Agentes forestales piden ir armados para defenderse de los ataques de furtivos
El proyecto de ley básica del Gobierno abre la puerta a las armas reglamentarias en el monte. En ocasiones son agredidos y muchos van solos
Coco Vecino
Era el primero de varios días de operativo de control de caza menor en Xunqueira de Ambía (Ourense), ella iba sola, algo habitual entre los agentes forestales gallegos, cuando detectó movimiento entre la maleza: eran cazadores. El tiro que recibió como respuesta casi la alcanza. Tuvo suerte. Este es el relato de una agresión ocurrida hace siete años, una de tantas hacia un agente forestal en una de las situaciones más indefensas en las que puede estar alguien: solo, en mitad de la nada y frente a un grupo de personas que están cometiendo un delito y van armadas. Su protagonista es Zeltia Burgos, representante nacional del sindicato CIG y de las primeras mujeres agentes forestales con las que contó Galicia. Otra compañera no tuvo tanta suerte. Mientras hacía labores de vigilancia en As Fragas do Eume fue golpeada hasta quedar inconsciente. También iba sola y casi no lo cuenta. “¿Qué ha cambiado desde entonces? Nada. Recibir amenazas es para nosotros algo habitual. Te rajan las ruedas del coche, se presentan cerca de tu casa. Trabajamos en el monte donde nadie te puede ayudar”, recuerda Zeltia.
El proyecto de Ley básica de agentes forestales y medioambientales que el Gobierno está tramitando ha abierto la puerta a dos cuestiones fundamentales para este colectivo: armas defensivas y 112. Por un lado, plantea de manera algo difusa que están “habilitados a portar medios de defensa en el caso de que así se determine” , haciendo alusión a la capacidad de las comunidades autónomas a determinar las condiciones ya que tienen cedidas las competencias en materia de medio ambiente. Por otro, “podrán incorporarse a los protocolos del número de emergencias 112”, que además de reconocer la legitimidad de su participación en estos operativos, supone un nivel extra de protección porque estarían geolocalizados y podrían solicitar apoyo a otros cuerpos como la Guardia Civil, si estuvieran en peligro.
La situación en Galicia es peculiar. Dependen de tres consellerías y eso hace que el mismo cuerpo de funcionarios tengas condiciones de seguridad en el ejercicio de sus funciones diferentes. Facenda, que habilita los presupuestos para las dotaciones de material técnico y equipos. Medio Rural, los más afortunados porque suelen trabajar en pareja y están conectados a la emisora 085. Los peor parados son los que dependen de Medio Ambiente, “no tienen emisora activa porque no hay centralita”, afirma Zeltia.
“¿Qué pasa con las armas? El tema trae cola. “De los 150 años de historia del colectivo la gran mayoría fuimos un cuerpo armado”, dice el representante de los agentes en CCOO, Alejandro Rodríguez. La normativa vigente en Galicia especifica como requisito indispensable para ingresar en la escala de agentes forestales, “reunir las condiciones precisas para la obtención del permiso de uso de armas de fuego”, pero casi todas (armas cortas) han sido retiradas en los últimos diez años porque estaban en mal estado y no han sido repuestas.
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