Pablo Mariño | Escritor, autor de ‘O arrecendo das noites de vésperas’

“Antes de las fiestas de Pastoriza, subía al santuario a oler el ambiente”

“Hay quien lee una novela en tres días porque le engancha, pero pienso que un atracón de poesía no tiene mucho sentido”

El escritor arteixán, Pablo Mariño, con su nuevo poemario.   | // LOC

El escritor arteixán, Pablo Mariño, con su nuevo poemario. | // LOC

Daniel Abelenda Lado

Daniel Abelenda Lado

El escritor arteixán Pablo Mariño se atrevió tras la pandemia a publicar su primer poemario. Ahora, unos años después, ha decidido plasmar en O arrecendo das noites de vésperas, su segunda obra, los textos, ideas y sensaciones que quiere dedicar a personas, lugares y alrededores de su vida en Pastoriza. Reflexiona sobre pequeños momentos previos a hitos que suceden en la vida de todas las personas. Ayer presentó su obra y firmó ejemplares en el paseo fluvial.

¿A qué huelen las vísperas?

Esto viene de 2020. Esta es una sensación que tenemos en la antesala de algún evento. Es ese gusanillo que tenemos el día antes de grandes cosas, como la boda de un hermano o el día que el Dépor gana la liga. Hablo de las sensaciones que tenía el día antes de las fiestas de Pastoriza, cuando estaba en la comisión. Aparecen varias personas a las que también les dediqué.

¿Se piensa demasiado en los momentos importantes y se repara poco en los momentos previos?

Es más bonito lo que se siente antes. Las emociones son grandes, generalmente positivas. Es la proyección de lo que va a pasar. Yo lo firmo en el reverso. La ilusión por las cosas que quieres que ocurran.

¿Aunque la realidad no se ajuste totalmente a las expectativas que uno se genera?

Efectivamente. A mí me pasaba cuando organizaba cosas en Pastoriza. Yo participé durante varios años en la organización de las fiestas. Traíamos a orquestas potentes a actuar. La noche antes de las fiestas de Pastoriza, subía al santuario a oler el ambiente. En la soledad, miraba al pueblo y comprobaba qué sensaciones me daba. Olía a fiesta, me transmitía que todo iba a salir bien.

Ha plasmado en versos esas sensaciones que apenas tienen palabras para definirlas.

Ese es el encanto: llegar a definir situaciones que, si intentas describir, resulta muy complicado. Llegado el momento de la ensoñación y la proyección imaginaria, sale solo.

Elaborar un poemario requiere su tiempo.

Es un proceso, igual que leerlo. Hay quien lee una novela en una en tres días porque le engancha, pero pienso que un atracón de poesía no tiene mucho sentido, aunque me encanta que me lean como quieran. Este libro lo estructuro en tres partes: dedicatorias a personas con nombre y apellidos, el paso del tiempo y cinco textos pequeños narrados. Hablo de mis abuelos, de una anécdota que me contó mi madre de la posguerra o una hipotética amante en el castro de Pastoriza hace 2.000 años.

¿Por qué reserva en el libro espacios en gris, “eivas narrativas”?

Mi hermana mayor escribía notas en los libros. Tenía escritos con flechas en un poemario de Manuel Machado, el hermano de Antonio. Hace los libros más interactivos, así que decidí dejar esos espacios para que los lectores puedan tomar notas y hacer comentarios. Dejé mi correo electrónico en la parte final por si me los quieren compartir.

También incluye dibujos.

Son de mis hijos y de algunos amigos suyos. Se trata de que el lector relacione cada uno con un poema del libro. No tiene por qué ser el mismo para todos. Además, incluyo la letra del himno de la Asociación O Grilo, que elaboré hace unos años, y una poesía sobre el invierno que hicieron todos los compañeros de la clase de mi hijo.