Fútbol - Deportivo

2-0 | Un Deportivo Juvenil orgulloso cae en Sevilla

Los pupilos de Manuel Pablo merecieron más, pero perdonaron demasiado

El deportivista Domínguez ante un rival

El deportivista Domínguez ante un rival / Sevilla

Xane Silveira

Xane Silveira

Abegondo vuelve a ser el orgullo de un Deportivo que tiene todo lo que necesita para el futuro en su base. El equipo juvenil cayó derrotado, pero con honor y mucho orgullo ante un Sevilla imbatido en casa que se libró por puro azar. Sí, la suerte, esa que no se educa pero se busca, fue la que separó al cuadro de Manuel Pablo de alcanzar la Final a 4 de la Copa de Campeones en un año histórico en el que fueron campeones de liga y también firmaron una gran participación en la Copa del Rey.

El fútbol fue cruel con un Dépor al que le faltó pólvora y un poco de malicia para transformar todo lo que generó. Cuando perdió el respeto (deportivamente hablando) por el rival y miró a los ojos a un Sevilla vulnerable, logró igualar fuerzas e incluso ser superior. Pero no aprovechó su momento y dejó vivo a un equipo con mucho potencial que acabó mejor la prórroga. Iker Villar, que entró desde el banquillo, fue decisivo con un doblete.

El calor marcó un partido en el que el Deportivo fue creciendo con el paso de los minutos. Los de Nervión marcaron el pulso del encuentro en los primeros compases, pero ese domino se desinfló con rapidez. Ibra mostró su amenaza al espacio y probó suerte con un disparo que se fue al lateral de la red. Era el primer susto. No hubo muchos más en un tramo inicial espeso.

Con el discurrir del duelo, el Dépor se asentó y al borde del descanso generó la primera gran oportunidad del partido. Pablo García, todavía en edad cadete (tiene 16 años cumplidos en enero), se escapó por la banda derecha y sirvió un pase de la muerte que Mardones envió a la grada cuando lo tenía todo para anotar el primero. El Dépor perdonaba.

Aquello sirvió para ver que la victoria sí era posible. La segunda mitad fue todo lo opuesto. Los pupilos de Manuel Pablo se animaron con balón. Guerrero abandonó la banda y empezó a intervenir por dentro, asociándose con Kevin y Domínguez, lo que generó varias ocasiones de peligro. La más importante en el minuto 58. Después de que Domínguez estrellase un balón al palo, Pablo García fue derribado en el interior del área y el colegiado no dudó en señalar el punto de penalti. La acción era merecedora de tarjeta amarilla, pero el gaditano Hernández Maestre perdonó a Juanca la segunda. Ya tenía una y debió haber sido expulsado.

Kevin Sánchez se encargó de lanzar la pena máxima, pero el ariete internacional sub 19 no estuvo acertado. Probó con un golpeo raso al medio para engañar a Marc Dolz, quien dejó los pies abajo y logró detener el disparo.

Los pupilos de Manuel Pablo no desistieron. Lo intentaron una y otra vez, pero la suerte no se puso de su parte. Diez minutos después del penalti, el meta local dejó un rebote que alcanzó Kevin, pero de nuevo se topó con la buena intervención de Marc Dolz, héroe sevillista para mandar el partido a la prórroga.

El tiempo extra fue una carrera cuesta arriba para el Dépor. Volvió a tener la suya en un ataque entre Lucas y Kevin que ninguno de los dos supo transformar. Faltaba sensibilidad en ese último toque, pero la energía ya escaseaba. La máxima de quien perdona la paga invadió la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros. Los locales acabaron mucho más frescos y en un saque de banda, Iker Villar cuerpeó ante Samu, dejó atrás a su marca, que no fue capaz de proteger el balón, y en un acelerado mano a mano ante Román Noya, se la picó por encima para romper la igualada. 1-0.

Las fuerzas no sobraron en el segundo tiempo de la prórroga y el Juvenil que dirige Manuel Pablo terminó desfondado. En un contragolpe, de nuevo Iker Villar, que segundos antes había visto la amarilla, se plantó mano a mano con Román Noya y sentenció el encuentro con el segundo tanto.

El Deportivo no fue capaz de anotar ningún gol y despide la temporada con una derrota que le apea de la Copa de Campeones. Dice adiós a un año exitoso del que, sobre todo, debe estar orgulloso.