Nadie atendió a la queja de Fernando Soriano

Pese a que el Deportivo se pronunció públicamente, el inicio de temporada ha estado marcado por la polémica arbitral

En siete de las ocho jornadas disputadas, el colegiado ha tenido un papel clave

Imanol Idiakez protesta la expulsión de Pablo Martínez en El Toralín ante la mirada del cuarto árbitro y del linier. |  // LOF

Imanol Idiakez protesta la expulsión de Pablo Martínez en El Toralín ante la mirada del cuarto árbitro y del linier. | // LOF / xane silveira

Xane Silveira

Xane Silveira

“No nos hemos quejado todavía, acabamos de empezar y esperamos que se circunstancial. Pero si cae siempre la moneda en un sentido (...) Espero que sean solo anécdotas y que no tengamos que lamentarnos ni hablar más del tema”. Son las palabras de Fernando Soriano, director deportivo blanquiazul, el ocho de septiembre tras confirmarse la lesión de Yeremay Hernández. Desde entonces, el Dépor se ha visto envuelto en una espiral de acontecimientos que han afectado al rendimiento del equipo. En el foco del huracán casi siempre ha estado el estamento arbitral como protagonista. En Ponferrada, el vestuario terminó harto y Pablo Vázquez fue el representante del disentir con las actuaciones de los colegiados, protagonistas en siete de ocho partidos jugados.

A nadie se le escapa que el inicio de temporada del Deportivo está lejos de lo esperado. Con ocho de 24 puntos posibles, el conjunto coruñés está en posición de descenso. Algo, futbolísticamente, no ha salido bien. Pero es difícil trazar una línea recta y continuista en la que se pueda esquivar la polémica arbitral jornada tras jornada. Como un bucle repetitivo, los coruñeses se han encontrado empañados continuamente por dificultades que van más allá de lo controlable. El estoicismo de los primeros días terminó dando paso a una queja pública en boca de uno de los baluartes de la plantilla, Pablo Vázquez. En Ponferrada, expulsión a parte, el Deportivo volvió a ser perjudicado por un gol en fuera de juego y otra acción que podría haber supuesto el 2-1 de no ser por la atajada de Mackay.

“Estoy enfadado porque nos meten otra vez un gol en fuera de juego por dos metros” comenzó explicando Vázquez, que concluyó con que el tanto de Brais Abelenda “es un error grosero” y “cuesta puntos”. El zaguero, muy molesto, remarcó tajantemente que “fastidia muchísimo porque el trabajo nos lo echan a perder”.

El Toralín, sin embargo, no es ni mucho menos un hecho aislado. Es, en definitiva, el resumen perfecto de la temporada, marcado desde el día uno por la disparidad de criterios y los continuos errores.

“No nos hemos quejado todavía, acabamos de empezar y esperemos que sea circunstancial”

Fernando Soriano

— director deportivo

“Estoy enfadado porque nos meten otra vez gol en fuera de juego, es un error grosero que cuesta puntos”

Pablo Vázquez

— Jugador

Todo comenzó en la primera jornada con un fuera de juego anulado a Lucas Pérez que hacían que se esfumasen dos puntos ante el Rayo Majadahonda. A la lesión sin sanción de Yeremay en Lugo, le prosiguió una buena polémica en Riazor frente al Teruel: la expulsión de Lucas. El de Monelos, al acabar, pidió perdón por una patada sin balón que le costó la roja directa. En Salamanca, la tibia de Diego Villares sufrió un impacto más agresivo y lesivo que la desafortunada acción que a Pablo Martínez le costó este domingo la expulsión. Al fin de semana siguiente, ante el Cornellà, a Berto Cayarga le anularon un mano a mano ante el portero rival por otro fuera de juego inexistente. No vieron, sin embargo, el de Clau Mendes minutos después.

En Fuenlabrada el Dépor perdió un partido por demérito propio, pero qué diferente hubiera sido si, en una de las primeras acciones, la agresión de Lama a Lucas se interpreta de la misma forma que la del ariete ante el defensor del Teruel varios días atrás. Esta vez, el zaguero local fue amonestado con una tarjeta amarilla. El agarrón del cuello se quedó en nada pese a ser último hombre. El único partido que se sale de la ecuación es el del Celta Fortuna, en el que los jugadores blanquiazules reconocieron su mal papel.

En El Toralín, el Dépor volvió a estar castigado por la polémica arbitral. Con diez jugadores durante casi 90 minutos, un gol en fuera de juego permitió a los locales adelantarse y a los visitantes tener que remar todavía más a contracorriente. Pudo ser peor si Álvaro Vázquez anota el mano a mano final, también en fuera de juego.

Imanol Idiakez, al terminar, no quiso hablar y prefirió morderse la lengua. “Llevamos ocho jornadas aquí y no me lo estoy creyendo, estamos teniendo muy mala suerte”, remarcó el técnico donostiarra, sabedor de que una mala palabra podría incluso tener consecuencias peores.

La moneda de momento vuelve a caer de cruz para pesar de un Deportivo que hasta el momento no se ha pronunciado públicamente. Desde aquella comparecencia de Fernando Soriano, el club ha preferido no manifestar un ánimo palpablemente caldeado. Nadie atendió las quejas del director deportivo en su momento. Las palabras se las llevó el viento y solo un mes después la polémica azuza los cimientos de una temporada que ya está cuesta arriba. Escalar al fútbol profesional nunca había sido tan complicado.