José Antonio Seijas Quintana (Zaragoza, 1948) es un hombre de pocas palabras, pero directas. De la boca de este magistrado de la Sala Primera del Tribunal Supremo salen frases reivindicativas como esta: "En el ámbito familiar está cambiando todo, hay que hacer una renovación importante de la ley". O esta otra: "No podemos esperar a resolver los nuevos problemas sociales a que los tribunales hagan sus propias interpretaciones". Seijas cree que en muchas realidades, el magistrado ha dado un paso más que el legislador. Por ejemplo, en asuntos de actualidad como la custodia compartida.

-Entró en el Tribunal Supremo en el 2005. ¿Cambió mucho la justicia desde entonces?

-En ese año entramos cuatro nuevos magistrados, más el presidente. Ese ya fue un cambio sustancial, pero además en ese tiempo se produjeron modificaciones importantes en la jurisprudencia que tienen que ver con la familia, la responsabilidad y ahora sobre todo con el consumo. Últimamente hemos resuelto casos como el de Bankia o custodias compartidas, que hacen realmente apasionante el trabajo de la Sala Primera del Tribunal Supremo.

-Apasionante, ¿por qué?

-Porque la sociedad está cambiando. Nosotros representamos al derecho que el ciudadano percibe en su día a día: su relación con el banco, con la comunidad de vecinos... Ahora mismo están accediendo a los recursos de casación cuestiones nuevas que la propia sociedad crea. Y es apasionante porque nosotros somos los encargados de responder a esa demanda.

-¿Estaría a favor de un pacto de Estado en Justicia, como reclaman algunos partidos políticos?

-Sí, aunque ya hubo en su momento. El problema es el contenido del acuerdo y su desarrollo. Lo que es cierto es que yo, que llevo 42 años como juez, la magistratura la he ejercido con muchas carencias tanto en medios como en leyes. Creo que muchas veces no se legisla con el rigor que se necesita y eso genera inseguridad.

-Explíquese.

-Muchas veces, hay una legislación provisional y cambiante, como por ejemplo en la custodia compartida. En este tema, la Sala Primera del Tribunal Supremo está yendo un paso más allá que el legislador. Estamos evolucionando en la interpretación de la norma sobre ciertos problemas.

-Contaba hace unas semanas en Las Palmas que se acabarán legalizando en España los vientres de alquiler.

-Sí, es una de las nuevas realidades de la familia. Es un asunto muy conflictivo porque se resolvió en el Tribunal Supremo con una gran división de criterios (5 frente a 4) y casos similares de Francia e Italia han llegado incluso al Tribunal de Europeo de los Derechos Humanos. Considero que tenemos una legislación obsoleta en este punto. Los vientres de alquiler son ya una realidad y como tal hay que afrontarla. El interés del menor está en juego. Es decir, al final pase lo que pase nosotros tenemos unos niños ahí y hay que dotarles de la protección necesaria. En 2005, el legislador permitió el matrimonio entre parejas del mismo sexo, pero no reguló sus posibles consecuencia en el ámbito familiar. Se hizo después. Está todo cambiando muchísimo y se necesita una renovación importante. No podemos estar solo a la respuesta de los tribunales. En definitiva, la seguridad jurídica la tenemos que obtener a través de leyes seguras y no de las interpretaciones de los tribunales.

-¿Con qué otros problemas familiares se encuentran?

-En temas de familia, uno piensa que ya ha visto de todo y de repente se encuentra con problemas importantes. Por ejemplo atribuir la custodia de unas niñas a un padre que impugnó la paternidad de una de ellas o resolver el caso de dos mujeres, que tuvieron un hijo mediante reproducción asistida y que a ojos de la ley, una de ellas es madre ficticia.

-¿Qué opina sobre la propuesta de Podemos de reducir el poder judicial y nombrar a fiscales afines al "proyecto de cambio"?

-No lo sé. A preguntas de tipo político no voy a responder. Solo judicial.

-La crisis ha puesto a los jueces en una situación difícil en relación a los desahucios. ¿Qué solución hay?

-Bueno, en este tema se está produciendo una normativa nueva y creo que hemos parado ya el primer golpe de los desahucios. Es una realidad que la crisis económica ha creado y pienso que las respuestas que se están dando, a lo mejor no son las adecuadas, pero sí son importantes.

-Con respecto a la corrupción, ¿por qué ahora vivimos una avalancha de casos?

-No lo sé, yo creo que siempre ha habido intervención de los tribunales. Ahora bien, lo que está claro es que los magistrados no buscamos el caso. Nosotros no salimos a la calle a buscar la corrupción. El caso lo encontramos a través de la policía y los fiscales. ¿Qué hay detrás de eso? No tengo la respuesta.

-Más de la mitad de los ciudadanos, según el Barómetro de la Abogacía, cree que la justicia es lenta.

-La justicia es lenta, pero segura. Sobre todo, en el ámbito penal. Estamos viendo como están ingresando en la cárcel personajes, cuyos asuntos tardaron mucho en resolver. Pero ya hemos visto cómo han entrado. Claro que sería positivo que todo esto fuese más rápido, pero para ello hacen falta medios. Somos uno de los países de Europa con menos jueces.