La de ayer era una de las jornadas de riesgo extremo de incendio en la provincia de Ourense por la confluencia de altas temperaturas, que volvieron a rozar los 43 grados, sequía y viento. En O Ribeiro ardieron 145 hectáreas en tres incendios, uno que comenzaba en la noche del lunes en Ribadavia, y otros dos en los pueblos de Vilaverde y Barcia, en la parroquia de Quins, concello de Melón, ambos claramente intencionados, porque los dos fueron en dos noches correlativas, a las 22.00 horas y en los lugares más propicios para que el fuego se propagara con rapidez. “El que lo hizo conocía perfectamente la zona. Prendieron en el sitio perfecto para que hiciera el mayor daño posible”, lamentaba el alcalde de Melón, Emilio Díaz.
No fue necesario desalojar ninguna vivienda, pero los vecinos de Vilaverde y Barcia “pasaron la noche en vela, estuvieron regando el suelo y en algún caso el fuego llegó a 20 metros de las casas”, señalaba el regidor. Mientras estos tres fuegos seguían en plena actividad, en torno a las 17.00 horas, se producía otro incendio, en Vilamarín, que obligó a cortar el tráfico entre los kilómetros 73 y 73,500 de la N-540 para facilitar la labor de los medios que trabajaban en la extinción de las llamas en la parroquia de León de este municipio ourensano.
