Las aguas gallegas se están tropicalizando: 50 nuevas especies de peces desde 1945

Un estudio del biólogo Rafael Bañón junto con expertos del IIM-CSIC, el IEO, el Cetmar y la UVigo relaciona su presencia con el aumento de la temperatura y advierte del impacto

Sapo lusitano capturado entre A Illa y Cambados en 2021.

Sapo lusitano capturado entre A Illa y Cambados en 2021. / FDV

s. penelas

Las aguas gallegas se tropicalizan. Cincuenta nuevas especies se han incorporado a su ictiofauna desde 1945 debido al incremento de la temperatura del mar en la costa y los océanos. El biólogo vigués Rafael Bañón, que registra la llegada de peces no nativos desde hace décadas, ha recopilado todo el material existente hasta 2022 en un trabajo conjunto con expertos del IIM-CSIC, el IEO, el Cetmar y la UVigo en el que advierten de las amenazas que esta “creciente presencia” supone para los ecosistemas.

El estudio relaciona la información sobre las nuevas especies detectadas, extraída de material ya publicado y también inédito, con las fluctuaciones de la temperatura en las aguas oceánicas y costeras, que entre 1982 y 2020 aumentaron, respectivamente 0,78 y 0,32 ºC.

La fecha de partida es el 15 de octubre de 1945, cuando se informó de la aparición de un ejemplar de Balistes capriscus o peixe porco en el puerto de Vigo. “Es una de las especies pioneras que llegaron a Galicia debido al cambio climático. Tomamos esa referencia y, a partir de ahí, utilizamos los datos bibliográficos y los de campañas y registros. Incluidos los que yo empecé publicar a partir de 1996”, explica Bañón, del Grupo de Estudo do Medio Mariño (GEEM).

En total, el artículo refiere la presencia de 30.317 ejemplares de 50 especies. “Un total de 49 son no autóctonas, la mayoría de ellas boreales, y la restante, la corvina americana (Cynoscion regalis), es exótica porque se considera que fue introducida por la mano del hombre”, añade el experto.

El 60% son especies demersales, asociadas al fondo marino, y el 40% viven en aguas medias o superficiales (pelágicas). La mitad de ellas, el 54%, aparecen con carácter excepcional y el 16%, ocasionalmente, mientras que el 22% son frecuentes o comunes y solo un 8%, raras.

Los investigadores también constataron que, a pesar del elevado número de especies, su presencia es baja. Solo el 10% son abundantes: “La tropicalización de la ictiofauna es un fenómeno global causado por el cambio climático. Las especies del hemisferio norte se desplazan más hacia el norte y las del sur hacen lo mismo buscando temperaturas más adecuadas. Pero lo que hemos visto en Galicia es que su implantación, es decir, el proceso por que el se reproducen y aumentan las poblaciones, es lenta”.

El peixe porco empezó a ser abundante en las Rías Baixas en la década de los 70 y no empezó a descargarse en las lonjas como especie comercial hasta el año 2004. Sin embargo, las incorporaciones más recientes acortan estos plazos: “No hemos hecho análisis estadísticos, pero sí hemos visto esta tendencia. El peixe porco tardó 59 años en ser comercial, pero la Seriola rivoliana, que llegó en 2005, ya estaba en venta en 2019, solo 14 años después. Y el sapo lusitano, el último en llegar, apareció en 2018 y en 2023 ya era frecuente”.

Aún así, Galicia está lejos de la situación del Mediterráneo, donde la especie Fistularia commersonii o pez corneta fue capaz de colonizarlo casi por completo en solo siete años. “Nuestras aguas son mucho más frías debido a los afloramientos, que incluso podrían aumentar con el cambio climático. El calentamiento se nota más en aguas oceánicas, alejadas de la costa. Y puede ser que, debido a esto, las especies foráneas aparezcan de vez en cuando pero no se asienten tan rápido”, plantea Bañón.

En todo caso, los expertos advierten de los riesgos que conlleva la tropicalización de las poblaciones de peces y subrayan que monitorizar la presencia de especies raras y no autóctonas es “un requisito para la gestión ambiental marina y el desarrollo sostenible”. “Es un trabajo muy necesario, pero hace falta un proyecto y financiación”, apunta Bañón, que es el autor principal del artículo recién publicado en la revista Regional Studies in Marine Science.

El resto de investigadores que firman el trabajo son Xosé Antón Álvarez-Salgado y Paula Conde Pardo (IIM-CSIC), Alejandro de Carlos (CIM-UVigo), Juan Carlos Arronte (IEO) y Silvia Piedracoba (Cetmar).

Aumento de herbívoros, depredadores y tóxicos

El trabajo, cuyos resultados fueron presentados la semana pasada en la sede de Bouzas del IIM-CSIC, alerta de los peligros que implica la tropicalización de las aguas gallegas: el aumento de superdepredadores como los meros tropicales y de herbívoros o la aparición de nuevos parásitos. “En las zonas tropicales viven muchas más especies herbívoras que se alimentan solo de algas. En Galicia solo teníamos una activa, que además no era muy abundante. Sin embargo, cada vez lo es más y han llegado otras dos nuevas . Y si crece su abundancia pueden afectar a las poblaciones de algas nativas. Algunas especies ya están afectadas por el cambio climático y la presencia de estos herbívoros puede agravar su situación”, advierte Rafael Bañón, que también refiere la falta de estudios al respecto. Hasta ahora, solo se ha llevado a cabo uno en Cíes liderado por investigadores de la Universidad de A Coruña y que constató los efectos en los bosques de laminarias de la voraz salema, la especie herbívora que ya existía en Galicia pero cuya presencia ha ido en aumento. El incremento de las temperaturas también ha traído hasta aguas gallegas el peligroso pez globo, cuya ingesta es mortal para el ser humano: “De momento, aquí aparecen muy pocos ejemplares, pero en el Mediterráneo cada vez son más frecuentes y ya hay carteles avisando de que no se comercialicen ni se consuman”.