La Xunta impulsa un sistema de vigilancia para medir la sostenibilidad del turismo

Considera urgente analizar los impactos de los visitantes para “detectar puntos críticos”

Grupo de turistas en la plaza de O Obradoiro.   | // ANTONIO HERNÁNDEZ

Grupo de turistas en la plaza de O Obradoiro. | // ANTONIO HERNÁNDEZ / Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

“Turismofobia”, reza una pintada en una calle aledaña a la Catedral de Santiago, donde varios edificios han sido rehabilitados para destinarlos a apartamentos vacacionales. Mientras, los pisos turísticos proliferan en Galicia, donde crecieron un 56% en un año y añaden un nuevo debate sobre los problemas de acceso a la vivienda. Y muchos ciudadanos del centro de Compostela se quejan del cierre de ultramarinos y bares tradicionales para abrir negocios centrados en los visitantes.

El debate en torno al impacto de un turismo masivo se aviva a medida que la comunidad bate récords. El año pasado, por ejemplo, recibió siete millones de visitantes, evidenciando la inyección económica de esta actividad, pero también las vertientes negativas que causa. La Xunta, que siempre ha celebrado superar cada ejercicio los datos previos de turistas, quiere ahora establecer un sistema de control para medir la sostenibilidad de esta actividad, especialmente en un contexto de crisis climática y transición energética hacia una sociedad que genere menos emisiones de gases contaminantes y menos residuos. Este contexto “hace urgente pensar y articular nuevos enfoques para el futuro del turismo en Galicia y, en paralelo, configurar nuevas herramientas de medición de la actividad y sus impactos y consecuencias” y así “detectar puntos críticos y realizar ajustes en el modelo”.

La Axencia de Turismo quiere contratar a una empresa para que diseñe un “sistema de observación integral de la sostenibilidad turística de Galicia”, que estaría operativo a finales de 2026 si el contrato, licitado por 114.000 euros, se adjudica este año.

Contrataciones en el sector y unos ingresos que baten marcas históricas, pero también la proliferación de pisos turísticos lastra todavía más el acceso a la vivienda. Locales a reventar, pero también una presión sobre las reservas de agua y los centros de salud en veranos donde la población en algunas zonas se triplica. Son la cara y la cruz del turismo masivo que la Xunta quiere medir de manera más concreta y, sobre todo, desde una perspectiva que integre parámetros ambientales, sociales y económicos monitorizando destinos turísticos de la comunidad con los siguientes niveles: Galicia, áreas turísticas o geodestinos, caminos de Santiago, tramos y etapas de estas rutas, concellos y puntos turísticos.

El sistema que quiere adquirir medirá tres tipos de sostenibilidad. Por un lado, la ambiental, registrando datos sobre consumo de agua, emisiones de carbono y otros gases contaminantes, residuos, impacto sobre el paisaje y el uso del suelo y la energía, “en particular la dependencia de los combustibles fósiles”, reza el pliego del contrato. Por otro lado, analizará la sostenibilidad económica. Este punto recogerá datos sobre los beneficios económicos de la actividad, detallando su distribución a nivel “territorial, social y generacional”, así como demanda, gasto y rentabilidad, mercado de trabajo, estacionalidad… Además, quiere detallar las “externalidades negativas” del turismo, como “la presión sobre las condiciones laborales del resto de la economía, el mercado de la vivienda, la tensión de los precios…”. Por último, analizará la sostenibilidad social, con datos sobre accesibilidad, perspectiva cultural, impacto sobre el patrimonio, integración en la sociedad local y así calibrar si existe o no turismofobia, e innovación, entre otras cuestiones.

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