Antonio Vilar (Francia, 1969) es el biólogo responsable del proyecto europeo Diversify en el Aquarium Finisterrae de A Coruña. Los investigadores del centro coruñés estudian actualmente la reproducción y desarrollo larvario de la cherna o mero atlántico, una especie de gran valor comercial que Vilar espera que llegue al mercado antes de 2018.

-¿En qué consiste el proyecto Diversify?

-Es una iniciativa europea en la que participan 12 organismos de investigación de diferentes países y que busca impulsar la acuicultura. Estamos estudiando diferentes especies, en el caso del Aquarium, la cherna o mero atlántico.

-¿Cuál es el objetivo final de este estudio ?

-Aportar todo este conocimiento que va a surgir de la investigación a las empresas de acuicultura, para que cuando haya falta de especies salvajes, provocada, por ejemplo, por la presión pesquera, se pueda suplir esa escasez con la acuicultura. Si nosotros controlamos el ciclo completo de determinados animales, en el momento en que haya un problema, tendremos las claves para introducir de nuevo esa especie.

-¿Cómo entró el Aquarium Finisterrae en el proyecto?

-Una de sus obligaciones como centro de exhibición de animales es la investigación y la conservación. Tuvimos la suerte de poder participar en este proyecto porque en Galicia tenemos casi el 95% del stock de la especie. Los ejemplares del Aquarium son de los pocos que están llegando a la maduración.

-¿Cuándo empezaron a investigar?

-Antes de entrar en el proyecto estuvimos colaborando con la empresa Isidro de la Cal y el centro vigués del Instituto Español de Oceanografía en el estudio de la reproducción de la especie. El proyecto Diversify empezó en 2014 y se extenderá hasta 2018. Este año es el primero en el que nos visitaron los coordinadores del resto de centros europeos que participan en el estudio, para conocer nuestro stock.

-¿Cuál es la tarea del Aquarium dentro del proyecto?

-Nos encargamos de dos partes: la reproducción y el desarrollo larvario de la cherna. Pero en el proyecto se investigan otras especies como la perca o la seriola y otras fases como genética, nutrición...

-¿Por qué el mero atlántico y no otra especie?

-Primero porque ya teníamos un stock. Después también es fundamental que tenga valor comercial, crezca rápido y que se adapte a la cautividad. Un animal delicado no nos serviría porque sería mucho más difícil conseguir resultados.

-El primer ejemplar en cautividad procedente de una puesta espontánea nació en A Coruña. ¿Cuál fue su reacción?

-Nos sorprendimos mucho. En 2013 tuvimos millones y millones de huevos, pero solo conseguimos sacar adelante una larva, que estaba en las instalaciones de Isidro de la Cal. Esa larva volvió aquí siendo ya un bichito pequeñito y ahora está en exposición. Dos años después pesa dos kilos.

-¿Cuánto tarda en madurar un ejemplar de cherna?

-La maduración se estima que comienza sobre noviembre y la fase de reproducción y maduración final empieza en marzo y termina en julio. Parece muy fácil pero tiene sus complicaciones.

-¿Cuáles son los principales problemas que se encuentran?

-El primer cuello de botella es reproducir las condiciones que tienen los peces en el mar en el tanque de investigación. Es complicado porque hay que tener en cuenta aspectos como temperatura, luz o profundidad. ¿Qué ventajas tiene el Aquarium respecto a otros centros? Que tenemos un tanque de cuatro millones de litros que es una recreación del medio natural. Allí están los reproductores casi como en mar abierto. Esto ha permitido que maduren muy bien y tengan una reproducción espontánea. Se ahorra tiempo en la investigación.

-¿Los ejemplares están solos o mezclados con otras especies?

-En la época de no puesta los tenemos en el tanque Nautilus, con otras especies. Cuando llega la época de puesta la mayor parte sigue en el tanque, pero sacamos las hembras maduras, las aislamos y las metemos en un tanque en cuarentena con los machos, para que haya puesta. Ese tanque tiene un colector que recoge los huevos, que tardan cuatro o cinco días en eclosionar y convertirse en larvas.

-¿Es difícil conseguir financiación para estos proyectos?

-Sí, es muy complejo. Los investigadores tenemos que hacer un trabajo muy potente para conseguirla. La CE hace una auditoría exhaustiva de los costes de las investigaciones y la cosa se complica cuando hay que repartir el dinero entre tantos centros de estudio, como en este caso.

-¿Hay gente crítica con el pescado de acuicultura, con la elaboración del alimento para los ejemplares. ¿Qué me puede decir al respecto?

-Quizás haya más reticencias medioambientales que sobre la calidad del alimento. Hoy en día las empresas que desarrollan los piensos de acuicultura (igual que sucede con la ganadería) dedican mucho tiempo a investigación y cada vez controlan más cuáles son las necesidades de los peces y del consumo humano. Está claro que se pretende que crezcan rápido, pero controlando la calidad de la carne, como sucede con la ganadería tradicional.

-¿Tardaremos mucho en ver chernas de acuicultura en los mercados?

-Llevamos ya casi 10 años trabajando con mayor o menor intensidad en el cultivo de esta especie. Yo creo que de aquí a finales del proyecto, en 2018, ya estará la cherna lista para salir al mercado.