Los inversores han dado este año la espalda a las compañías de energía renovable en Bolsa. Las cotizadas verdes han pasado de generar grandes expectativas a suscitar ciertas dudas en un mercado eléctrico en convulsión y la apuesta inversora se ha desinflado, como muestra la evolución del índice de referencia del sector, el S&P Global Clean Energy Index, que ha retrocedido un 21% desde enero. En lo que va de año, la coruñesa Greenalia ha visto caer un 13% el valor de sus acciones en el BME Growth —el segmento de la Bolsa para empresas emergentes en el que cotiza mientras prepara el salto al Mercado Continuo en 2022— y explora nuevas vías para obtener el dinero que necesita para ejecutar su plan de expansión en España y Estados Unidos. La empresa de energías renovables con sede en María Pita comunicó ayer que lanza un programa de “pagarés verdes” con los que espera captar 100 millones de euros en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF). Greenalia sigue así los pasos de Grenergy, que en septiembre fue la primera firma española en lanzar plan de este tipo, sumándose al auge global de la financiación verde. Con los nuevos pagarés y la reciente ampliación de capital —que incrementa la participación de José María Castellano—, la compañía de Manuel García Pardo apuntala su plan de expansión en energía eólica —terrestre y offshore—, solar, almacenamiento y biomasa con el objetivo de instalar una potencia de cinco gigavatios en cinco años.

El mercado eléctrico vive un momento convulso y la zozobra se extiende a las productoras de energía renovable. Greenalia arrancó el año con un valor bursátil de 385 millones de euros y se ha dejado 36 millones por el camino, hasta los 349 millones de capitalización actual. No es la única. Grenergy perdió 216 millones desde su máximos de enero, un 20%. Solaria, por ejemplo, se dejó casi la mitad de su valor (-46%), con 1.803 millones menos. Las compañías de energía verde que más valor perdieron fueron Siemens Gamesa (11.395 millones menos, -43%) e Iberdrola (15.683 millones menos, -20%). La coruñesa Ecoener, que se estrenó en el parqué en mayo, tampoco escapa a esta mala racha. Ha caído un 27,5% desde su debut, con un valor actual de 252 millones de euros —por debajo de Greenalia, aunque llegó darle el sorpasso en junio—.

Pero la Bolsa no es la única vía para captar financiación. El Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) se perfila como una opción interesante para Greenalia, que “consolida su posición como empresa pionera en la emisión de financiación verde —afirma en el comunicado remitido al BME Growth— tras la calificación como green de todos los bonos emitidos hasta ahora, el último de ellos de 55 millones, emitido en diciembre de 2020, y también calificado con la mayor puntuación en materia de sostenibilidad por la agencia de calificación Standar&Poor”. Banco Santander y Banca March se ocupan de la colocación de los pagarés, de un año de vigencia.

La agencia de calificación Sustainalytics avala el programa de pagarés verdes de Greenalia por considerar que los proyectos de la compañía pueden contribuir al proceso de transición energética en España. El informe emitido por esta agencia internacional independiente valora que el programa financiero de la compañía “es robusto, transparente y está alineado con la estrategia general de sostenibilidad de la empresa, a la vez que permitirá contribuir al avance del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 de las Naciones Unidas, que recoge el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”.

Ampliación de capital

Greenalia refuerza así su financiación en una acción que se suma a la ampliación de capital de 15 millones de euros que efectuó el mes pasado mediante una colocación acelerada privada en la que logró vender 937.500 acciones de nueva emisión. En esta operación, el presidente y segundo accionista de la compañía, José María Castellano, incrementó su participación al adquirir 50.000 acciones por 800.000 euros. Castellano poseía ya el 5,18% de Greenalia, solo superado por Manuel García, consejero delegado y dueño con el 84%.

La eólica cubre un 22% de la demanda de electricidad

Un estudio publicado por la Asociación Empresarial Eólica (AEE) y realizado por Deloitte constata que la energía eólica generó 54.899 gigavatios (GWh) de electricidad en 2020 en España, lo que supone que cubrió el 22% de la demanda. Estos datos sitúan al viento como la segunda fuente del mix energético, solo por detrás de la nuclear, pero la patronal eólica espera que en 2021 sea la primera tecnología. El documento defiende además que la contribución total del sector eólico al PIB alcanzó los 3.106,4 millones de euros. De ellos, 1.778 millones se corresponden con PIB directo, y los restantes 1.327,9 millones son PIB indirecto. En total, supuso un 0,30% del PIB de España en 2020. El sector emplea a 27.690 personas (15.226 empleos directos y 12.464 empleos indirectos) y genera una cifra de negocio de 1.748,6 millones en el mercado exterior. España es el tercer exportador del mundo de aerogeneradores —en exportaciones netas—, tras Dinamarca y Alemania. Asimismo, la energía eólica ahorró la importación de 10,6 millones de TEP (unidad de energía equivalente a la producida en la combustión de una tonelada de crudo de petróleo), valoradas en 1.388 millones de euros. En términos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en el periodo 2012-2020 se evitó la emisión de 238,3 millones de toneladas de CO2, y solo en 2020 se evitó la emisión a la atmósfera de 28,7 millones de toneladas de CO2. Por ello, el gerente comercial de AEE, Juan Virgilio Márquez, destaca que la fortaleza del sector eólico es fruto del trabajo de un sector que es “estratégico” para la economía de España y Europa. “La presencia de más de 250 centros industriales en nuestro país es un síntoma de posicionamiento internacional y resiliencia del sector”, afirmó Márquez. Por su parte, el socio responsable de Deloitte, Juan Pedro Gravel García-Pérez apuntó que “el sector eólico tiene un fuerte impacto en la economía española, tanto en términos de riqueza como de empleo”.