Ellos lo vieron desde el cielo

El deportivismo sufrió en los últimos tiempos las pérdidas de Arsenio, Luis Suárez o Amancio

Arsenio Iglesias

Arsenio Iglesias / EFE

Si preguntan en Riazor, pocos aficionados habrá ya que los recuerden haber visto jugar. De lo que tendrán pocas dudas es de la calidad que atesoraban en sus botas. Dos de ellos llegaron a estrellas del fútbol europeo tras haber vestido la camiseta blanquiazul. El tercero, seguramente el más querido, destacó también en el campo, pero mucho más en el banquillo y en las salas de prensa, donde dejó frases que ya les gustaría haber firmado a muchos filósofos de los que se estudian en el instituto. Luis Suárez, Amancio y Arsenio Iglesias.

Amancio y Luis Suárez en 1976

Amancio y Luis Suárez en 1976 / 110%

El deportivismo celebra el ansiado regreso al fútbol profesional. Tras cuatro años en el tercer escalón, vuelve a la antesala de la élite. Curiosamente, en sus primeros 114 años de historia solo había estado dos temporadas por debajo de Segunda, la mitad de las que pasó desde el fatídico descenso contra el Fuenlabrada en 2020.

Esta es la primera vez que los blanquiazules celebran un ascenso sin que puedan verlo el trío de ídolos de Riazor de mitad del siglo XX, de los que hicieron del fútbol coruñés un sello de calidad universal.

El más añorado de esta terna por la afición, sin ninguna duda, es Arsenio Iglesias, eterno entrenador y jugador blanquiazul, al que Lucas le dedicó parte del éxito desde el palco de la celebración.

La mala noticia de su fallecimiento, tras un tiempo en el que su salud ya era delicada, llegó hace poco más de un año, el 5 de mayo de 2023. La afición despidió con honores al guía que llevó al equipo a ganar su primer título (aunque a la postre se descubrió que ya era el segundo), la Copa del Rey de 1995. 

El velatorio de O Zorro coincidió con uno de los encuentros que estaba marcado en rojo en el almanaque, el Deportivo-Alcorcón, aunque no pudo celebrarse con una victoria. Después llegó el desgraciado partido de play off de Castellón en donde los blanquiazules perdían todas las opciones que tenían de volver al fútbol profesional esa temporada. Desde hace unos días la calle que da acceso a la grada de Maratón, la de sus “nenos descamisados”, lleva su nombre.

Precisamente, unos días después del fiasco de Castalia, y durante la transición del Deportivo hacia una nueva etapa tanto en el campo como en lo institucional, una nueva noticia luctuosa llegó desde Italia. En esta ocasión era Luis Suárez Miramontes el que fallecía un domingo de verano. 

Se despedía así un jugador único, que asombró a Europa y que desde Monte Alto llegó a lo más alto en una carrera donde pasó por Dépor, Barcelona, Inter de Milán y Sampdoria. En Milán seguía viviendo, lugar en el que era tratado con veneración y en donde nunca perdió el acento de sus orígenes.

Los deportivistas recuerdan que Luisito fue el único Balón de Oro nacido en A Coruña, cuando la realidad dice que, hasta el momento, no hubo ninguno más que fuese alumbrado en territorio español.

Sin embargo, el año negro del deportivismo, 2023, ya se inició con otra noticia luctuosa en el mes de febrero. Amancio Amaro, quien fue máximo goleador con el equipo coruñés en la categoría a la que ahora regresa, fallecía en Madrid a los 83 años. Amancio comenzó en A Coruña y terminó su carrera en el Real Madrid, donde ganó la Copa de Europa del 66 y fue presidente de honor.

Muchas despedidas

Otro que defendió la camiseta blanquiazul en muchas ocasiones y ya no pudo ver a su equipo regresar al fútbol profesional fue Luis García Mosquera, El Chato, quien se despidió el pasado enero. Sus compañeros lo recuerdan como un defensa duro y noble.

Cuatro años que han provocado la despedida de muchos sin ver a su equipo de vuelta. Es el caso de Cano, Pampols, Lexo, Seijas, Lariño, Regueira, Goñi, Cantudo, Celestino Ledo, Vegazo, Jaime Agulló padre, Blasco Morilla, Rabadeira o Jorge Parrocho. También exdirectivos como Paco Lodeiro, Luis Sánchez Doporto o Pedro Tomé; los doctores Cobián y Barbeito o el fisioterapeuta José Luis Aristín.

Todos han visto desde el cielo cómo “su Dépor” vuelve a una categoría que aún no le corresponde, pero que no debió perder.