A Coruña y la fiesta infinita

Casi 24 horas de éxtasis deportivista en un día que quedará en la retina y el corazón. Desde la calle San Juan al cortejo y la ‘Fan Zone’ hasta los primeros rayos del día siguiente

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Quien pensase que A Coruña no iba a celebrar un ascenso supuestamente obligatorio es que no la conoce. De hecho, festejó hasta cuando aún no había que hacerlo. Porque en realidad, lo que hay que lucir, lo que hay que elevar, es al propio Dépor, a cómo vive cada aficionado esta pasión y a cómo se han acompañado entre todos estos cuatro años. Y por eso el 12 de mayo de 2024 pasará a la historia como uno de los grandes días blanquiazules. Abuelos, veteranos, jóvenes, bebés, mascotas, autobuses... Todos salieron a la calle con algo del Dépor (bufanda, camiseta, cinta de pelo...). Todos tenían en la mente una única obsesión: el ascenso, el regreso, la justicia después de temporadas infames...

Al Dépor se le festejaba en cada rincón, pero era indudable que había puntos neurálgicos. Uno de ellos, el que concentró a la marea blanquiazul en sus primeras horas, fue la calle San Juan. Miles de personas y miles de cánticos en las horas previas, en esa sesión vermú especial, hasta que el cortejo partió del Campo da Leña hacia Riazor. O Dépor e a súa xente, decía una de las pancartas. Nada que puntualizar.

La fiesta del ascenso del Deportivo en la sala de prensa del estadio de Riazor.

Xane Silveira

Esa hora y media que les llevó llegar desde la plaza de España a Riazor dejó infinidad de imágenes para el recuerdo. Un año antes habían llenado San Andrés y esta vez dejaron instantáneas eternas en el paseo marítimo. Unas 80.000 personas que, vistas con tomas de dron al lado del mar, ponían los pelos de punta. Una estampa deportivista que recorrió medio mundo. Os tempos son chegados, rezaba una pancarta que encabezaba la marcha y que estuvo en Marathón en el partido. El equipo se quedó impresionado con lo que vio a su llegada al estadio, aunque no se libró de un pequeño incendio en la parte superior del bus. La historia, el meigallo de 1991 venía a hacer guiño.

Arsenio y Bebeto estuvieron presentes también en espíritu y en la grada de los decibelios. El aspecto de Riazor y el ambiente fueron inenarrables durante todo el encuentro._El seísmo se produjo en ese minuto 57 con el gol de Lucas y con varias réplicas. Las lágrimas y los nervios eran incontenibles. Con el pitido final se desbordaron las primeras y se aplacaron los segundos. Más fiesta.

Fiesta del ascenso del Deportivo en la explanada del palacio de los deportes de Riazor.

Carlos Pardellas

Lloros, abrazos, manteo a Lucas, descontrol, micrófono para todos, cánticos, invasión a la rueda de Idiakez... Se cumplieron todos los rituales, no era para menos. Siempre con el de Monelos en el epicentro. Esta vez no hubo Cuatro Caminos, quedó pospuesto, y se trasladó la fiesta a la Fan Zone habilitada por el club en la explanada del Palacio. Ahí volvieron las tonadillas, los saltos, la cerveza... Respondían en el campo, también fuera. La noche, interminable, como el día. Los primeros rayos del día sorprendieron a más de uno, porque en A Coruña hay que andar de parranda e durmir de pé, más después de tanto sufrimiento, y sobre todo, porque las fidelidades se forjan en las malas y cristalizan en las buenas.