Deportivo-SD Logroñés: Riazor y que parezca un accidente

El equipo coruñés vuelve a casa con la obligación de ganar y la idea de convertir el duelo de Irún en una mala tarde

Lucas y Villares, en un rondo con canteranos en Abegondo esta semana. |  // IAGO LÓPEZ/ROLLER AGENCIA

Lucas y Villares, en un rondo con canteranos en Abegondo esta semana. | // IAGO LÓPEZ/ROLLER AGENCIA / Carlos MIranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Que el presente justifique el pasado. El Deportivo tiene tanto que reparar que jugará más de un partido cuando salte esta noche (19.00 horas, TVG 2 y FEF TV) a Riazor para medirse a la SD Logroñés, el club popular, heredero de la desaparecida UD. Le aprieta todo a los coruñeses, también la tabla, y deben superar a los riojanos para que las urgencias no se conviertan en un agujero negro de dimensiones inimaginables. Y, de paso, tienen que borrar de un plumazo lo ocurrido hace una semana sobre el césped del Stadium Gal. Pretenden convertir aquella goleada del Real Unión, aún en carne viva, en un recuerdo borroso de una mala tarde de otoño. “Estamos convenciéndonos de que fue un accidente”, repitió varias veces Idiakez este mensaje en su comparecencia de la previa. Accidente, accidente, accidente. Si el primer paso para que se convierta en realidad es verbalizarlo, el técnico vasco hizo un buen trabajo.

Fue una semana de remover cimientos en Abegondo, de hablar mucho, de decirse “las cositas claras”. Tras un domingo de cabreo, el cuerpo pide decisiones drásticas. Hasta el propio Idiakez seguro que habría descabalgado a casi todos del once en aquel momento. El paso de los días acentúa el síndrome Toshack y eleva aquella famosa frase del galés: “Los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre”. Las lesiones y contar con una plantilla corta, aunque versátil, limitan a Idiakez y abortan cualquier tipo de revolución. También es cierto que, tras templar el enfado y reasentarse después de la sacudida, ya hablaba ayer de huir de extremismos, de desterrar que todo era una ruina, de rescatar lo bien construido en el mes anterior. Ensayó esta semana con defensa de cinco, pero esa apuesta parece aparcada de inicio. Incluso habrá pocos movimientos en el once inicial, quizás solo en posiciones ofensivas puede haber alguna novedad.

Le retará una SD Logroñés con una columna vertebral que mezcla la veteranía de Aurtenetxe y Javi Castellanos con la irrupción de Jordi Escobar. Las lesiones frenaron a una de las grandes promesas de varias canteras de élite (Barcelona, Espanyol, Valencia, Almería, Betis...) y de la selección española en sus categorías inferiores. Ha vuelto y con fuerza. Lleva cinco goles y dos asistencias en este inicio de liga. Es un mirlo blanco para los riojanos y la gran amenaza para los coruñeses. En la otra vanguardia estará con toda seguridad Martín Ochoa, formado en la UD, que aún no ha marcado en Riazor. Cuando juega y cuando no juega se hace imprescindible. Ahora debe golear. Él y el Dépor. El margen se estrecha.