Las exenciones fiscales en las herencias llevan a más de 160.000 gallegos a testar en vida

Desde la reforma de Facenda en 2016, más de 250.000 contribuyentes esquivaron el fisco con pactos sucesorios

El año posCOVID batió el récord con el cuádruple de casos que antes del cambio

Firma de un testamento en un notario. |   // R. CUGAT

Firma de un testamento en un notario. | // R. CUGAT / R. Prieto

Galicia es desde 2016 una de las islas en el mapa tributario del impuesto de Sucesiones. Desde ese año, las exenciones fiscales aprobadas por la Xunta permiten tener una factura fiscal cero para los legados inferiores a 400.000 euros —excluyendo la vivienda habitual— en línea directa (padres-hijos, abuelos-nietos y cónyuges). Como consecuencia de esta reforma, el número de contribuyentes que pidieron cita en el notario para partir ya algunos de sus bienes han ido a más año tras año. En este periodo, 2016-2023, fueron más de 161.000 los llamados pactos sucesorios escriturados, según datos del Colegio Notarial de Galicia, y más de 252.000 los contribuyentes en la comunidad que recibieron una herencia en vida de sus familiares sin tener que pagar ni un solo euro a la Agencia Tributaria.

“Total, tenía que hacerlo el día de mañana, haciéndolo ahora en vida se evita el pago de sucesiones, que, seguramente, está a la vuelta de la esquina la imposición de un tipo fijo para todas las comunidades”, apunta una familia de Ourense que en plena pandemia tomó la decisión de legar ya parte de su patrimonio a sus dos hijos.

El bum de las herencias en vida se produjo con el estallido del COVID en 2020, coincidiendo con la ampliación ese año de las bonificaciones fiscales para los testamentos de hasta un millón de euros, y ante los movimientos del Ministerio de Hacienda para armonizar el impuesto de Sucesiones en el mapa nacional con el fin de poner fin a la brecha fiscal entre comunidades, La revisión propuesta por el Gobierno de Sánchez con la fijación de un mínimo común en todas las comunidades, tumbando así las exenciones fiscales aprobadas en Galicia en 2016 y ampliadas en 2020, movilizó a miles de contribuyentes gallegos a testar en vida ante el temor de tener que volver a rendir cuentas con la Agencia Tributaria por decir sí a las herencias de sus padres o cónyuges.

Desde que hace ocho años entraron en vigor las primera exenciones fiscales de la Xunta en el impuesto de Sucesiones, en 2016 el Tribunal Supremo también dictó una sentencia por la que exime del pago del IRPF las herencias en vida en la comunidad, el ejercicio récord de transmisiones de legados inter vivos fue 2021, 25.859 pactos sucesorios registrados ante notario y 42.100 herederos beneficiados.

En la actualidad Galicia, junto con Cantabria y Andalucía, es la comunidad con más bonificaciones fiscales en el impuesto de Sucesiones. Hasta enero de 2016, un contribuyente gallego tenía que desembolsar por este tributo hasta 20 veces más que en otras autonomías. Un ejemplo basta para conocer el impacto tributario que tenía el gravamen en Galicia antes de la reforma de la Consellería de Facenda: un heredero que recibía dos pisos y 30.000 euros en metálico debía afrontar el pago de unos 27.000 euros frente a los apenas 1.200 que tendría que abonar por ese mismo legado un contribuyente afincado en Madrid. Con las bonificaciones de hace cuatro años, por ese legado la factura de Sucesiones es cero y el heredero solo debe asumir el impuesto de plusvalía municipal.

Con el estallido del COVID, la incertidumbre generada despertó la necesidad de planificar la sucesión. Y con los pactos sucesorios, se cumplen los deseos de padres y abuelos de contribuir a que sus hijos y nietos inicien su vida independiente o empresarial. Pero además, según destacan desde el Colegio Notarial de Galicia, las transmisiones en vida están en el “acervo político gallego”. Y la guinda del pastel es la reforma fiscal que cocina Hacienda para tumbar las exenciones al impuesto de Sucesiones que se ha convertido en los últimos años en “un estímulo para padres y abuelos, ya que es un incentivo fiscal”.

El balance récord de herencia en vida alcanzado en 2021 casi cuadruplica las cifras previas a la reforma fiscal de la Xunta. Antes de 2016, los pactos sucesorios escriturados se movían entre los 6.000 y 7.000 anuales, y los herederos que recibían una mejora o apartación en vida eran entre 11.000 y 12.000.

En los dos últimos años se produjo, por primera vez desde que se aprobaron las bonificaciones en Sucesiones, un descenso de los pactos sucesorios. Así, en 2022 los notarios registraron en Galicia 21.780 herencias en vida y el año pasado cayeron hasta poco más de 20.300, lo que supone un descenso de casi el 7%. En el caso de las autoliquidaciones de las transmisiones inter vivos, en 2023 fueron 30.445 y el ejercicio anterior algo más de 34.000.

El grueso de las herencias en vida escrituradas desde 2016 en la comunidad proceden de contribuyentes de A Coruña (63.847, el 40% del total) y Pontevedra (61.218, el 38%), seguidas de lejos por las registradas en notarías de Lugo (20.400) y, finalmente, de Ourense (15.671).

La Xunta espera recaudar este año por el impuesto de Sucesiones 147 millones

Pero en Galicia no solo los grandes patrimonios, aquellos que superan el millón de euros, tienen que rendir cuentas con el fisco haciendo frente al pago del impuesto de Sucesiones. También hay contribuyentes de clase media que no se escapan de la factura tributaria cuando reciben una herencia. Son aquellas que no son de familiares directos. Es decir, por aceptar el testamento de tíos, hermanos, primos o amigos toca pagar. Y resulta especialmente gravoso, de ahí que muchas de estas herencias sean finalmente rechazadas, ya que el importe al que hay que hacer frente solo compensa si el finado ha dejado un suculento botín en sus cuentas bancarias.

Un ejemplo da cuenta de la carga tributaria para las herencias de parientes lejanos: al menos 32.000 euros en el impuesto de Sucesiones por el piso de un tío valorado en 150.000 euros. En este 2024, Facenda prevé ingresar por el impuesto de Sucesiones 147 millones, una cifra ligeramente inferior a la recaudación alcanzada el año pasado (150,2 millones). En 2021, las herencias reportaron a las arcas autonómicas 133,8 millones, un volumen que se elevó un 8% el ejercicio siguiente (144,3 millones). En plena campaña del 18-F, Alfonso Rueda prometió bonificaciones fiscales para herencias de hermanos, tíos y otros parientes.

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