El proyecto Alertox-Net para la creación de una red de alerta de toxinas marinas emergentes arrancó bajo la dirección del Campus Terra de la Universidade de Santiago de Compostela (USC). Los socios del plan, en el que participan instituciones y organismos de España, Francia, Irlanda, Reino Unido y Portugal, mantuvieron la semana pasada una reunión para "definir" la tarea que cada uno va a desarrollar a lo largo de los tres años que dura la iniciativa. El catedrático del Departamento de Farmacología, Farmacia y Tecnología Farmacéutica y director del grupo de investigación Farmatox, Luis Miguel Botana, explica que la investigación empezó "en la práctica" pero que todavía falta que los socios firmen el convenio para poder contratar investigadores, aunque calcula que se efectuará antes de que termine el año.

Las toxinas marinas emergentes son aquellas que antes "no había" pero que empiezan a aparecer en Galicia y la costa del sur de Europa como consecuencia del cambio climático, lo que puede suponer un "problema de salud pública". Los expertos trabajan a través del proyecto Alertox-Net en la creación de una red de alerta que funcione como órgano de información y asesoramiento de los sectores afectados, en la elaboración de un método de detección eficaz y una base de datos pública y en la redacción de informes sobre toxinas no legisladas.

Los investigadores analizan la ciguatoxina, presente en los peces, "mayor problema" de intoxicación a nivel mundial según Botana y vinculada a especies tropicales pero que ya se detectó en aguas de las islas Canarias como consecuencia del aumento de su temperatura. El director del grupo Farmatox indica que los científicos también estudian la tetrodotoxina, producida por bacterias en peces y moluscos (como el mejillón), con una aparición difícil de vaticinar y que se extiende muy rápido; la palitoxina, que generan las algas, más fácil de predecir que la tetrodotoxina pero que ya es un problema en el sur de España; y las inminas cíclicas, con una toxicidad a largo plazo que aún se desconoce.

Los socios gallegos del proyecto son el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) -dependiente de la Consellería do Mar-, que se dedica a la búsqueda de muestras "raras" para distribuirlas entre las otras entidades para su análisis; la USC, que coordina el proyecto y también estudia las toxinas y desarrolla métodos de detección eficaces, y el Consello Regulador do Mexillón de Galicia. En España también participa el centro de investigación vasco Azti. Los otros miembros del consorcio son el Marine Institute de Galway (Irlanda) -que coordina la base de datos de toxinas marinas emergentes-; la Queens University de Belfast y el Centre for Environment, Fisheries and Aquaculture Science (Cefas) de Weymouth (Reino Unido); el centro de energía atómica de París y el Institut français de recherche pour l'exploitation de la mer (Ifremer) de Francia, y el Centro Interdisciplinar de Investigação Marinha e Ambiental da Universidade do Porto (Ciimar), de Portugal.

El Programa de Cooperación Territorial Interreg financia el Alertox-Net -con un presupuesto de alrededor de tres millones de euros- y promueve la difusión de información. Botana explica que esto motiva la realización de sesiones informativas a empresas y consumidores para evitar que se produzcan casos de alarmismo debido a la propagación de noticias sin base científica.