Entrevista |

Pablo Vázquez: “Mi padre me dijo que lo dejara, pero yo iba a aprovechar mi oportunidad”

“No hay ningún equipo en toda España como el Dépor”, dice de la afición coruñesa, motor de su fútbol

Pablo Vázquez.   | // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA

Pablo Vázquez. | // CASTELEIRO / ROLLER AGENCIA / xane silveira

Xane Silveira

Xane Silveira

Pensó en dejar el fútbol cuando nadie le daba una oportunidad y a base de fe y trabajo se ha convertido en un jugador contrastado que ahora disfruta en una temporada que va camino de premio. Pablo Vázquez (Gandía, 1994) no se distrae con cantos de sirena tras una racha que sitúa al Deportivo líder. El éxito, describe, nace y se construye con el esfuerzo del día a día.

12 partidos sin perder. ¿Ha cambiado la historia, no?

Sí, ha cambiado. Pero porque un equipo evoluciona, le da vueltas. Todos hemos dado un paso adelante: mentalidad, entrenamiento, cuidado, alimentación… estamos muy implicados. Es verdad que antes no perdíamos tanto pero empatábamos demasiado. Ahora tenemos un clima de confianza, de unión y creo que hemos mejorado mucho en la capacidad de sufrir. Recuerdo a principio de temporada que el rival nos hacía una ocasión y parecía un drama. No estábamos quizá preparados para ello. Ahora sin embargo estamos de pie, luchando, y esa es la gran diferencia con respecto al principio. Y los últimos dos con la sensación de que podíamos haber metido más. En ambos acabamos sufriendo la falta de eficacia. El resultado tan corto te lleva a eso.

La estructura también ha variado para no desprotegerse.

Estamos acostumbrados a defender con 60 metros a las espaldas. Quizá simplemente hemos mejorado la atención, las distancias con el rival. Tú puedes estar bien en vigilancias, pero si tu distancia con el rival no es correcta, llegas tarde a la acción. Hemos crecido a base de ver vídeos, el míster es súper pesado, centros laterales, vigilancias, distancias, coordenadas… al final tantas semanas incidiendo suelen tener resultado. La estructura no ha cambado mucho, pero sí nosotros.

¿Hay mucho análisis cuando llevan 12 partidos sin perder?

El fútbol es muy ventajista y parece que cuando ganas tanto seguido haces las cosas mejor. Ya te digo. Creo que hemos sufrido una evolución salvaje como equipo en general. Cuando vas ganando todo se refuerza mucho más. La línea de atrás nos hemos reunido muchísimo para hablar todo, ver qué hacer en cada jugada o cómo hemos hecho en otras acciones. Al final es a base de hablar. El míster incide mucho en nosotros porque para que un equipo vaya bien primero tiene que no encajar. Hemos dado un paso adelante y luego arriba empiezan los enanos locos a hacer lo que hacen, claro.

Esos enanos locos... ¿Había visto una irrupción parecida?

No. A mí me encantan. Yeremay y Mella tienen un desparpajo y una calidad innata. A poco que estén físicamente bien y con la cabeza en el sitio no tienen techo.

¿Esa alegría es contagiosa?

Sí, y luego la tranquilidad de saber que cuando la tienen van a pasar cosas. Ese decir: es muy difícil que no metamos gol. Y poder tener la sensación de que si no encajamos, ganamos.

Ha tenido una carrera muy movida. ¿Cómo le ha ayudado?

A mí me echaron de Tercera División en varios equipos. Llegué a quedarme sin club y estuve a punto de dejar el fútbol. He pasado muchísimo. Pero bueno, siempre he tenido esa ilusión, esa capacidad de sufrimiento, siempre he creído. Mira, estuve tres años en Tercera, luego Segunda B y fui poquito a poco con la ilusión de llegar lo más arriba posible.

¿Cómo se levanta uno de algo así? Suena duro verse sin equipo.

Sí, sí, lo es. Mi padre me dijo que lo dejara. Yo hubo un momento que no encontraba club en Tercera. Pero yo tenía la sensación esa de que si me daban una oportunidad la iba a aprovechar. Decía. ‘siento que en cuanto me la den’. Y esperas y esperas.

¿Y cuándo llegó el cambio?

Cuando salgo de juveniles paso por Alzira, precisamente con Dani Ponz (entrenador de Unionistas), luego voy a Torre Levante, Saguntino y ahí no me coge nadie. Acabo en un pueblecito de Valencia (La Llosa), entrenando y sin ficha, esperando a que me la hagan. No me la hacían y fue el impasse de pensar: ‘igual me tengo que dedicar a estudiar’. Pero decidí aguantar, no sé bien porqué. Pero aguanté. Y cuando ya no había casi jugadores porque no se cobraba y se fueron muchos me la tuvieron que hacer. Entonces me dio tiempo a hacer media vuelta buena y ahí empecé un poco a escalar. Ontiyent, San Fernando, Córdoba B... y ya fui hacia arriba. He pasado muchos momentos muy malos, sin jugar casi nada, defenestrado, pero hay que aguantar porque el fútbol es así. Hay tantas cosas que no dependen de ti que tienes que resistir. Si no lo haces te hundes.

Y que la suerte le pille trabajando

Sí, pero yo he tenido poca suerte. Yo no cobraba nada, me costaba un dineral porque hacía 180 kilómetros en total para ir a entrenar. Fueron años que me han curtido.

Es un camino muy distinto a la mayoría de chicos de aquí.

Sí, claro, y por eso yo les exijo y les digo que no pueden dejar pasar esta oportunidad. Están en el Deportivo, tienen que entrenar todos los días como si no hubiera un mañana. Ojalá hubiera tenido yo esa oportunidad, ojalá haber estado yo en la cantera del Valencia, Villarreal o así. O igual se me hubiera escapado. Porque parece que cuando tienes todo no valoras, y cuando no tienes nada… pero ahora que yo he pasado eso, veo los chavales de aquí que tienen una oportunidad grandiosa y les exijo.

¿Le hacen caso?

A ver... (se ríe). Son chavales. Los chavales de ahora no son como los de antes.

¿Ha cambiado mucho?

Sí, sí, yo me acuerdo que cuando era un chaval y entrenabas con gente de treinta y tantos había una distancia insalvable. Ellos eran intocables. No se les podía entrar, tú estabas testimonialmente en el vestuario. Ahora los chavales participan más que nosotros que somos los mayores. Yo antes no hablaba nada, y ahora llevan la voz cantante. Pero a mí me parece bien. Eso tan antiguo de los veteranos son intocables no me gusta. No me vale

Después de todo eso, ¿valora distinto el verse aquí?

Esto es otra historia, claro que lo valoro. Por eso yo cada vez que salgo con esta camiseta voy a todo lo que puedo. Para mí es otra oportunidad. Estar aquí y hacerlo bien para mí es muy valioso. Pero el fútbol da muchas vueltas, ahora que parece que todo va bien también hay que estar preparados para cuando no salga tan bien. Espero que la gente sea comprensiva también, que nosotros no somos máquinas.

Aquí muchas veces es blanco o negro. ¿Estamos preparados si hubiese que sufrir?

Pero eso es aquí y en todos lados, lo que pasa es que aquí sois más. Es igual en todas partes pero aquí la afición es tan grande… y lo que ha hecho la hinchada estando en Primera RFEF, la cantidad de gente que se ha volcado con nosotros… yo creo que no hay ningún equipo en toda España que lo pueda hacer. Ninguno. Estoy convencido. Porque yo he estado en sitios que en las malas la gente no va. La gente se desapunta del fútbol. Y luego si viene la Copa, o asciendes van todos. Pero lo de este año sí tiene mérito, y lo de los anteriores, pero este incluso más.

Y los viajes... ¿Había visto algo parecido?

Lo de Majadahonda fue… habría 80-20. La gente fuera. Encima como hay muchas peñas por toda España. Esa es la gente que a mí me mueve, quiero recompensarla. Hay que valorar mucho eso, es su dinero, su tiempo, hay que estar ahí por ellos también.

¿Hay tiempo para pensar en la posible fiesta?

No, no. Para nada. Creo que hemos aprendido todos la lección ya. Yo en Badajoz, un año con el Amorebieta, que habíamos ganado todo y el partido más importante lo perdimos. Y aquí pasó con el Albacete. Estamos todos escaldados, vamos a ser precavidos.

Suscríbete para seguir leyendo