0-1 | El Deportivo deshonra a su historia

En el mismo escenario que Djalminha puso patas arriba con el recorte a Yago y el gol al Celta, cae con él en la grada y sin argumentos ante el filial de su máximo rival | Idiakez decide mal, jugadores paralizados | Alarmas encendidas

Carlos Miranda

Carlos Miranda

En el mismo escenario en el que ganó una liga, en el mismo verde en el que Djalminha recortó a Yago Yao y puso patas arriba Riazoren un derbi ante el Celta, el Dépor deshonró a su ídolo y a su historia perdiendo ante el filial de su máximo rival y lo que es peor, sin ser capaz de hacerle ni cosquillas. ¿Qué debió pensar el eterno 8 blanquiazul al contemplar semejante espectáculo? Y no es la primera vez. De los goles de Alfon al tanto de Pablo Durán. La desgracia siempre llama dos veces a la puerta de los blanquiazules. El grupo de Idiakez fue un juguete roto en las manos de un equipo con las ideas más claras, con los nervios mucho más templados y mejor organizado por su entrenador. Lección de Giráldez al entrenador vasco, quien se equivocó mucho y durante muchas fases del partido. Y no solo hay debes en el técnico. Los jugadores demostraron tener poco fútbol, no disponer del cuajo para afrontar una situación de este calibre y, sobre todo, ser peores que el filial celeste. Muchos de los fichados este verano con la etiqueta de jugadores de Segunda fueron sombras de lo que se les presupone. Un desastre, un barco a pique.

Villares, Mella y Barcia

Villares, Mella y Barcia / Pardellas

Y lo peor para el Dépor no es la derrota, que ya es dura de por sí. Ahora mismo siente más el calor del descenso que los aires agradables de la zona de ascenso. Está inaugurando el mes de octubre y ya parece una quimera el ascenso directo y más con las prestaciones que ofrece el equipo en cualquier campo, especialmente, en Riazor, donde aún no ha ganado tras cuatro partidos en un estadio que este domingo albergó a más de 25.000 espectadores. Un sinsentido. ¿Hasta cuándo se podrá permitir este club y esta afición esa dicotomía que le quema por dentro por mucha voluntad que le ponga?

Se aguardaban incisiones en el once, pero Idiakez metió las manos en la masa al confeccionarlo. Muchos cambios, más mensajes. Ian Mackay volvía a los palos de Riazor y no en un partido cualquiera. Castellón parece el pleistoceno, pero sigue ahí. Ximo Navarro sentaba a Paris Adot casi mientras se levantaba de la camilla. Dani Barcia se quedaba con el lateral zurdo. Mella le ganaba la partida a Davo. Y Hugo Rama se iba al banquillo para centrar a Pablo Valcarce y Berto Cayarga se colocaba en banda para dar amplitud al equipo. Siempre hay matices y gustos en cada una de las decisiones, pero ni hay intocables ni la cantera está por detrás de nadie en este proyecto.

El gran matiz del once era apostar por un enganche llegador como Valcarce y perder el fútbol de Hugo Rama. Fue uno de los muchos problemas del Deportivo en un primer acto en el que fue netamente inferior al filial celeste. Eso sí, su cortocircuito empezaba muchos metros más atrás. La salida de balón era, por momentos, espantosa. Le costaba dar dos pases seguidos y la distancia entre los pivotes y la línea de enganches era abismal. El Deportivo quería correr y no era capaz ni de escuchar el pistoletazo de salida. Pretendía devorar sin masticar y ni atinaba con la cuchara en la boca.

La grada preocupada

La grada preocupada / Pardellas

Los árbitros también fueron protagonistas en ese primer acto con una amarilla cuestionable a José Ángel en el minuto 4 y con una mano de Javi Rodríguez en el área visitante que no quisieron ver. El criterio era aleatorio, como siempre. Fue lo de menos. Riazor se enfadó con ellos, pero más lo hizo con la inoperancia de su equipo. Pitos recurrentes que se acrecentaron al descanso y no era para menos. El filial parecía el primer equipo y el conjunto principal semejaba ser el grupo de imberbes temerosos, intimidados en un gran escenario. Había mucho mérito en el planteamiento de Giráldez y en el desparpajo de sus jugadores, pero el mal estaba, sobre todo, en el propio Deportivo. La falta de evolución o la involución es manifiesta.

Y con estos trazos la consecuencia lógica era cuestión de tiempo. Fue en una jugada en la que al Celta Fortuna le favoreció un rebote. Eso sí, la definición de Pablo Durán fue de libro. Interior del pie y al otro palo para domar una pelota llovida. 0-1, minuto 32. La justicia llegaba al marcador. También lo hicieron los nervios, pero multiplicados por mil en el Dépor. Las pocas ideas que ya tenía las tiró por la borda del equipo. Algunos jugadores no sabían ni dónde estaban. No llegó el 0-2 de milagro en unos minutos para preocuparse a un nivel exponencial. Hasta agradecía el equipo coruñés llegar al intervalo perdiendo por la mínima. Un desastre.

Idiakez ya revolucionó el equipo en el descanso. Igualó en gran medida la apuesta de Giráldez y puso a tres atrás y quiso entrar por las bandas, cambiar algo. Poco se movió el equipo. El Dépor siguió igual de inoperativo en el segundo acto. Tuvo más balón, estuvo más amplio en el campo. Pero nada. Eso sí, acabó empujando por la propia inercia del duelo, por estar en Riazor y porque era inevitable que el Celta Fortuna acabase perdiendo algún metro en el terreno de juego.

La poca luz que recibía el ataque llegaba cada vez que Hugo Rama tocaba la pelota. Fue una de las apuestas al descanso de un Idiakez, quien con sus movimientos de emergencia mostraba también en qué se había equivocado. Y en el Dépor erraron todos y mucho, pero desde luego que no le ayudó al equipo quedarse sin ese enlace entre la media y las posiciones ofensivas que le permitiese masticar un poco el fútbol.

Lucas siguió desaparecido, incluso cuando Idiakez insistió en volver a apostar por Davo como acompañante. El Celta Fortuna apenas pasaba apuros. Todo eran acercamientos y balones colgados al área. Ni la más minima ocasión clara o límpia. Ni el derecho al pataleo le iba quedar al Deportivo.

No entró hasta el minuto 82 Martín Ochoa. Hasta ese instante renunció el Dépor a jugar con un nueve nato, con un futbolista con ese instinto en los metros finales, que le crease problemas y dudas a los centrales. Es difícil reducir la lista de malas decisiones del entrenador vasco. El riojano casi caza un centro lateral, también pudo marcar Jaime en una pelota que se iba larga. No hubiera sido justo. Fue peor el Dépor y su situación no merece paños calientes.