Deportivo

Yeremay y Mella, orgullo identitario

Claves en el ascenso a Segunda División, marcan la línea a seguir con la cantera

Sus figuras han sido diferenciales en la categoría

Se han convertido, además, en un símbolo para la afición blanquiazul

Yeremay Hernández y David Mella celebran el ascenso del Deportivo en el césped de Riazor junto a Lucas Pérez. |  // EFE

Yeremay Hernández y David Mella celebran el ascenso del Deportivo en el césped de Riazor junto a Lucas Pérez. | // EFE

Xane Silveira

Xane Silveira

Ante la falta de referentes que permanezcan en un mismo lugar durante varios años, situación habitual en temporadas de tempestad, David Mella y Yeremay Hernández emergieron en el lugar y momento adecuado para erigirse como figuras clave en el juego ofensivo del Deportivo y también como símbolos para una grada que necesitaba contagiarse de cualquier energía positiva para vibrar. La temporada 23/24 será recordada como el fin de la agonía coruñesa en el tercer escalón del fútbol nacional, pero también como el curso de explosión futbolística de ambos extremos. Amigos fuera del campo y ejemplo a seguir para los que vienen por detrás.

Ha sido una temporada de explosiones en un Deportivo que ahora baile al ritmo de dos niños que practican un fútbol endiablado. Hace un año, en realidad, sonaba utópico, pero ambos se han encargado de cambiar la situación, cada uno a través de su propio camino.

Yeremay Hernández empezó el verano dudando. Como para no después de tanto tiempo aguardando una oportunidad que nunca llegó. Sin embargo, para cuando arrancó la pretemporada su estatus ya era otro. Lucía el 10, con todo lo que eso suponía, y se erigía como pieza clave del equipo. En los primeros partidos veraniegos demostró que su transformación era total. Jugaba a otro ritmo y pronto lo pudo demostrar en liga, hasta que rompió.

Por detrás, en el amplio puñado de canteranos que fueron pasando por la mano de Idiakez durante verano, arrancaba a un paso muy distinto David Mella, quien tardaría varios meses en ganarse un hueco para no soltarlo. Su proceso fue distinto, pero poco a poco encontró la madurez que su fútbol necesitaba.

Idiakez fue capital en su evolución: por insistir en juntarlos y por darles confianza plena

Entre el inicio y el final sucedió un mundo. Por el camino, Idiakez insistió en juntarlos. Trabajó para ello y sus jugadores le correspondieron a una confianza ciega. Los dos menudos debían coincidir en el campo y para ello David Mella tendría que adaptarse. No tardó en hacerlo, porque los buenos tienen eso, son buenos. La derrota en León fue el punto de inflexión: el de Espasande tenía que ser titular. Su juego cambiaba al equipo para bien y tras su última lesión, estaba listo para hacerlo.

Para David Mella, que cumplió 19 años en mayo, al final de campaña fueron 35 partidos, nueve goles y tres asistencias con el primer equipo. Para Peke, por su parte, cuatro tantos y otros cuatro pases de gol. Además, el canario se llevó el premio al gol de la temporada votado por la afición.

Su irrupción ha sido algo más que futbolístico. Se han convertido en símbolos para una grada que necesitaba ídolos a los que aferrarse, además de Lucas, que ya está en otro nivel de mitología deportiva. En Mella y Yeremay la afición encontró un punto en común para creer que todo era posible bajo la batuta de dos jugadores sin miedo ni presión. Sin la corrupción del paso del tiempo y los partidos. Pero, además, ambos se convirtieron en ejemplo para los que llegan por abajo porque nadie les regaló nada. Idiakez les dio la oportunidad y ellos derribaron la puerta. No solo fueron uno más, fueron los mejores en lo suyo para saltar de golpe al fútbol profesional. Se han ganado la oportunidad de confiar en ellos en Segunda División. Seguro que responderán bien.

Las decisiones a tomar con los otros jóvenes

En el Deportivo de Yeremay y Mella hubo cabida a otros canteranos que aportaron en mayor o medida. Primero, Rubén López (20 partidos y otros once con el Fabril) y Dani Barcia (16 partidos), los dos nombres que más participaciones sumaron con el primer equipo. El centrocampista, además, partiendo desde el filial y compaginándolo durante muchas semanas. Por detrás, Martín Ochoa (12) Iano Simao (7), Kevin Sánchez (4), Jairo (1) y Diego Gómez (1), quienes se mostraron bien en liga o en copa a lo largo de la temporada. Con todos ellos Idiakez y Soriano deberán tomar decisiones. Quién arrancará la temporada, a quién le podría venir mejor una cesión o qué jugadores sí están listos, pese a no haberse asentado como titulares, para el salto a Segunda División. Después de un año donde la cantera fue solución y salvación, el ascenso no debe derivar en un olvido.