¿Igualdad de idioma o monolingüismo?

Pontón lamenta que un tercio de niños salga del colegio sin conocer el gallego y Rueda le reprocha querer imponerlo

Ana Pontón y Alfonso Rueda.

Ana Pontón y Alfonso Rueda. / LAVANDEIRA

Daniel Domínguez

En las elecciones autonómicas de 2009 que supusieron la caída del bipartito y la llegada del PP de Alberto Núñez Feijóo a la Xunta, la política lingüística tuvo un protagonismo inédito en campaña, con los populares acusando al BNG de imponer el gallego. Entonces, la mano derecha de Feijóo, Alfonso Rueda, acudió a la manifestación de Galicia Bilingüe.

Quince años después, el asunto centró el gran rifirrafe del debate electoral de ayer en la TVG, protagonizado por Rueda, ahora en su condición de candidato por primera vez a la Presidencia de la Xunta, puesto al que llegó hace dos años tras la emigración de Feijóo a Madrid para liderar al PP estatal, que lo dejó también al mando en San Caetano, y la nacionalista Ana Pontón.

Esta le reprochó la foto de aquella protesta de Galicia Bilingüe y prometió un impulso al gallego y derogar el decreto lingüístico de la Xunta del PP. “Como presidenta, voy a trabajar por un decreto por la igualdad lingüística. Hoy, el 100% de alumnos sale del colegio hablando castellano, pero uno de cada tres no conoce el gallego. ¿Está de acuerdo?”, lo retó la líder del BNG.

Rueda, hasta ese momento sin cintura, reaccionó con una acusación y una invitación. “Usted quiere imponer el monolingüismo”, le espetó a Pontón. “Invito a todo el mundo a que lea el programa [electoral] del BNG”, propuso. Le siguieron unos segundos de silencio y una sonrisa de Pontón, pensando: “Ojalá”. Negó esa imposición, pero en su programa figura la citada derogación del decreto del plurilingüismo de 2010 para que el gallego “sea lengua vehicular” y conseguir un modelo “totalmente en gallego”, según consta en la página 37 de su programe electoral, como le recordó el candidato del PP. “Su propuesta es volver al monolingüismo del bipartito”, añadió Rueda.

Besteiro intentó meter baza, pidiéndole a Rueda que reconociese el “error” de haber votado en contra del uso del gallego en el Congreso. Sus palabras flotaron en el aire, sin lograr entrar en el debate.

Y es que el duelo Rueda y Pontón evidenció lo que transmiten las encuestas: son los líderes de las dos opciones posibles tras el 18-F: una Xunta gobernada por el PP —que podría también tener un aliado si entrase en la Cámara Democracia Ourensana, ausente ayer en la TVG— o una alternativa de un bloque de izquierdas con Pontón como presidenta.

El choque ganó tensión cuando Rueda mostró una foto de miembros del BNG con Bildu y su asistencia a una protesta “donde se pedía la liberación de presos etarras que mataron a gallegos”. “No se lo permito”, replicó una Pontón que mostró su mayor agitación en este momento. “El BNG estuvo, está y estará siempre en contra de ETA. Lo único que está demostrando es su desesperación”, le afeó.

La izquierda promete una AP-9 gratis, aunque depende de Moncloa

La izquierda necesita movilizar al electorado que vota opciones progresistas en las municipales y las generales y que opta por la abstención —o por el PP— en las autonómicas. Para lograrlo, Pontón, Besteiro y Marta Lois evitaron los reproches entre sí, igual que una Isabel Faraldo que con un discurso más activista centró sus dardos en Alfonso Rueda. En el terreno propositivo, Pontón y Besteiro prometieron la gratuidad de la Autopista do Atlántico (AP-9), con la primera reivindicando las rebajas de hasta el 75% para usuarios recurrentes como un logro del BNG a cambio de apoyar la investidura de Pedro Sánchez. Besteiro también se sumó a esa promesa más tarde, a pesar de que es una competencia que depende del Gobierno central. Mientras, Rueda tiró con toda la artillería sobre la aldraxe a Galicia. “A los gallegos les costará 400 euros a cada uno la condonación de la deuda a Cataluña”, denunció. “Pero aún no se aprobó”, le respondió Besteiro, que aseguró que Galicia recibiría un trato análogo, defendiendo así a su jefe de filas en el PSOE. Tampoco existe concreción sobre esa promesa. Por su parte, la única que fue clara sobre su programa fiscal fue Marta Lois, que avanzó subidas impositivas a los más ricos y una ley para la gestión del tiempo que facilite la conciliación familiar.

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