El improbable tren Santiago-Lugo

Tras tres décadas en el cajón, el Gobierno se abre a estudiar la puesta en marcha de una línea directa de ferrocarril entre la capital gallega y Lugo

Martín G. Piñeiro

El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible desveló recientemente que trabaja en la licitación de un estudio de viabilidad para evaluar una posible conexión ferroviaria directa entre Santiago de Compostela y Lugo, un proyecto que nunca pasó de la categoría de ocurrencia y que, como tal, dormía el sueño de los justos en los despachos de la Administración central desde los años 90 del siglo pasado. El BNG, que históricamente fue el partido que abanderó la idea, lo rescató ahora para llevarlo al Congreso, donde arrancó el compromiso del Ejecutivo central de que al menos lo analizará a través de un estudio específico.

Así lo confirmó en una respuesta al diputado nacionalista Néstor Rego fechada el pasado 24 de mayo, en la que no se ofrecen más detalles. La propuesta del Bloque, avalada también por algunos expertos ferroviarios, se basa en la necesidad de acabar con la anomalía de que Lugo sea la única ciudad sin conexión ferroviaria con la capital de Galicia. Y para evitar la construcción de una línea totalmente nueva que salve los casi 100 kilómetros que separan a ambas urbes, los nacionalistas apuestan por habilitar un by-pass entre las estaciones de Curtis y Ordes, que tendría una longitud de 27 kilómetros, mucho más asumible a nivel presupuestario.

Ese punto entre Ordes y Curtis es el más cercano entre las líneas de tren que van de Lugo a A Coruña y de Santiago a A Coruña, en una zona orográficamente benévola que permitiría una conexión que reduciría el viaje entre ambas ciudades a una hora y cuarto, según algunas estimaciones publicadas en el Foro del Transporte y el Ferrocarril.

Hoy en día, los compostelanos que quieran ir en tren a Lugo o viceversa tienen que hacerlo bien por Ourense o bien por A Coruña, en ambos casos con duraciones bastante superiores a las dos horas, por lo que la propuesta defendida por el Bloque supondría una rebaja sustancial de tiempos. Aunque sobre el papel la actuación parece avalada por la lógica, la conexión ferroviaria directa entre Santiago y Lugo sigue siendo, a día de hoy, una actuación bastante improbable y con demasiadas lagunas.

“Pérdida total de tiempo. Ni línea férrea Lugo-Santiago ni hay viajeros para ese recorrido. Lo necesario y urgente es poner al día el trayecto Lugo-A Coruña”, publicaba ayer mismo en un foro especializado el ingeniero gallego Luis Baamonde, experto en materia ferroviaria. Y en su reflexión apunta dos cuestiones claves que complican la viabilidad de la actuación Curtis-Ordes.

La primera es la baja demanda de viajeros generalizada entre dos ciudades que toda la vida dependieron de su conexión por carretera. Con la autovía A-54 a falta de únicamente dos tramos para completarse —tras años de retraso, eso sí— Lugo y Santiago estarán a menos de una hora en coche, un tiempo al que el tren directo ni se acercaría.

El otro hándicap que tiene la propuesta es que debe ir acompañada de una reforma sustancial de la línea Lugo-A Coruña, uno de los pocos oasis diésel de la red española, donde todavía no hay electrificación de la vía ni se espera a corto plazo.

Teniendo en cuenta ambos factores, a los que se suma el elevado coste de cada kilómetro de línea de ferrocarril de nueva construcción parece que el tren directo de Santiago a Lugo seguirá por ahora, únicamente, en los papeles.

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