Si para cualquier comercio el escaparate es el mejor anuncio de publicidad posible, un guiño al cliente para mostrarle un aperitivo de la oferta en el caso de las joyerías se convierte en un arma de doble filo. Productos, en su mayoría, de pequeño tamaño y de gran valor. Todo un reclamo para los que no tienen, precisamente, la intención de comprar. La eterna petición del sector de poder acogerse a una de las excepciones de la Lei de Comercio de Galicia para evitar poner el precio de determinados artículos en el escaparate recibe por fin el visto bueno de la Xunta. Por medidas de seguridad, los establecimientos podrán ocultar el valor de las joyas que superen los 600 euros.

Con esta medida, la Consellería de Economía e Industria, con las competencias también de comercio, considera que se logra el equilibrio entre los derechos de los consumidores y las reivindicaciones justas del gremio. La legislación gallega obliga a todos los establecimientos que los artículos expuestos, a la vista del público, tengan su correspondiente etiqueta con el precio e incluso la cantidad a pagar en cada plazo si el cobro se fracciona. El departamento que dirige Javier Guerra se acoge a uno de los "supuestos adicionales" de la ley para "garantizar la seguridad" de los joyeros.

Detrás de la orden publicada ayer en el Diario Oficial de Galicia (DOG) está un viejo conflicto entre el sector y la Administración a raíz de las "muchas" denuncias que Consumo presentó en los últimos años contra este tipo de tiendas porque sus dueños optaban directamente por evitar el etiquetado para curarse en salud. Expedientes que podían acabar con multas de entre 600 y 3.000 euros.

"La mayoría se recurrieron y conseguimos que la cuantía se rebajara al máximo", explica Antonio Penín Fernández, presidente de la patronal de joyeros de la provincia de Pontevedra. Los empresarios recibían ayer con alivio la publicación de la orden. "Por fin", resume Penín.

"Nuestros establecimientos no son comercios cualquiera -explica-. En una tienda de ropa hace falta mucho tiempo y muchos medios para obtener un botín elevado, pero en una joyería basta con un golpe y unos segundos para lograrlo".

En el sector, sí, optaron por esconder los precios, pero también por dejar fuera del escaparate las piezas más suculentas. Aunque eso supusiera la pérdida de un plus para llamar la atención de los compradores. "Al cliente no tiene por qué molestarle y a nosotros nos daba seguridad. Una vez dentro, cuando alguien nos dice en lo que está interesado, podemos sacarlas", afirma Penín. La autorización de Industria ante el elevado "riesgo de sufrir un acto delictivo" entra en vigor a partir de hoy.

Hace algo más de un año, en mayo de 2008, las imágenes del atraco a la joyería La Suiza de Vigo dieron la vuelta a España. Los siete integrantes de una banda organizada dedicada a los robos en media Europa se llevaban 300 piezas de alto valor, un botín millonario, tras golpear a la dueña con la culata de una pistola. Antonio Penín lo pone como ejemplo de la constante sensación de inseguridad que el gremio siente día a día.

Nadie está libre de que le suceda, así que todas las trabas posibles que se puedan poner a los ladrones y las medidas de prevención, como la de evitar los precios más altos en el escaparate, permiten respirar con cierto alivio.