El récord de nuevas empresas en Galicia llega con un alza de los concursos de acreedores

Los abogados señalan que el aumento del número de insolvencias no es necesariamente un mal indicador, sino que significa que “los negocios que no funcionan acaban cerrando”

Empleados de Nanos, que entró en concurso en junio. |   // VÍCTOR ECHAVE

Empleados de Nanos, que entró en concurso en junio. | // VÍCTOR ECHAVE / Paula Clemente

Paula Clemente

El mismo día que el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba la semana pasada que en el mes de junio se habían puesto en marcha un 13,2% más de nuevos negocios en Galicia que un año atrás, el Colegio de Registradores anunciaba unos datos que, aparentemente, hacían aguar la fiesta: los 309 concursos de acreedores solicitados en la comunidad entre abril y junio suponen casi triplicar las cifras del año anterior (120). Son, en la primera mitad del año, un 99% más de procedimientos de este tipo (443 frente a 222).

Pero, incluso así, en esta improvisada balanza gana la euforia emprendedora: primero, porque (por lo menos en Galicia) abren muchas más empresas (2.204 entre enero y junio) que las que se disuelven (696). Segundo, porque las estadísticas en torno a los concursos tienen muchos matices.

“Las etiquetas de bueno y malo quizás no son tan así: que el número de concursos crezca no es, de por sí, un mal indicador, solo quiere decir que los negocios que no funcionan cierran”, asegura el abogado especializado en Derecho Concursal Martí Batllori. “Que cierre un negocio que va mal, no es una mala noticia”, sentencia.

Además, añade este especialista, después de un concurso es habitual la apertura de otra sociedad. “La gente, cuando cierra un negocio, al día siguiente busca dinero para abrir otro: la creatividad, la innovación y las ganas de emprender no se acaban con un concurso”, asegura.

Mal visto

A ello suma el economista Jordi Albiol, que en la cultura española y gallega es muy habitual interpretar el concurso como una situación negativa, cuando “bien hecho, otorga herramientas suficientes como para salvar empresas que están en situación de crisis económica”. “Seguimos claramente por debajo de los datos de concursos de personas físicas y jurídicas de Europa, porque aquí no se entiende como una herramienta adecuada”, sostiene.

Establecida esta premisa, ambos profesionales reconocen que el número de concursos de acreedores crece, pero explican que esta situación ocurre por tres razones básicas, ninguna de ellas de mucha importancia en la práctica: que hace un año estaba vigente una moratoria concursal que ya no existe, y que se han regulado mucho mejor los concursos sin masa, una fórmula que agiliza mucho el trámite y, consecuentemente, lo incentiva.

“Los concursos se han ido retardando, porque entre la moratoria concursal [un marco jurídico vinculado al COVID que libraba a las compañías de la obligación de declarar el concurso cuando no pudieran hacer frente a sus deudas] y las ayudas, prácticamente no ha habido concursos estos últimos dos años”, apunta Albiol, que encuentra lógico que, habiendo desaparecido ambos escudos, hayan caído las empresas que dependían de ellos. “Hay un repunte, pero nada que ver con las épocas locas concursales”, afirma este abogado. En este sentido, Batllori emplaza a los datos del tercer trimestre, un periodo que ya permitirá comparar en igualdad de condiciones: la moratoria concursal desapareció, precisamente, en junio del año pasado.

Concursos sin masa

Pero hay otro gran elemento, el de los concursos sin masa, una fórmula que ya existía pero que se regula de forma mucho más clara en la nueva ley concursal. “Es una forma más rápida de cerrar cuando no tienes nada”, contextualiza el letrado. A su parecer, esta situación puede haber animado a empresarios que dejaban la gestión para más adelante, porque en este nuevo escenario, en tres o cuatro meses, el asunto puede estar cerrado. “Haces la petición de concurso, le dices al juez que lo declare, pero simultáneamente lo concluye, porque es un concurso que no tiene masa para liquidar”, complementa Albiol lanzando otro dato: es muy probable que de 30 concursos que pueden salir publicados en el BOE en un día, 25 sean de este tipo.

De este modo, para ambos especialistas es mucho más significativo el buen dato de creación de empresas, que el número de concursos. “En cifras globales, cuantas más empresas hay, más posibilidades de que las haya sanas, pero también podridas”, sintetiza el abogado. “Hay cierres, pero puestos en el conjunto del sistema crediticio no son importantes, y en el entorno bancario no hay preocupación por la morosidad”, concluye, a su vez, Batllori, que ve además un último indicio para ser optimista: “Si se abren negocios es porque alguien está prestando el dinero para ello, y eso quiere decir que hay confianza”.

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