Turismo rural: un escollo en la senda de recuperación en 2023

Viajeros y noches se reducen y no llegan a los valores preCOVID | Los gallegos pierden peso en la demanda: apenas el 26%

Peregrinos a caballo en Valga

Peregrinos a caballo en Valga

C. Villar

Si los hoteles gallegos cerraban el año pasado con ingresos récord derivados de contar con un mayor número de viajeros, más pernoctaciones y una subida en las tarifas, para el turismo rural el de 2023 ha sido un ejercicio de traspiés en el proceso de recuperación que venía registrando en 2021 y 2022 después de haber tocado fondo en 2020 por la irrupción de la pandemia. Según un informe de la Axencia Turismo de Galicia, con respecto a 2022, se produjo un comportamiento “negativo” de la demanda, con descensos tanto en el número de viajeros alojados —un 5,5 por ciento, apenas 200.000— como del total de noches —un 3,8%, hasta las 380.000— y las cifras siguen estando en valores por debajo de los que precedieron al COVID. Mientras Galicia pierde unas 15.000 pernoctaciones, en el conjunto de España ocurre al revés y el incremento es de un 3,7%.

En concreto, nueve autonomías sumaron más noches, aunque las tres que notaron más el empujón están fuera de la llamada España Verde: Andalucía, Castilla-La Mancha y La Rioja. Aun así, señala el documento, varias comunidades “competidoras” con Galicia arañaron también más pernoctaciones que un año antes, caso del País Vasco, Asturias y Castilla y León.

El estudio matiza que, dado que ese descenso de la demanda, medida en noches, se produce en un contexto de reducción y “ajuste” de la oferta disponible de “similar intensidad” —las plazas descendieron un 4,5%—, se da una “cierta estabilidad” en los datos de ocupación, que aguantaría en torno al 20,5% de media considerada Galicia en su conjunto. De hecho, este dato en particular superaría por muy poco el de 2019 y marcaría un “máximo”. Con todo, quedaría a mucha distancia de la ocupación en Baleares, líder con un 57% de media.

El principal cliente de los alojamientos rurales gallegos, expone el estudio, es el turista nacional —en particular, procedente de Madrid—, pero la parte correspondiente a la de los propios gallegos ha marcado un “mínimo” de la serie histórica, al representar solo un 26% de la demanda.

Por otra parte, y en relación a la ocupación hotelera en Galicia, en abril –que no contó con la ventaja de la Semana Santa, que cayó en marzo– se quebró la racha que llevaban enero, febrero y marzo de marcar máximos en la serie histórica de ingresos. En abril fueron 26,8 millones, un 7,6% menos que los alcanzados en 2022.

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