3-1 | El Dépor Abanca es de Primera

El equipo que dirige Irene Ferreras goleó al Cacereño con un doblete de Millene y otro de Ainhoa Marín para certificar el ascenso a la Liga F

Riazor, sublime, estableció récord de asistencia en la categoría

Dépor Abanca: así fue la celebración del ascenso a Primera División Femenina

Iago López

Xane Silveira

Xane Silveira

Bajo el ardiente sol de una mañana que olía a gloria, el Deportivo Abanca se medía ante sus propios miedos en un día grande con un Riazor a rebosar de aficionados, con todo el primer anillo vendido y las partes altas de Tribuna y Preferencia repletas de camisetas. No era un partido cualquiera, era un duelo que valía un ascenso. El día en el que Ainhoa y Millene comandaron a A Coruña de regreso a Primera División.

Millene Cabral, máxima goleadora del Deportivo, celebra uno de sus dos goles en Riazor |  // IAGO LÓPEZ

Millene Cabral, máxima goleadora del Deportivo, celebra uno de sus dos goles en Riazor | // IAGO LÓPEZ / Xane SIlveira

En esa lucha por la eternidad, por abrir una nueva página en el libro de historia del club, el equipo que dirige Irene Ferreras luchó contra sus propios fantasmas. En una fecha marcada para la celebración gracias a la renta cosechada a lo largo del curso, las locales exhibieron tanto ímpetu como nervios en una carrera a contrarreloj que arrancó en el minuto uno. Era un día para disfrutar, aunque las coruñesas, que sabían que un triunfo certificaba su promoción, cayeron en sus propios nervios por anotar el segundo gol antes que el primero.

Era una película que sonaba a conocida. A repetida. A aquella tarde ante el Europa que se complicó en exceso. Hasta que apareció Ainhoa Marín, baluarte del proyecto y figura indiscutible en las últimas tres temporadas. MVP del curso 21-22, eligió quedarse para llegar a Primera División vestida de blanquiazul y tras una temporada complicada por la operación de verano, el fútbol le devolvió la alegría cuando ya parecía que el encuentro se iba sin goles al descanso.

Las jugadoras del Deportivo se abrazan en Riazor celebrando uno de los goles anotados ante el Cacereño. |  // IAGO LÓPEZ

Las jugadoras del Deportivo se abrazan en Riazor celebrando uno de los goles anotados ante el Cacereño. | // IAGO LÓPEZ / Xane SIlveira

Un centro, el enésimo después de 45 minutos de asedio. Esta vez no hubo un remate. La catalana, que había empezado en banda derecha y cambió a la izquierda, se cruzó para controlar el templado pase de la ambidiestra Marta Charle. No remató. Intentó un control imposible que se le fue largo, con la suerte de que la pelota terminó cruzando la línea de meta. Estalló la 14 hacia el córner, emocionada con un gol que era una liberación. Delia Baz no llegó a un balón sin fuerza, impulsado, quizá, por el espíritu de quien protagonizó las primeras tardes de fútbol en A Coruña con el Karbo.

Antes de todo aquello, el Deportivo había tenido un sinfín de ocasiones frente a un Cacereño que amagó con presionar y pronto replegó en su propio campo. Perseguían sombras de un Dépor Abanca nervioso. Esta vez recuperando a Cris Martínez, que fue baja por lesión en el último encuentro y alcanzó las 201 apariciones. Historia viva del equipo en su octava temporada, todas desde el regreso de la sección en 2016. Su sociedad junto a Ainhoa era el foco de mayor actividad. Se metía por dentro en un estilo guardiolesco para dejar la banda a la catalana y luego romper hasta línea de fondo. Incluso tuvo un buen remate que no entró por poco.

El Dépor lo intentó de todas las formas posibles. El Cacereño, por su parte, solo dañaba a balón parado. Henar pudo hacer un penalti que parecía claro tras derribar a una rival a los 15 minutos. Altamira otro, a los 37, pero Sánchez García no señaló ninguno. Por suerte.

Riazor botó, cantó y animó. Se puso en pie tras el primer tiempo. Quedaba certificarlo con la segunda mitad.

El paso de los vestuarios sirvió para que el Cacereño le diese una vuelta a su idea tras pasar la primera parte aguardando en su campo. Y eso, claro, generó espacios para un Deportivo que saltó de nuevo con ciertos nervios. Pero en las citas grandes, las figuras importantes son las que matan cualquier atisbo de duda. Ainhoa, brillante caracoleando entre líneas y señalando el camino de la diversión a sus compañeras, encontró por dentro a Lucía Martínez. La ex del Granada buscó al espacio a Millene y la brasileña puso el segundo, el 14º en su cuenta particular en una temporada que la consolida como una de las figuras del equipo. La 10 blanquiazul, que había participado poco hasta el momento, rompió a la espalda de Leivis Ramos, controló en el interior del área y por el primer palo sacó un disparo alto al que no llegó Delia Baz. Volvió a estallar Riazor y el banquillo coruñés. Fundido a negro en un abrazo colectivo de todo el equipo. El 2-0 mataba definitivamente los nervios.

El gol desató la locura en Riazor, que encadenó una secuencia de olas que parecía no tener final. La fiesta comenzaba media hora antes del final del encuentro.

No importaba ya lo que sucedía en Sant Joan Despí, donde el Barça B cumplía su parte y derrotaba al Espanyol. Riazor bastaba para coronar al Deportivo, donde ya todas querían dejar su sello con algún remate imposible. Era un día para disfrutar. El segundo tanto dio tranquilidad a las locales, que empezaron a amasar el balón con rapidez y agilidad, volviendo a su mejor cara, a su mejor nivel, como si el último mes se borrase de una tacada.

Hubo tiempo para rotaciones. Para agradecer a aquellas jugadoras que han formado parte de un ascenso histórico tras una larga temporada que, en realidad, han sido dos desde aquella promoción fallida ante el Granada. Laurina, que ha vivido un año difícil, saltó junto a Samara para que Riazor se pusiese en pie. Se retiraba la capitana Cristina Martínez. Poco después entraron Eva Dios, Carlota y Elena, dos jugadoras que merecían volver a vivir esto y una canterana que pone el sello de la casa.

Entre olas, cánticos y cambios, Ainhoa seguía en su patio de recreo y provocó un penalti que cedió para Millene. La brasileña no falló y completó la goleada. 3-0 y 15 goles en su cuenta particular.

El final fue cuestión de tiempo. Con garabato de Okuma. La fiesta, el premio a una temporada prácticamente perfecta. Solo dos derrotas, en lo alto de la clasficación todo el curso y dominando con mano de hierro desde el primer día. El curso pasado se escapó por un gol. Prácticamente el mismo bloque regresó un año después para lograrlo. El ascenso es suyo. El Deportivo es de Primera.