La Opinión de A Coruña

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Anhida, un salvavidas de premio

El proyecto de la entidad para ayudar en el confinamiento, galardonado con el Muruzábal

Socios de Anhida, en una actividad en familia de la asociación. | // L. O.

De los innumerables efectos que se podían temer de un inédito confinamiento por aquel 14 de marzo, destacaba entre la población más sensible el prototipo de usuarios de la Asociación de Niños con Hiperactividad y/o Déficit de Atención (Anhida). La entidad se reinventó y para buscar el modo de ayudar a las familias y puso en marcha el Proyecto salud mental en la pandemia, algo que llegó para quedarse, que se ha consolidado y que acaba de ser reconocido con el Premio José Luis Muruzábal de Salud Mental que otorga el Consorcio As Mariñas.

El equipo de Anhida, tras la entrega del Premio José Luis Muruzábal de Salud Mental. | // LA OPINIÓN

Las cerca de 300 familias socias de Anhida se encontraban en riesgo de que sus chicos con TDAH, al verse encerrados 24 horas con sus familias y privados de sus rutinas y terapias, sufrieran “muchos problemas, trastornos asociados y ansiedad; cosas que, de no tratarlas, podían dificultar la vida diaria”, explica el coordinador del área educativa de Anhida, Juan Ramos. “Ahí empieza el proyecto. Empezamos a buscar el modo de poder seguir ayudando a todas estas familias”, cuenta. Después de “un tiempo de ensayo-error”, encontraron un modelo que permitía mantener la asistencia a nivel psicológico individual a los usuarios que ya trataban, “echar una mano en todo lo académico” y ofrecer “herramientas de comunicación asertiva y regulación emocional para hacer más llevadero el confinamiento en familia”, explica Ramos.

Mantener ciertas rutinas y el contacto con los profesionales que trabajan con ellos e incluso con los miembros de sus grupos resultó clave, apunta el coordinador. Además, los trabajadores de Anhida comenzaron a elaborar contenido digital que subían a un blog y a YouTube, como Los directos de los jueves, en colaboración con entidades y especialistas del mundo de la educación, que seguían tanto socios de la entidad como usuarios de toda España y Latinoamérica. Y ofrecieron también formación para el profesorado, todo online. La adaptación de recursos al formato digital es la parte que ha llegado para quedarse, explica el técnico.

Celebra que, lejos de registrar problemas importantes, “no se empeoró, que lo que se buscaba” dadas las circunstancias. Asegura no contar con una evaluación muy fidedigna porque “la gente tiende a ser muy agradecida y el que hubiese alguien allí para escucharlos en un problema y decirles ‘hazlo de este modo’, o el poder conectarse a en directos con la gente que veían a diario, ya era de ayuda para ellos”.

“Creo que nos dieron una gran lección, los niños y adolescentes, que lo llevaron mejor incluso que muchos adultos”, asegura Ramos. Destaca que resultó crucial la existencia de un vínculo previo.

¿Y si hubiera un nuevo confinamiento y, esta vez, sin internet? “Pues habría volver a reinventarse. Lo primero, y lo más importante, es tratar de validar las emociones que están sintiendo sus hijos e hijas y explicarles que es normal. Y, a partir de ahí, trataría de aprovechar todo el tiempo que se está con ellos para hacer y compartir cosas en familia y evitar echar en cara todo lo que no nos decimos durante el curso. Centrarse en el tiempo en familia que hemos tenido la suerte de poder vivir”.

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