La Xunta advierte del mal estado del agua en el 24% de los ríos y tramos de costa

Casi 190 masas fluviales y marítimas suspenden por su situación química o ecológica | La concentración urbana, el peso del suelo industrial y agropecuario influyen negativamente

Acumulación de lodo en el puerto de Miño que impide los movimientos de barcos en bajamar, en una imagen de noviembre. |   // LA OPINIÓN

Acumulación de lodo en el puerto de Miño que impide los movimientos de barcos en bajamar, en una imagen de noviembre. | // LA OPINIÓN / REDACCIÓN

Paula Pérez

Casi una de cada cuatro masas de agua no llega al aprobado en Galicia. Es el diagnóstico de la Xunta previo a la elaboración de su nuevo Plan de Saneamiento. Así, tras analizar el estado químico y ecológico de las aguas de la totalidad de las cuencas hidrográficas que nutren al territorio gallego concluye que hay 188 tramos de río, costeros y lagos que se encuentran en una situación “peor que buena”. La proximidad de aglomeraciones urbanas, suelo industrial o agropecuario son factores que afectan a la calidad de estas aguas.

El pasado 22 de marzo fue precisamente el Día del Agua, un bien que empieza a ser escaso en algunas zonas y que, por encima, está sometido a muchos impactos que pueden terminar contaminándolo. De ahí, la importancia de mejorar los sistemas de saneamiento y depuración para evitar estos perjuicios.

Según el análisis de la Vicepresidencia Segunda y Consellería de Medioambiente, la Cuenca Galicia-Costa, que ocupa la totalidad de la provincia de A Coruña, la mayor parte de Pontevedra y extensiones menores de Lugo y Ourense, tiene el mayor número de masas de agua en mal estado. Son un total de 116, el 22 por ciento de los tramos de ríos y costeros de esta demarcación hidrográfica que gestiona la Xunta.

Estado global de las masas de agua en Galicia.

Estado global de las masas de agua en Galicia. / L.O.

En la Cuenca del Miño-Sil, que abarca la parte más oriental de la comunidad, las masas de agua que no se encuentran en buen estado son 55, que equivalen al 26 por ciento de todas las gestionadas por esta confederación. Sin embargo, porcentualmente las aguas de peor calidad son las de la Cuenca del Duero (el río Tera, que atraviesa Zamora, nace en Pena Trevinca). De los 21 tramos de río evaluados en la parte gallega de esta demarcación solo 4 están en una situación óptima. Es decir, el resto, el 81 por ciento, no llega al aprobado.

Por último, también hay ríos en Galicia dependientes de la cuenca del Cantábrico y que son los que presentan un mejor estado. Pues de las 34 masas de agua de esta demarcación ninguna suspende los baremos de calidad.

Si se analiza la distribución de estas masas de agua por sistemas de explotación —que es la agrupación de las masas de agua que dan abastecimiento a determinadas aglomeraciones urbanas– donde más se concentran las masas de agua en mal estado es, por un lado, en el río Tera, y en segundo lugar, en el río Ulla y la ría de Arousa, con una treintena de tramos de río y marítimos en una situación “peor que buena”.

El Miño también tiene un elevado número de tramos en mal estado: quince en su parte alta (hasta la confluencia de este río con el Sil en Os Peares) y otros dieciséis en su parte baja, que llega hasta la desembocadura. Tal y como analiza la Xunta el problema principal está en las presiones que soportan estas masas de agua tanto poblacionales como por la concentración de actividades industriales o agrícolas. Así, por ejemplo, el río Mero-Arteixo-Ría da Coruña, junto al Verdugo-Lérez-Ría de Pontevedra, son los que más densidad de población soportan.

La Xunta concluye que “los indicadores de densidad de población son superiores en general en las masas de agua que no alcanzan en buen estado”. Así, los tramos de río, lago y marítimos identificados por no alcanzar un estado óptimo tienen el doble de densidad de población respecto a aquellos que sí están en buen estado.

En cuanto a la actividad industrial hay una mayor concentración en torno al eje atlántico y en la proximidad de las grandes ciudades. De hecho, hay un total de 10 masas de agua rodeadas de una superficie con un porcentaje de suelo empresarial superior al 10 por ciento. Y de ellos hay cuatro donde las aguas no alcanzan el estado óptimo. Son el embalse de Rosadoiro, en Arteixo; el Rego de Campos, de Beneiron o Mesoiro, en A Coruña; el Rego Seco o Freixeiro, en Narón; y el Rego da Gándara, en Cambre.

La presencia de suelo agropecuario puede influir también en el estado de las masas de agua “bien de forma directa, cuando existe conexión de las actividades a las redes de saneamiento y depuración, bien de forma indirecta, por contaminación difusa provocada por el uso de fertilizantes y abonos”, explican en el documento de diagnóstico del Plan de Saneamiento de Galicia.

Según su análisis, hay diez masas de agua situadas en áreas donde más del 60 por ciento de su suelo está destinado a actividades agropecuarias. Y de ellas, seis se encuentran en mal estado, concentrándose especialmente en la zona de A Limia.

Se trata del Río Maronas o de Santa Marina, en Mazaricos; rego da Carballa, en A Laracha; rego do Prado, en Trazo, un tramo del río Nocelo y el río Limia, en la zona de Xinzo; y el río Loio, en Portomarín y Paradela (Lugo). “Parece que la actividad agropecuaria influye en el estado de las aguas al margen del saneamiento y depuración, como ocurre en la cabecera del Miño, en la cuenca del Limia o en algunas cuencas que vierten al Ulla”, concluye el estudio.

Pero hay otro factor que también incide en la calidad de las aguas y que la Vicepresidencia Segunda y Consellería de Medio Ambiente analiza en su informe: la permeabilidad de los suelos.

Cuanto más impermeables sean los suelos, menos se filtra el agua de la lluvia que permite recargar los acuíferos y aumenta el riesgo de escorrentías hacia los ríos y el mar, lo que afecta a su equilibrio hídrico.

En Galicia hay 18 masas de agua rodeadas de suelo con un 20 por ciento de su superficie impermeable y once, de estos tramos de río y costa, están en un estado “peor que bueno”.

Por último, la Xunta advierte que hay que tener en cuenta “el grado de dilución” en el agua de las cargas contaminantes. En función del caudal circulante y de los habitantes que vierten a las redes de saneamiento y depuración, esta polución se diluye mejor o peor. Según la Xunta, la zona de A Limia y el interior de la provincia de Pontevedra tienen condiciones de dilución mala en época de estiaje (de abril a junio) y deficiente en condiciones de caudal con un nivel medio.

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