La pobreza eleva el gasto farmacéutico en Galicia: los colectivos vulnerables toman más medicinas

El consumo de fármacos sube en un año un 11% entre los gallegos con menos recursos

Las clases bajas tienen peor salud: dieta deficiente, menos calidad de vida y trabajos más duros

Medicamentos almacenados en una farmacia.

Medicamentos almacenados en una farmacia. / L. O.

Paula Pérez

No solo el envejecimiento eleva la factura farmacéutica de Galicia. La pobreza también sube el gasto en fármacos. Y es que el dinero igual no da la felicidad pero sí facilita tener una mejor salud. En cinco años el desembolso farmacéutico en Galicia se disparó un 18 por ciento. ¿Significa esto que los gallegos tomamos más medicamentos? No todos. Donde más crece el consumo de medicinas es entre los colectivos más vulnerables y los trabajadores con menos ingresos, mientras que, por ejemplo, baja entre los pensionistas con rentas medias y altas.

Con datos del Sergas el Consello de Contas analiza los pormenores del gasto farmacéutico en Galicia. En 2022 cada gallego consumió de media 27,8 envases de medicamentos, lo que supone un 4,8 por ciento más respecto al año anterior.

Gasto farmacéutico en Galicia

Gasto farmacéutico en Galicia / Hugo Barreiro

Los que más fármacos toman son los pensionistas con rentas inferiores a 100.000 euros —57,6 envases en un año—, lo cual es lógico debido a que el envejecimiento acarrea más patologías. Sin embargo, entre estos jubilados el consumo de fármacos bajó un 2,9 por ciento en un año.

¿Y dónde sube entonces? En dos colectivos. Por un lado está el grupo donde se sitúan los pacientes más vulnerables y que está eximido del copago farmacéutico. Aquí se incluyen personas sin recursos que perciben la renta de integración o el ingreso mínimo vital, gallegos con discapacidad, parados que perdieron el subsidio por desempleo o pensionistas con rentas inferiores a 11.200 euros. De media consumieron 52,9 envases al año —cifra muy próxima a lo que toman los jubilados de rentas medias—, pero, en este caso, se registra un incremento anual de casi el 11 por ciento.

Y mayor fue el aumento registrado en el colectivo de trabajadores en activo con ingresos anuales inferiores a los 18.000 euros anuales. Tomaron 12,3 envases en un año de media, pero esto supone un 13,7 por ciento más que en 2021.

Mientras, en el grupo de trabajadores con rentas entre los 18.000 y los 100.000 euros el consumo de medicamentos creció, pero solo un 1,8 por ciento. Y, entre quienes ganan más de 100.000 euros anuales, por el contrario, baja un 7,2 por ciento el uso de fármacos.

“Si se tienen pocos recursos se toman más fármacos. La salud de la gente con menos dinero siempre va a ser peor”, asegura el portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar, Jesús Sueiro.

Así, apunta a que hay mayor prevalencia de ciertas patologías en colectivos vulnerables. Por ejemplo, señala, el tabaquismo es “más frecuente en gente con peor nivel cultural”. “Se suele decir que fumar es de pobres, la gente con nivel económico alto no fuma tanto”, apunta. Y lo mismo pasa con el alcoholismo. Por otro lado, está la alimentación. “Comer bien es caro. Lo barato es la comida basura”, apunta Sueiro.

Así, hay una mayor prevalencia de la obesidad entre las personas con menos recursos. Y esto está asociado a patologías como la diabetes o la hipertensión.

Pero además de la dieta está el “estilo de vida, la calidad de la vivienda o el tipo de trabajo”. “Todo influye en nuestra salud”, señala. Así, según explica, no tendrá los mismos problemas “una persona que es juez que otra que trabaja en una cantera y podrá sufrir con los años, por ejemplo mayores dolores de espalda”, aclara.

Según los datos del Consello de Contas, más de 480.000 gallegos están incluidos en el grupo exento de abonar copago en la compra de fármacos al estar considerados colectivos vulnerables. Son el 18,5 por ciento. Es decir, no solo consumen más medicamentos sino que acaparan una parte importante del gasto puesto que el sistema público les sufraga el cien por cien del coste de los medicamentos. Así cuatro de cada diez euros de la factura en recetas del Sergas la acapara este grupo exento del copago, mientras que otro 42 por ciento lo copan los pensionistas que ganan hasta 100.000 euros, que suman 479.516 (el 18,4 por ciento del total).

El coste farmacéutico para las arcas públicas por ciudadano asciende a 357 euros, pero esta cifra se duplica en el caso de los colectivos vulnerables pues se eleva a 757 euros, lo que además supone un incremento del 11 por ciento respecto a un año antes. Entre los pensionistas con rentas por debajo de los 100.000 euros el gasto medio se sitúa en 807 euros, pero baja un 2,1 por ciento.

Los gallegos aportan un copago anual de 78 millones de euros por medicamentos

Los medicamentos dispensados por la sanidad pública están sujetos a un copago por parte del paciente que varía según las circunstancias de cada persona. Así, los colectivos vulnerables están exentos de pagar. Los pensionistas con rentas de hasta 100.000 euros aportan el 10 por ciento del precio del fármaco, los trabajadores con ingresos inferiores a 18.000 euros ponen el 40 por ciento, los ocupados con sueldos entre 18.000 y 100.000 euros abonan el 50 por ciento y los empleados o jubilados que reciban más de 100.000 euros al año desembolsan el 60 por ciento. En el ejercicio 2022 los usuarios aportaron en total 78 millones de euros para el copago de medicamentos. De media cada gallego se gasta 37 euros al año en fármacos recetados por su médico. El mayor desembolso por cabeza se corresponde con los trabajadores y pensionistas más ricos: 59,1 euros. En segundo lugar, están los jubilados que ingresan menos de 100.000 euros anuales con 53,4 euros y, por último, los trabajadores con entre 31 y 33 euros.

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