El precio al alza del cobre dispara los robos en Galicia: 20 al mes, un 80% más en cinco años

Los 238 registrados en 2023 en la comunidad gallega representan el 6% del mapa nacional

Es la cuarta autonomía, tras Castilla-La Mancha, Extremadura y Cantabria, con mayor repunte

Cobre intervenido el año pasado en Ourense en la operación ‘Filium’ con siete detenidos. |   // IÑAKI OSORIO

Cobre intervenido el año pasado en Ourense en la operación ‘Filium’ con siete detenidos. | // IÑAKI OSORIO

R. Prieto

Diez detenidos por 13 robos de cable telefónico en la comarca de Santiago. Hasta un total de 5,3 toneladas se llevaron de este crucial metal para la transición energética. El operativo llevado a cabo por los equipos Roca de la Guardia Civil permitió el pasado mes de mayo el arresto de estos ladrones, que formaban un grupo criminal itinerante especializado en la sustracción de tendido telefónico en el rural de toda España. Se desplazaban en furgoneta al punto elegido, cortaban el tendido en trozos de 1,60 metros, quemaban el material sustraído en zonas aisladas para deshacerse del recubrimiento y quedarse con la parte metálica y luego la vendían en chatarrerías de Portugal. Es uno de los últimos golpes policiales asestados al goloso negocio ilegal del cobre en Galicia debido al creciente precio del material.

Solo el año pasado fueron detectados en la comunidad un total de 238 robos de este metal conductor, un 3,5% más que el año anterior pero un 78% más que los 134 registrados hace un lustro, según las estadísticas del Ministerio del Interior. En el conjunto de España en 2023 hubo más de 4.000, un 71% más que hace cinco años (2.367). Con este balance, los robos cometidos en Galicia representan casi el 6% del conjunto del país y en la evolución del último lustro experimentan un repunte seis puntos por encima del registrado en el mapa nacional.

Tras Castilla-La Mancha, Cantabria y Extremadura, Galicia —empatada con Asturias— es la comunidad donde más aumentó la sustracción de este preciado metal en estos cinco años. En cifras absolutas, el mayor número de robos destapados el año pasado lo protagoniza Andalucía (884), seguida de Castilla-La Mancha (739), Madrid (470), Castilla y León (303), Aragón (290), Comunidad Valenciana (255) y Asturias (250). Y en el octavo puesto, se sitúa Galicia con 238, lo que supone una media de casi 20 cada mes.

En el periodo 2019-2023, fueron más de 14.000 los robos de este material detectados en España, de ellos un total de 843 cometidos en la comunidad gallega, que batió récord el año pasado. En 2019 se registraron 134, cayendo en 2020 a la mitad (70), pero desde 2021 hubo una tendencia al alza con 171 ese ejercicio, 230 el siguiente y 238 en año pasado.

Los datos recabados por Interior proceden los delitos detectados por la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Policía Foral de Navarra y los cuerpos municipales. Pero es la Guardia Civil la que practica el mayor número de operaciones contra este delito, ya que una gran parte de los robos se cometen en su demarcación.

Expertos de su Unidad Técnica de Policía Judicial advierten de ese “auge” en la sustracción, relacionado —apuntan— con el precio del cobre. “Si aumenta el precio del cobre, porque está habiendo más demanda, también lo va a hacer el número de delitos”, señalan en declaraciones a Efe. Incluso cuando en algún trimestre, este metal ha disminuido su precio, también lo ha hecho el número de hechos delictivos.

Detrás de estos robos, según apuntan fuentes policiales, están ciudadanos españoles y rumanos. Generalmente están al frente de grupos criminales que no siempre son estructurados. Empresas eléctricas y de telecomunicaciones son los principales blancos de estos robos. El beneficio del material sustraído es prácticamente “limpio”, ya que esté a lo que esté el precio del material, la inversión que hacen es mínima y se puede vender al coste que quiera, siempre que esté por debajo de la cotización.

Elección del lugar, robo en sí, limpieza del metal y venta. Es el modus operandi de los ladrones de cobre. En muchas ocasiones el robo se realiza de día, pero hay operaciones que se hacen por la noche. Es el caso de los integrantes de una banda desarticulada en diciembre pasado en Ourense y que durante un año robó 19,5 toneladas de cobre en carreteras provinciales de las comarcas de Xinzo y Monterrei. Los siete detenidos, cuatro de nacionalidad española y de etnia gitana y tres de nacionalidad portuguesa, actuaban siempre de noche, con ropa oscura y en zonas aisladas de núcleos urbanos.

Tres miembros del grupo se dedicaban a talar los postes de la luz directamente. Con una rebarbadora cortaban los postes de madera del tendido de la telefonía móvil y se llevaban todo el material para proceder al separado del cobre. La otra célula no talaba los postes, si no que con un gancho en un extremo de una cuerda cortaban el cable de cobre y después desde otro extremo lo volvían a cortar para despedazarlo en trozos más pequeños y marcharse lo más rápidamente posible.

¿Cómo evolucionará la demanda y el coste?

Casi a precio de oro. Este año, el cobre ha subido casi un 20%, alcanzando un récord de 11.000 dólares por tonelada. Pero lejos de quedarse ahí, el alza irá en aumento. De hecho, el coste de este mineral cotizado se cuadriplicará hasta llegar a los 40.000 dólares la tonelada en los próximos años. Esta situación se dará a medida que las reservas mundiales del metal se agoten por la creciente demanda.

¿A qué se debe que el precio esté en máximos? El encarecimiento se debe a la creciente demanda. En 2023, la producción total de las minas de cobre fue de unos 22 millones de toneladas métricas, frente a los 16 millones de 2010. S&P Global prevé que la demanda se duplicará, especialmente en Estados Unidos, China, Europa e India, alcanzando los 50 millones de toneladas métricas en 2035. El crecimiento previsto sugiere que la producción mundial alcanzará los 30 millones de toneladas métricas en 2036, suponiendo que la producción continúe al mismo ritmo.

Detrás de esta creciente demanda y, en consecuencia, de su precio, hay fundamentalmente tres factores: la transición hacia la energía verde, el augede los coches eléctricos y la expansión de la inteligencia artificial. Uno de los factores que influirá en el coste y y la escasez de oferta es la falta de inversión en la minería de metales básicos. La inversión en empresas mineras en 2022 fue casi un 50% inferior a la de 2010. Eso aplicado al cobre podría provocar un aumento del déficit en el suministro de cobre a partir de este año.

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