Riesgos y retos

Irene Bascoy

Un presidente que asume riesgos, una líder de la oposición que no se quita el traje de presidenciable y un tercero en discordia que busca su sitio. Este podría ser el resumen de la segunda jornada del debate de investidura de ayer, que se cerró con la elección de Alfonso Rueda como titular del Ejecutivo autonómico con los 40 votos del Partido Popular

Rueda, con la fuerza que le otorga el haber recogido casi el 48% de los votos el 18-F, empieza a soltar lastre de la herencia de Feijoo y diseña su propia senda. Y en esa hoja de ruta decide que la captación de proyectos industriales estratégicos para impulsar el crecimiento económico de Galicia será competencia suya. Por ello, creará una oficina al respecto que dependerá directamente de su Presidencia. Si hay logros, los éxitos serán imputables al líder del PPdeG. Si el balance es magro o nulo, la oposición irá a degüello contra él, sin conselleiro interpuesto que pare los golpes. Es un signo de arrojo por su parte.

Ana Pontón fue al debate a dejar claro que ella y solo ella es la alternativa. Continúa en papel presidenciable, una estrategia que tan buenos resultados electorales le dio en febrero. Su gran reto es que en los próximos cuatro años no se desinfle la corriente de ilusión y esperanza que generó en la última campaña.

José Ramón Gómez Besteiro busca su sitio, en una confrontación en arranque muy polarizada entre PP y BNG. Debe liderar la remontada del PSdeG desde los nueve escaños que ahora atesora, y sabiendo a sus 56 años que este es un proyecto a medio -largo plazo que exige una ardua e ingente tarea, y que a lo mejor no es él quien capitaliza el éxito del trabajo arreo que tiene por delante el PSOE gallego.

¿Y los pactos ofertados por PP y oposición? Pues, tal como estaba previsto, cayeron en saco roto. Eran un brindis al sol, tanto por parte de Rueda, como de Pontón y de Besteiro. No había voluntad de consenso y el tono y el fondo de sus discursos así lo denotaban. Una mera formalidad.

Y termino con una propuesta para el presidente del Parlamento, Miguel Santalices. Que prohíba los papeles en al tribuna de la Cámara. Las intervenciones de los políticos ganan puntos cuando no leen los discursos escritos por otros.

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