Al portero se le escapó de manera inexplicable el balón y Losada no lo desaprovechó para marcar a placer y quizá encender el debate en la portería.

Tardó en reaccionar el Deportivo, que buscaría alternativas en el banquillo. Entraron Paris Adot y Valcarce por Ximo y Cayarga, tímidos en la tónica gris que estaba tomando el partido para el equipo. Los dos serían protagonistas en el empate en una de las acciones más limpias que logró elaborar el conjunto de Idiakez. Paris encontró terreno en la banda izquierda y adivinó la presencia en la frontal de Valcarce, inteligente para no cargar demasiado el área. Su remate pegado al palo alivió a un Dépor al que hasta entonces se le había atragantado y mucho el partido.

Lo intentaría el Deportivo a partir de entonces con más o menos insistencia, pero sin demasiado precisión. El partido, sin embargo, derivaría en una colección de faltas por la insistencia de Unionistas de entorpecerlo al máximo. No lo permitió el árbitro, que expulsaría a Slavy por sacar los codos a pasear, pero al Dépor le faltaría una pizca de fortuna para llevarse el triunfo. Hugo Rama rozaría el segundo en un lanzamiento de falta y después en un centro que desvió un defensa al palo. Fueron las que tuvo contra diez a pesar de jugar en superioridad.