Jácome da la gran sorpresa de la noche y gana en Ourense con diez ediles, tres más

El PP de Manuel Cabezas sigue en segunda posición, con los mismos 7 concejales | El PSOE de Francisco Rodríguez baja tres hasta los 6 y el BNG dobla sus actas y saca 4

Jácome da la gran sorpresa de la noche y gana en Ourense con diez ediles, tres más

Jácome da la gran sorpresa de la noche y gana en Ourense con diez ediles, tres más / Xosé Ramón r. iglesias

Xosé Ramón r. iglesias

Si en los últimos cuatro años, con el histriónico Gonzalo Pérez Jácome en la alcaldía, las aguas de la política local en Ourense bajaban más calientes que los caños de la fuente de As Burgas, en las elecciones de ayer los ciudadanos de esta ciudad, lejos de intentar templar un poco esta temperatura para encauzar la vida municipal en el remanso de la normalidad, apostaron por reforzar la representación del líder de Democracia Ourensana, que ganó los comicios sumando tres concejales más a los siete que había obtenido en 2019.

Este resultado victorioso de Jácome con el 33,85 % de los votos, que no fue rastreado por ninguna encuesta publicada, sorprendió a todos menos al propio interesado, el único que llevaba días vaticinando un desenlace similar al finalmente ocurrido. Ante el triunfo incontestable y casi se diría que personal de Jácome, cuatro años más tarde el PP se volvió a reencontrar con la segunda posición con sus mismos siete ediles (24,93 %), aunque en esta ocasión, con el exregidor Manuel Cabezas al frente de la candidatura, por detrás de DO cuando en 2019 era al PSOE a quien tenía por delante.

En el tercer puesto, con el 19,35 % de los sufragios, se situaron los socialistas, que habían ganado las anteriores elecciones municipales. Esta vez, comandados por otro exalcalde, Francisco Rodríguez, perdieron tres actas de concejal y se quedaron con seis, lejos del objetivo de hacerse con el bastón de mando de la ciudad de As Burgas.

La última de las fuerzas que se sentará el consistorio de la Praza Maior es el BNG, que de la mano de Luis Seara, que repitió como candidato, dobló su representación, firmando el 15,71 % del escrutinio y pasando de dos a cuatro concejales, aunque tan meritoria subida no le alcanza para, en compañía del PSOE como acostumbra en todos los ayuntamientos, dar a esta ciudad un gobierno de izquierdas.

Con la mayoría absoluta situada en los catorce ediles, a día de hoy no parece probable que se puedan tejer combinaciones entre partidos para llegar a ella y dotar a la ciudad de un gobierno estable. El espectacular ejercicio de resistencia realizado por Jácome, que no sólo aguantó sino que ascendió hasta situar a su formación como la primera fuerza política de la capital ourensana, echa por tierra todas las especulaciones que se habían realizado durante la campaña. Si hubiese ganado otra fuerza, PP o PSOE, como se esperaba, lo más lógico hubiera sido que se invistiera como alcalde al candidato del partido más votado, ya fuese Manuel Cabezas o Francisco Rodríguez.

Al haber sido Jácome el que más apoyo concitó en las urnas, siendo el aspirante contra el que todos los demás partidos se conjuraron para apartarlo de la alcaldía, la situación se vuelve más compleja, ya que la única posibilidad de que no repita como regidor pasa por un acuerdo entre populares y socialistas que, a priori, no parece sencillo. Para el PSdeG, porque sería darle la alcaldía a la fuerza con la que más rivaliza; para el PPdeG, porque sería hacer añicos el discurso de Feijóo de que siempre debe gobernar el partido que gana las elecciones. Incluso, aunque conservadores y progresistas consiguieran sellar un pacto, necesitarían también del concurso del BNG, con la dificultad que entraña que los nacionalistas voten por un aspirante del PP (que sería el más votado de los tres).

En directo

Hace cuatro años, también sin mayoría absoluta y con el PSOE como primera fuerza y el PP y Democracia Ourensana a la greña en el tercer y cuarto lugar —Jácome había convertido su campaña en una cruzada para desprestigiar al alcalde popular, el exconselleiro Jesús Vázquez—, el sudoku se resolvió desde la Diputación Provincial. Los diputados de Democracia Ourensana en esta institución hicieron allí presidente a Manuel Baltar y a cambio los concejales del Partido Popular en el ayuntamiento le sirvieron el bastón de mando en la ciudad al líder de DO. ¿Qué pasará esta vez? ¿Se puede repetir la historia? Es la gran incógnita que nos deja el pasmoso resultado de ayer. Ourense es, de nuevo, la gran ciudad gallega donde la gobernabilidad parece menos sencilla.