Galicia inspira a los minipatrulleros

Una publicación oficial de la Armada urge renovar seis buques de pequeño porte por su salto tecnológico | Cita como astilleros idóneos a Navantia, Armón y Rodman

Patrullera de altura ‘Río 
Arlanza’, fabricada para la 
Guardia Civil por Astilleros 
Armón en Burela.  | // ARMÓN

Patrullera de altura ‘Río Arlanza’, fabricada para la Guardia Civil por Astilleros Armón en Burela. | // ARMÓN / Jorge Garnelo

Jorge Garnelo

La pesca ilegal, el narcotráfico, la trata de personas o la piratería son algunas de las muchas lacras que combaten las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FSCE) en aguas nacionales e internacionales. Lo hacen gracias a una flota que durante los últimos años se ha ido modernizando, adaptándose a los nuevos desarrollos que también han sabido aprovechar las distintas ramas del crimen, pero a la que todavía le quedan pasos por dar. Sobre todo en aquellos segmentos donde no se ha producido relevo alguno. En el caso de la Armada, por ejemplo, la mayoría de los buques que se han visto relegados a un segundo plano son patrulleros de pequeño porte. Así aconteció en 2008, cuando se dieron de baja cinco embarcaciones de la clase Barceló, cuatro de la clase Conejera y siete de la clase Anaga por las restricciones presupuestarias que trajo consigo la crisis. En estos momentos, a excepción del Isla León y el Isla Pinto, del astillero vigués Rodman y adquiridos en 2022 y 2023, solo quedan otras seis naves de este estilo; en peligro de extinción y casi obsoletas.

Se trata de los minipatrulleros Medas, Tabarca y Tagomago, el Toralla y el Formentor, y el P-114. Son barcos de entre tres y cuatro décadas de antigüedad cuyas limitaciones, derivadas del salto tecnológico que se ha producido en los últimos años, “han impedido obtener un mayor rendimiento durante sus operaciones de vigilancia y seguridad marítima”. Por un lado, porque carecen de sistemas de comunicación satelital para notificar en tiempo real al Covam, el Centro de Operaciones y Vigilancia de Acción Marítima, las incidencias y amenazas que detectan. Por otro, porque algunos poseen un armamento “muy antiguo y poco práctico para su entorno operativo”. Para más inri, el mantenimiento de las unidades se ha enrevesado con el tiempo: “Los periodos de inmovilización son cada vez más largos y los repuestos de algunos equipos no se encuentran fácilmente en el mercado por la antigüedad de estas plataformas”.

Todo ello se recoge en un artículo firmado por el teniente de navío Juan Manuel Robles Arnao que se ha difundido en la última edición de la Revista General de Marina, de este mes de marzo. En la publicación oficial de la Armada se tiene muy en cuenta el naval gallego a la hora de considerar opciones “si se busca un relevo eficaz para los buques más veteranos”, y se cita con nombres y apellidos a los tres grandes favoritos a contemplar: Armón, Rodman y Navantia. Con relación al primero, el texto presta especial atención a las cuatro patrulleras de la serie Río Arlanza que el astillero construyó en Burela para la Guardia Civil. También hace hincapié en la compañía viguesa, evidenciando que tiene “larga experiencia en la construcción de buques en fibra de vidrio reforzada” con modelos como los Rodman 130 y 138; y señala el programa Avante 300 de Navantia, que cuenta con instalaciones en Ferrol.

“De las plataformas actuales que ofrece el mercado, probablemente el patrullero de Astilleros Armón es el candidato más apropiado, aunque sería necesario un desarrollo más detallado tanto de la plataforma como de los sistemas y equipos a instalar”, incide el artículo, remarcando que una serie de al menos seis unidades ya sería suficiente para relevar a las más veteranas.

“Unas unidades más modernas y capaces podrían realizar Maritime Security Operations (MSO) integradas en el Mando del Operativo Marítimo (MOM) y descargar de esfuerzo a los patrulleros grandes para que estos pudieran atender los compromisos y despliegues que mantiene España en otros espacios marítimos de interés”, agrega en este sentido, y deja claro que los patrulleros de pequeño porte son de vital importancia para la formación de los jóvenes oficiales y suboficiales dentro de la Fuerza de Acción Marítima: “Su pérdida definitiva, en caso de no acometerse su renovación, tendrá un impacto en las generaciones futuras”.

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