El tiempo cambiante compromete la cosecha: “Las estaciones desaparecieron”

Temperaturas elevadas y sol provocan una aceleración en los cultivos que tiene en vilo al campo gallego | Centeno y trigo, producciones más afectadas al sembrarse en otoño

Magnolios en flor en el mes de enero en los jardines del Pazo Quiñones de León, en Vigo.

Magnolios en flor en el mes de enero en los jardines del Pazo Quiñones de León, en Vigo. / Marta G. Brea

GABRIEL FERNÁNDEZ BLACH

Las temperaturas elevadas y el tiempo soleado de las últimas semanas han puesto en jaque al sector de la agricultura en Galicia. El centeno, el trigo y los árboles frutales, entre otras plantaciones, sufren las consecuencias de la anomalía meteorológica vivida en los dos primeros meses del año y que ha provocado que su floración se acelere. Carlos Basalo, responsable de Viticultura de Unións Agrarias, tilda la situación de “descontrol” y explica que “se acaba de realizar la poda y ya hay cepas que quieren brotar”. Un problema que puede ir a más si se desploman las temperaturas y regresan las heladas, “echándolo todo abajo” en palabras de Basalo. Para este viticultor es evidente que “las estaciones desaparecieron como tal”, como lo demuestra el tiempo primaveral que se ha registrado en semanas de invierno y que no es un fenómeno aislado.

En Galicia, según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, existen 25.466 hectáreas dedicadas a viñedos. De este cómputo total podría verse afectado una gran parte por este “episodio primaveral” adelantado. Aunque Basalo resalta que es “complicado determinar el porcentaje perjudicado”, ya que hasta que vuelvan a hacer acto de presencia las temperaturas bajas y los fenómenos típicos del invierno, como las heladas, no se podrá medir el impacto de la situación climatológica que se vive. A los motivos de preocupación de los agricultores gallegos se suma la falta de nevadas, dado que la nieve supone “un gran aporte a las reservas de agua”, como explican desde Unións Agrarias.

Desventajas del “buen tiempo”

Los efectos de estos cambios de tiempo van más allá del volumen de producción que se registrará a la hora de cosechar. Cuando el mercurio del termómetro baja “ayuda a matar los bichos”, explica Carlos Basalo sobre los parásitos que ponen en peligro las plantaciones. Además, este viticultor muestra preocupación sobre la afluencia de animales, como los jabalíes, ante el mal llamado “buen tiempo”. Estos mamíferos acuden con más frecuencia a las zonas habitadas en busca de alimento, encontrándose cultivos que ya están brotando y obteniendo comida de forma más rápida que en un invierno al uso. A todo se añade que, según el responsable de Viticultura de Unións Agrarias, “las enfermedades animales se propagan actualmente con más facilidad”.

Los expertos en la materia, como es el caso de Rosa Mosquera, catedrática de Producción Vegetal de la USC, explican que hay dos factores climáticos que afectan “sobremanera” a la producción. En primer lugar, la precipitación, es decir, que el cultivo pueda tener agua, un mínimo para poder desarrollarse, y, en segundo término, la temperatura. Dependiendo del cultivo, existen “unas temperaturas que son óptimas”. “En el caso del ray-grass —una especie gramínea forrajera— está en torno a los 18 grados”, señala la catedrática.

Mosquera advierte que contar “con temperaturas muy bajas o muy altas” puede producir “la muerte del cultivo” o “la ralentización del crecimiento”. Esta “ventaja” no es positiva en su totalidad, dado que, como indica también el responsable de Viticultura de Unións Agrarias, los cultivos crecerán hasta que “vuelvan las temperaturas que son habituales para esta zona, provocando una helada”. En ese momento, “todo ese crecimiento se verá mermado de forma notoria porque la planta es incapaz de mantener los tejidos que han crecido tan desmesuradamente”, alerta. Este “adelanto de primavera”, como lo define la experta de la USC, “ va a limitar la producción” y ya se pueden comprobar sus efectos observando “los cerezos ya en flor”, algo “impropio” de la época. La experta define el futuro como “incierto”, aunque cree que el sector está preparado porque hay “herramientas de gestión para solventar los percances”, pero augura que si esta clase de “sucesos son muy seguidos y se repiten de forma sistemática, la economía del agricultor y el ganadero se puede acabar resintiendo”.

El coordinador de Meteogalicia, Juan Taboada, afirma que estas situaciones hay que ponerlas “en el contexto del cambio climático” y pronostica que “cada vez van a ser más frecuentes”. A esto hay que sumarle que “ni en 2022 ni en 2023” se han registrado meses considerados como “fríos”, según los parámetros del ente meteorológico. El primer mes de 2024 se alza con el título del “segundo enero más cálido de la serie histórica”, en 63 años.