Algunos sienten y piensan con el estómago, otros con el bolsillo y los hay que lo hacen con el corazón. El exmilitar Otelo Saraiva de Carvalho se siente de estos últimos, del bando generoso que soñó un Portugal distinto, en parte conseguido y, en otra gran porción, todavía por conquistar.

-¿Qué queda del 25 de Abril?

-Cosas fundamentales: la libertad, antes del 25 de Abril existía un estado policial en el que las personas tenían miedo, vivían siempre temerosas de una denuncia, de la detención de la policía política que las llevase a la prisión y a la tortura, o al exilio, por lo tanto se logró la libertad, la libertad de reunión, de expresión, de manifestación, esas libertades fueron todas reconquistadas, pero también logramos el 25 de Abril la dignidad, el expresarnos por la calle, conseguimos la ciudadanía, los derechos para los ciudadanos, sentirnos libres en un país libre, contrariamente a ese espíritu del 25 de Abril hoy infelizmente mi país ha vuelto el miedo, debido a la situación política y económica que fue creada por el capital financiero internacional y que ha generado una situación dramática en los países de la periferia europea, pero tengo la esperanza de que superaremos el miedo y construiremos un futuro que aún está por construir.

-Hoy (por ayer) se cumplen 25 años de la Revolución de los Claveles, ¿valió la pena?

-Valió, valió la pena, fue recuperar el orgullo, la dignidad, reconquistar la libertad, hoy Portugal no tiene nada que ver con el anterior al 25 de Abril.

-¿Los artífices de la revolución fueron suficientemente reconocidos?

-No, pero tampoco luchamos para lograr el reconocimiento público, nadie nos mandó hacer el 25 de Abril, fuimos nosotros quienes tomamos la decisión y nunca tomamos, ni quisimos y recusamos promocionarnos, elogios y reconocimiento público, fue un espíritu de misión, de una generosidad inmensa y estamos orgullosos de eso.

-¿La historia fue fosilizada por los que vinieron detrás? ¿Los políticos que les sucedieron intentaron que los ciudadanos fuesen amnésicos y olvidasen el espíritu del 25 de Abril?

-Sí, de hecho alguna vez lo he dicho, esta generación de políticos dirigentes que se formaron en las escuelas partidarias tienen un espíritu completamente diferente, el espíritu de los políticos dirigentes de Portugal es el del beneficio propio o del beneficio del partido al que pertenecen y, por tanto, abandonaron completamente el espíritu de generosidad y el interés por el bienestar del pueblo para resolver los problemas de su partido o los suyos personales, este tipo de gobiernos neoliberales que procura reducir al máximo el estado y que privatiza todos los sectores estratégicos del país, como la energía eléctrica, están volviendo al ideario salazarista.

-¿Cómo es hoy la situación de Portugal?

-Mala, es un país con una economía muy frágil, la entrada en Unión Europea trajo algunas ventajas que ya expliqué, un gran apoyo financiero para infraestructuras, carreteras, puentes, etc., pero sectores fundamentales como la salud y la educación están sufriendo un retroceso enorme, el estado social, que era un orgullo para Europa y que surgió en Portugal el 25 de Abril está en crisis, la educación está sufriendo porque no se ha encontrado un buen sistema de enseñanza en Portugal y ahora padecemos la crisis de un país periférico cuya industria es frágil, con una economía frágil. Sobre la entrada en la UE, tras los beneficios iniciales, ya hay economistas que están proponiendo la salida y siga ligada a la EFTA, defienden eso para lograr soberanía sobre la moneda... Estamos en una situación difícil que es común a los países periféricos de Europa, España, Italia y Grecia, que aún está peor, pero los tiempos son difíciles, es un disgusto enorme saber que 40 años después del 25 de Abril más de dos millones de familias portuguesas viven en la pobreza.

-¿Cómo se ve Galicia desde su país?

-(Sonríe) Nosotros sentimos por Galicia un cariño como si fuese la continuidad de Portugal hacia el norte, nuestras ligaciones e intereses comunes existen, y yo personalmente siempre agradeceré el cariño enorme con el que Galicia acogió a Zeca Afonso, más allá de los intereses comunes entre Galicia y Portugal la acogida a Zeca Afonso es una ligazón muy fuerte con este país.