Decenas de trabajadores de la fábrica coruñesa de Alcoa hacen turnos bajo la carpa instalada en el recinto de A Grela a la espera de que la multinacional estadounidense del aluminio decida si los precios de la electricidad que tendrá que pagar a partir del 1 de enero son lo suficientemente ajustados para que le compense mantener abierto el centro de producción de A Coruña que tiene en nómina a 395 trabajadores y da empleo de forma indirecta a casi otros tantos.

800 familias coruñesas vivirán mañana -y tal vez pasado- pendientes del teléfono, de la radio, hasta de las webs de los diarios locales para saber si les toca la otra lotería, la de mantener el statu quo de su economía familiar, o si por el contrario, empezarán el próximo año a la cola del Servicio Público de Empleo (SEPE). Si Alcoa logra las bonificaciones a la tarifa eléctrica y retira el despido colectivo presentado en A Coruña y Avilés para un total de 800 empleados.

Tras 20 días de incertidumbre sobre su futuro, los trabajadores afrontan con escepticismo la segunda ronda de subastas de incentivos eléctricos que se celebrará el lunes y martes en Zaragoza y en la que Red Eléctrica de España repartirá los bloques de 5 megavatios (MW) interrumpibles entre al menos una treintena de fábricas que en la convocatoria de la tercera semana de noviembre se fueron de vacío -como Alcoa Coruña y Avilés- o lograron menos bonificaciones de las que necesitaban. Es el caso de Alcoa San Cibrao o Arcelor Mittal, entre otras muchas.

El Gobierno no lo puso fácil

La multinacional estadounidense se ha comprometido a acudir a la subasta, aunque reconoce que sus normas no se lo ponen nada fácil. Alcoa decía necesitar entre 20 y 30 millones en primas para cada una de las dos factorías amenazadas de cierre. El precio de partida de los bloques, de 975.000 euros, en comparación con los 1,3 millones de la anterior convocatoria son cualquier cosa menos un aliciente, pero además el Gobierno ha decidido no desvelar el número total de megavatios que pondrá en el mercado -se calculaba que habían quedado entre 600 y 700 desiertos en la primera puja-, con lo que las empresas no saben cuántos lotes saldrán a subasta. "Dadas las normas, es muy difícil que las empresas puedan planificar una estrategia de forma eficaz", dijeron fuentes de Alcoa el viernes.

"Tenemos la sensación de que la empresa ya tiene la decisión tomada y que quiere cerrar esta fábrica", reconocía ayer el presidente del comité de empresa, Nazario Arias, en una entrevista a Radio Coruña. "Por momentos nos puede el pesimismo", explicaba horas después a este diario. Todo es fruto de la incertidumbre entre otras cosas sobre las consecuencias que tendrá para el resultado de la subasta esa información confidencial que el Ministerio de Industria prefirió no desvelar sobre el desarrollo de la puja.

La plantilla no confía en la dirección de Alcoa, que hace dos años, cuando el conflicto de la interrumpibilidad saltó por primera vez, presentó un descuelgue del convenio laboral un mes después de que Industria le diese una solución a la tarifa. "Fue el premio por las más de 30 movilizaciones que hicimos en A Coruña para conseguir una rebaja del precio de la electricidad", recuerda Nazario Arias. Tampoco confían en el Ministerio, que renuncia a dar una solución a la gran industria a pesar de las advertencias -de Alcoa pero también de Arcelor y Ferroatlántica- sobre la pérdida de competitividad internacional que les provoca el precio de la energía en España.

Los comités de empresa de A Coruña y Avilés esperarán noticias de la subasta ya en la reunión que mantendrán mañana a partir de las 3 de la tarde en Madrid con directivos de Alcoa España dentro del periodo de consultas para el despido colectivo planteado. La firma se negó a aplazar el encuentro al viernes para esperar noticias sobre la subasta, pero los trabajadores confían en que los directivos les trasladen algún detalle sobre el resultado entre el lunes y el martes. De no ser así, tendrán que esperar a la próxima semana, cuando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) informe públicamente sobre los resultados de la puja.

El procedimiento de la subasta

¿Y cómo se celebra esa subasta? El Ministerio solo ha revelado que se producirá en un recinto de congresos de Zaragoza, pero según fuentes próximas a la convocatoria, Alcoa -y el resto de las empresas- tendrá que designar a un representante por cada planta, que seguirá el proceso completamente aislado, en un habitáculo cerrado y dotado de una pantalla en la que se reflejarán los precios de los bloques pero no las ofertas de sus competidores. Partirán de 975.000 euros por lote de 5 MW (195.000 euros por megavatio) que irá bajando como en una subasta de pescado en lonja a razón de 5.000 euros por escalón y lote.

Cada uno de los pujadores tendrá un pulsador a mano que accionará en el momento en que decida abandonarla porque el precio ha caído por debajo de sus necesidades. Alcoa lo pulsó en la primera subasta cuando el precio cayó por debajo de los 1,25 millones, pese a lo cual, el ministro Soria llegó a decir que no había pujado. Cada subasta concluirá cuando sólo quede uno de los pujadores, dispuesto a cobrar el precio más bajo por reducir o cesar su consumo eléctrico en caso de emergencia.

Mientras los trabajadores de Alcoa en A Coruña dan muestras de pesimismo, el conselleiro de Industria, Francisco Conde, se mostró ayer "optimista" con que la subasta permita "salvar la situación" de la factoría coruñesa. Conde, sin embargo, en línea con el discurso del Gobierno, carga toda la responsabilidad sobre la multinacional. "Somos optimistas porque hay una voluntad clara del Gobierno de ofertar este sistema de la interrumpibilidad a las empresas y también una voluntad clara del conjunto de las empresas de mantener su situación", dijo.