El Gobierno regula al fin las redes eléctricas cerradas para la gran industria. Es decir, la posibilidad de que todas las industrias de un polígono con actividades conexas estén interconectadas entre sí y puedan así optimizar su consumo. Esta opción es una realidad desde hace años en países como Alemania, Bélgica u Holanda.

A finales de 2018, en el Real Decreto-Ley de que anunciaba la creación del Estatuto Electrointensivo se introducía la figura de redes eléctricas cerradas y se daba un plazo de seis meses para elaborar el reglamento. Un año después, el ministerio para la Transición Ecológica publica hoy el borrador del nuevo real decreto en consulta pública hasta el 1 de julio con la esperanza de aprobar la medida en Consejo de Ministros “como muy tarde en el último trimestre”. Las redes serán autorizadas por la dirección general de Política Energética y Minas, previo informe de la CNMC.

El texto establece la definición de qué se entiende por red cerrada, esto es, que esté vinculada a procesos industriales relacionados entre sí de forma que el 75% de la energía que consuman o el 50% del número de clientes tengan procesos conexos. Es decir, no podrá ser objeto de una red cerrada un polígono industrial que realice actividades variopintas, sino que se limita a polos industriales Las empresas deben acreditar que tienen la misma división de grupo de códigos CNAE.

Con un alcance geográfico limitado a 5 kilómetros, el texto permite incluir además a un máximo de 100 clientes no industriales que presten servicios conexos o incluso personas que vivan en poblados industriales. Los consumidores se ahorrarán la parte correspondiente del recibo a la retribución de la red.