“Los niños gitanos de un instituto de A Coruña dejaron de faltar a clase cuando empezamos a trabajar su cultura”

“Algunos profesores se deshacen de ellos mandándolos a refuerzos de pinta y colorea”

La investigadora Jennifer Meléndez.   | // LA OPINIÓN

La investigadora Jennifer Meléndez. | // LA OPINIÓN / Enrique Carballo

Jennifer Meléndez estudió Filología Inglesa en la Universidade da Coruña (UDC), y, al hacer prácticas como profesora de inglés en el instituto Rafael Dieste, vio que los niños gitanos sufrían exclusión. Acaba de defender una tesis en la universidad coruñesa sobre cómo integrarlos y motivarlos para ir a clase.

¿Qué vio en el instituto?

Percibí que había bastante segregación por parte de ciertos miembros del profesorado, no de todos: era mucho más fácil que se deshiciesen del alumnado gitano mandándolo a clases de refuerzo sin que un psicopedagogo lo determinase. Cuando hice la investigación del doctorado me llegaron a comentar que era quitarse trabajo de encima. Si es una clase de refuerzo en la que se pueden apoyar los contenidos del aula habitual, yo lo puedo entender. Pero me encontré con niños que hacían pinta y colorea.

¿Cómo realizó la investigación del doctorado?

Trabajé en un instituto de la zona de A Coruña con 27 alumnos, tanto gitanos como no gitanos. Pedí que a los primeros no se les mandase al aula de refuerzo cuando estaba yo, que fui a una sesión a la semana entre noviembre y abril de un curso.

Utilizó el método educativo Design for Change.

Surge en la India, y busca dar solución a problemas de la vida real dentro del aula. Los alumnos consideraron que no se trataba igual al alumnado gitano como al no gitano, no solo por parte del profesorado, sino también por muchos de los compañeros. Muchas veces los niños traen de casa que “no quiero que juegues con el niño gitano”. Ellos mismos se ponen ciertos límites a la hora de tener una amistad. Quería que convivieran y no se formaran guetos.

¿Qué permitió este enfoque?

Los alumnos buscaron formas de incluir a la comunidad gitana dentro del centro para que no haya tanto racismo o estigma sobre su cultura. A nivel social hubo una mejor relación entre gitanos y no gitanos tanto dentro como fuera del aula.

También aplicó otro método, el Culturally Responsive Teaching.

Los niños quisieron llevar a cabo un proyecto sobre la comunidad gitana, y esto nos permitió introducir este enfoque metodológico, que consiste en trabajar dentro del aula con las culturas minoritarias que existan dentro de ella. Estuvimos hablando de la evolución de la lengua romaní, la migración de las comunidades gitanas, el Holocausto, un análisis del himno gitano.

¿Qué actividades realizaron los niños participantes?

Se dieron cuenta de que había ciertas expresiones de uso diario con una connotación negativas de los estereotipos gitanos, como: “eres más ladrón que un gitano”. Consideraron que tendrían que desaparecer. Buscaron diferentes personalidades internacionales conocidas que pertenecían a la cultura gitana romaní: futbolistas, escritores, cantantes... E hicieron un juego de quién es quién. Quisieron aprender a escribir biografías, y eligieron personalidades gitanas. También realizaron un mural con palabras en romaní y palabras en castellano, con un título que significa “Mira y nunca olvides”, con la rueda gitana y fotografías de las diferentes personalidades, y se lo presentaron a la comunidad educativa el Día Internacional de los Gitanos.

¿Cómo cambiaron los niños?

Había comportamientos que ellos en un principio a lo mejor no consideraban que eran racismo o discriminación, pero fueron capaces de ver que comportamientos que les parecían normales no lo eran tanto, y fueron rompiendo ese racismo adquirido que tenían como normal. En el patio había niños que no querían compartir el tiempo con compañeros de etnia gitana, o familias reticentes a que sus hijos tuvieran compañeros gitanos. Al hacer grupo muchos no querían trabajar con ellos, porque había estigma de que son menos trabajadores. Fueron rompiendo con esos estereotipos.

¿Cómo mejoró la calidad de la enseñanza para los gitanos?

Aparte de la inclusión, el alumnado gitano se vio más motivado y tuvo mejores notas. Se redujo el absentismo, del que se quejan bastantes profesores en centros con alumnos gitanos. Cuando implementamos esta metodología, dejaban de faltar, y en otras sesiones de inglés lo hacían con más frecuencia. Al ver que en el aula trabajábamos su propia cultura, y que el resto del alumnado estaba enriqueciéndose sobre aspectos de ella, se sentían más incluidos, más representados. En la tesis defiendo que los libros de texto de inglés, desafortunadamente, nos enseñan la parte más comercial de la cultura británica, pero no culturas minoritarias como los irish travellers o los gypsies, da la sensación de que no hay presencia de la comunidad gitana. Si somos capaces de darle visibilidad a la cultura gitana en los libros de texto seremos capaces de captar más la atención del alumnado gitano.

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