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El Dépor-Fuenlabrada nunca será un partido cualquiera

Del brote a los goles en el descuento, pasando por el festejo de Iban Salvador

Jonathan Praena, hace meses en el palco de Riazor. |  // CASTELEIRO/R.  A.

Jonathan Praena, hace meses en el palco de Riazor. | // CASTELEIRO/R. A. / Carlos Miranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Antes podía pasar inadvertida en la vorágine de citas que aparecen cuando se sortea cada verano el calendario, pero desde aquel 20 de julio de 2020 nunca será un partido cualquiera un Deportivo-Fuenlabrada. Ni siquiera un Fuenlabrada-Deportivo. Todo cambió con aquel brote de COVID ocultado, con la connivencia de LaLiga hasta que se filtró a la prensa, que le podía haber reportado un beneficio deportivo que hundió al equipo coruñés y no le permitió defenderse en el campo de un descenso que parecía cantado. Una crisis sanitaria que sacudió a la ciudad de A Coruña y a todo el fútbol español con un único perjudicado en el ámbito deportivo.

El club coruñés se revolvió y peleó federativamente por sus derechos y, en las más altas instancias, se acabaron desoyendo sus reivindicaciones con un Javier Tebas arrinconado por sus decisiones y sus vínculos con el club madrileño, una RFEF puesta de perfil en el momento crucial y un CSD con la non grata Irene Lozano dando respaldo formal al ultraje, mientras respaldaba la petición de la patronal en la disputa de competencias. El Deportivo cayó a la tercera categoría nacional y, de ahí, no ha salido aún.

En esa visita que se ha hecho, de momento, permanente, poco después se encontró al Fuenlabrada en Primera RFEF. Jonathan Praena, aún presidente del Fuenlabrada y que entonces se hizo socio del Dépor de manera sorprendente, llegó a visitar el palco de Riazor la pasada temporada como cabeza de la expedición madrileña. Cercado por las protestas de los entrenadores y del fútbol base y con el equipo en mitad de tabla, no estará esta tarde de nuevo Praena en la zona noble de Riazor. Hace un año asistió en directo a un partido de vaivenes en el que el Deportivo acabó goleando (4-2), pero que comenzó con un golazo de Iban Salvador. El ex del Celta B culminó su soberbia acción con una celebración en la que hacía el gesto de ponerse una mascarilla con sus manos entrelazadas. Riazor reaccionaba entre el enfado y la incredulidad.

Hoy no estará tampoco el guineano, ahora en el fútbol polaco, pero más de un deportivista recurrirá en la grada a esa prenda imprescindible en la pandemia, un tapabocas que servirá de instrumento reivindicativo ante lo que A Coruña y el deportivismo no olvidan ni olvidarán nunca.

Esa leyenda negra de los Dépor-Fuenlabrada, esos duelos de emociones fuertes, se han trasladado últimamente también a las citas en tierras madrileñas. A la actual plantilla del Dépor seguro que le produce muchas más pesadillas lo ocurrido en la primera vuelta en el Fernando Torres. Por entonces, en el mes de octubre, el proyecto de Idiakez se encontraba más cómodo a domicilio tras varios fallos incomprensibles en Riazor y aquel día se adelantó a los siete minutos con un gol en un rebote de Pablo Valcarce, ahora olvidado por el técnico deportivista en sus planes. No pasó excesivos apuros ese día un Dépor que, minutos antes, había reclamado la roja para Manu Lama y que se movió con holgura en el duelo... hasta el descuento. El miedo escénico hizo mella entonces en los deportivistas y en dos jugadas fatídicas, no solo perdieron la victoria, sino que tiraron por la borda la posibilidad de puntuar. Del 0-1 al 2-1 en el tiempo de prolongación con tantos de Sergio Benito que retrataron a todo el equipo. Pasa de todo en los Dépor-Fuenlabrada y, más allá de los dolorosos recuerdos del pasado, la afición estará alerta en un partido que nunca será igual desde aquel 20 de julio de 2020, el día que empezó una penitencia que aún cumple el Deportivo y el deportivismo.