Riazor, de bajón y de uñas

Riazor registró el domingo en la visita de Osasuna Promesas la peor entrada de la temporada y además despidió al equipo con una sonora pitada luego de un empate decepcionante. Los 16.637 espectadores que acudieron al estadio a presenciar el partido contra el filial navarro representaron la peor asistencia del curso y pusieron de manifiesto la tendencia que se ha venido experimentando en los encuentros recientes en casa.

La entrada en la cita contra la SD Logroñés ya bajó por primera vez esta temporada de la cifra de 20.000 aficionados y el domingo pasado se confirmó la caída de espectadores.

Riazor se harta de esperar la reacción

Riazor se había colocado entre los estadios españoles con mejores números, por encima de la mayoría de los de Segunda División todas las jornadas e incluso rivalizando con buena parte de los de Primera. El pobre rendimiento del equipo en este comienzo de campeonato, sin embargo, ha ido haciendo mella en la asistencia hasta situarse el pasado fin de semana por debajo de los 17.000, muy lejos de los casi 26.000 que acudieron al partido contra el filial del Celta.

Al posible desinterés que pueda estar germinando hay que sumar el descontento de una parte de la grada, que después del empate contra Osasuna Promesas despidió a los jugadores con una pitada.

La visita del Sestao River el próximo domingo 10 de diciembre servirá como baremo del grado de hartazgo que pueda existir alrededor del equipo por sus discretos resultados.